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Tiburón 5 y otras secuelas absurdas que se hicieron sin permiso

Secuelas en el cine hay muchas. Incluso muchas de ellas mejoran la película original. Obviamente también, hay secuelas muy malas, productos horribles que no sabemos como pudieron salir adelante. Y luego están las “otras” secuelas. Este es el grupo de películas que se hicieron “porque sí”, sin permiso alguno.
Lo cierto es que no todas las secuelas son tratadas con el mimo y reverencia que deberían. Es más, a veces las cuestiones sobre los derechos u otros factores legales no tienen ninguna importancia para los directores decididos a llevar a cabo una secuela.
El resultado, como podemos imaginar y ahora veremos en los trailers, es que muchas de ellas son difíciles de encasillar incluso como película de serie “b”. Empezamos:

Raging Bull 2



Hacer una secuela está bien, pero si vas a hacer una secuela de un clásico del cine como fue la obra de Scorsese debes intentar hacer algo digno.

Claro que si eres el propio Jake LaMotta, el pugilista en la vida real al que daba vida De Niro, la cosa cambia. En el 2012 LaMotta firmó un acuerdo para adaptar su libro, Raging Bull 2, para una película producida por RB II Productions.

Esto era aparentemente una violación de un acuerdo que hizo LaMotta con MGM para la original, el cual concedía al estudio el derecho a negarse para una posible secuela.

En el 2012 MGM archivó la demanda y los productores de la secuela acordaron cambiar el título a The Bronx Bull y decir públicamente de que no tenía nada que ver con la original. La película acabó lanzándose en vídeo en el 2017.

Easy Rider: The Ride Back

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