Boyd, quien recibe financiamiento de investigación de Lockheed Martin, destaca que estas nuevas amenazas incluyen modelos balísticos modernos, misiles de crucero y la emergente categoría de misiles hipersónicos, todos los cuales requieren un enfoque defensivo completamente actualizado.
La implementación del Golden Dome presenta desafíos técnicos extraordinarios. El principal reto radica en la capacidad de interceptar misiles hipersónicos, que por su extrema velocidad y maniobrabilidad en diferentes capas atmosféricas representan un obstáculo formidable. Estos proyectiles vuelan en regiones donde ninguna otra aeronave puede operar, lo que exige el desarrollo de sensores altamente especializados.
La arquitectura del sistema requerirá una red global de sensores distribuidos geográficamente que cubran todas las fases de vuelo de los misiles. Esta infraestructura integrará plataformas terrestres, marítimas, aéreas y espaciales para ofrecer una visión completa de las trayectorias de las amenazas.
La incorporación del Golden Dome a la infraestructura defensiva actual de Estados Unidos, que incluye sistemas como el Patriot o el NASAMS, será determinante. Aunque estas plataformas ya despliegan un conjunto de sensores e interceptores contra amenazas convencionales, carecen de capacidad frente a los misiles hipersónicos, que requieren una respuesta más sofisticada. Los expertos señalan que las tecnologías para interceptar eficazmente estos proyectiles aún están en desarrollo.

El panorama internacional subraya la necesidad de renovar el escudo defensivo estadounidense. Las potencias rivales han concentrado esfuerzos en modernizar su arsenal: China exhibe sus armas hipersónicas en desfiles militares, mientras Rusia ha desplegado estas tecnologías en conflictos actuales.
Los misiles hipersónicos destacan no solo por su velocidad, sino por su capacidad de evadir los sistemas de detección tradicionales. Ante este escenario, el Golden Dome pretende proporcionar una nueva capa de protección tanto para Estados Unidos como para sus aliados.
A diferencia del Iron Dome israelí, diseñado para interceptar proyectiles de corto alcance, el Golden Dome se concibe como un sistema más amplio, capaz de neutralizar amenazas de largo alcance y proyectiles hipersónicos. La propuesta estadounidense contempla incluso la incorporación futura de armas de energía dirigida, como láseres de alta potencia.
El proyecto norteamericano también aspira a una cobertura geográfica global, protegiendo tanto el territorio nacional como a sus aliados mediante una red coordinada de sensores e interceptores distribuidos estratégicamente.
Donald Trump ha solicitado una asignación inicial de 25.000 millones de dólares para el proyecto, dentro de un presupuesto de defensa proyectado de un billón de dólares para 2026. Sin embargo, el coste total estimado asciende a 175.000 millones, lo que exigirá una restructuración presupuestaria significativa.
El calendario propuesto —completar el sistema antes del final de su mandato— genera escepticismo entre los especialistas, considerando la complejidad tecnológica involucrada. No obstante, con un compromiso decidido, se podrían lograr avances sustanciales en este periodo.
La expansión hacia el espacio como teatro de operaciones defensivas representa un nuevo paradigma en la doctrina militar estadounidense, subrayado por las declaraciones del general Chance Saltzman y el Secretario de las Fuerzas Aéreas, Troy Meink.
El Golden Dome, aunque ambicioso, refleja la adaptación necesaria de Estados Unidos al cambiante panorama de la seguridad global, demostrando la determinación de Washington para protegerse ante amenazas cada vez más sofisticadas.

Estados Unidos construirá un "domo dorado" para proteger al país de misiles que puedan ser lanzados desde la Tierra o el espacio, anunció este martes el presidente Donald Trump.
Desde el Despacho Oval, Trump aseguró que el proyecto militar será terminado durante su actual gobierno con un costo de US$175.000 millones.
"Se integrará con nuestras capacidades de defensa existentes y deberá iniciar operación antes de que termine mi periodo de gobierno, en unos tres años", les dijo a los periodistas en la Casa Blanca.
"Interceptará misiles, incluidos los lanzados desde el otro lado del mundo o desde el espacio", añadió.
El "domo dorado" sería como el que protege a Israel (Domo de Hierro) de amenazas balísticas, pero "en términos de tecnología mucho más avanzado que lo que existe", explicó el presidente.
Final de Más leídas
Entre sus capacidades defensivas, según se estima, estaría el poder destruir misiles hipersónicos, balísticos y de crucero avanzados.
En el anuncio estuvo el general Michael Guetlein, vicejefe de operaciones espaciales del Pentágono y quien supervisará el proyecto.
Explicó que esta protección del espacio continental de EE.UU. es necesaria ante el incremento de capacidades que han tenido otros países.
"Nuestros adversarios han modernizado rápidamente sus fuerzas nucleares, construyendo misiles balísticos capaces de llevar ojivas nucleares, construyendo misiles hipersónicos capaces de atacar a Estados Unidos en una hora al viajar a 9.600 km por hora", señaló Guetlein.
"El domo dorado es un enfoque audaz y agresivo para rápidamente proteger nuestro territorio de nuestros adversarios", añadió.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, aseguró también que el "domo dorado" servirá para proteger a su país de drones "convencionales o nucleares".

Un documento informativo publicado recientemente por la Agencia de Inteligencia de Defensa señaló que las amenazas de misiles "se expandirán en escala y sofisticación", y que China y Rusia están diseñando activamente sistemas "para explotar las brechas" en las defensas estadounidenses.
Trump añadió que de manera inicial destinaría US$25.000 millones y prevé tener el presupuesto necesario para concluirlo antes de que termine su actual periodo de gobierno en 2029.
Objetivo costoso
En la presentación de este martes, Trump recordó que la idea de un domo defensivo de EE.UU. ya la manifestó el presidente Ronald Reagan (1981-1989) en la época de la Guerra Fría.
En la década de 1980, Reagan anunció la Iniciativa de Defensa Estratégica, que tenía como objetivo crear un sistema defensivo espacial para repeler misiles nucleares balísticos de la Unión Soviética y otras potencias adversarias.
Su gobierno invirtió miles de millones de dólares y finalmente el proyecto fue cancelado ante el aumento en su costo y los problemas tecnológicos que implicaba.

Siete días después de iniciar su segundo periodo, Trump ordenó al Departamento de Defensa que presentara planes para un sistema de defensa contra los ataques aéreos, que según la Casa Blanca siguen siendo "la amenaza más catastrófica" que enfrenta Estados Unidos.
Aseguró que los US$25.000 millones iniciales de este proyecto están incluidos en su proyecto de presupuesto que discute el Congreso actualmente, pero que aún no se ha aprobado.
Sin embargo, la Oficina de Presupuesto del Congreso ha estimado que el gobierno podría llegar a gastar más, hasta US$542.000 millones en 20 años, tan solo para construir las partes espaciales del sistema.
0 Comentarios