Mark Saltzman es ingeniero biomédico. Cuando nació su primer hijo, este investigador de la Universidad de Yale
comenzó a desarrollar una crema de protección solar más eficaz y segura
para su retoño. El resultado de ese trabajo es la primera crema solar
con nanopartículas.
Las cremas
solares invisibles funcionan dejando una fina película química al
secarse sobre la piel. Esta película contiene sustancias que bloquean la
radiación ultravioleta para que no nos queme durante un tiempo. Hasta
ahora es el método más eficaz que se conoce para evitar quemaduras
solares cuando nos exponemos al sol. Sin embargo, tiene un
inconveniente. La piel absorbe parte de los químicos utilizados en la
elaboración de estas cremas. Algunos estudios han hallado los compuestos
de las cremas de protección solar en la leche materna o en la orina, y
no falta quien se cuestiona su salubridad.
El objetivo
de Saltzman y su equipo era dar con una crema solar que no penetrara la
piel. Esa solución la han encontrado en la nanotecnología. El equipo de
Yale ha creado una crema solar cuyas partículas tienen solo entre 1 y
100 nanómetros. En teoría, su tamaño las debería hacer más fáciles de
absorber, pero no es así. La razón es que Saltzman y su equipo las han
diseñado para que se adhieran a la queratina que forma la epidermis. En
otras palabras, una vez se adhieren a la piel ya no pasan a las capas
inferiores por lo que el organismo no las absorbe.
Cada una de
estas partículas contiene una pequeña cantidad de los mismos químicos
usados en las cremas normales para bloquear la radiación ultravioleta,
pero su tamaño hace que se distribuyan con una eficacia mucho mayor
hasta el punto de que la crema protectora con nanopartículas solo
necesita un 5% de la cantidad de sustancias protectoras presente en las
lociones convencionales.
La
piel de un ratón después de usar la crema (derecha) y sin usarla
(izquierda). El color rosa marca el daño celular por la radiación UV.
Sus
químicos no se absorben, y de hecho tiene solo un 5% de las sustancias
de otras cremas. ¿Alguna ventaja más? Sí, las nanopartículas se adhieren
tan bien a la piel que su efecto protector dura hasta cinco días y es
resistente al agua. Para eliminarla, bastaría frotarnos con una toalla o
ducharnos con normalidad. Su única incógnita es que no se ha estudiado
como interactúan estas nanopartículas al liberarse en el medio ambiente
después de usarlas.
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