Hacía ya meses que al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, le hacían la misma pregunta: "¿Renunciará?".
Aunque se declara como un "luchador" y prometió permanecer como líder del Partido Liberal pese a la frustración cada vez más profunda entre los votantes y la subida en las encuestas de su principal rival político, Trudeau no pudo resistir el creciente coro de miembros de su propia formación política que le pedían que abandonara el cargo.
Este lunes anunció su dimisión como primer ministro, aunque permanecerá en el cargo hasta que su partido elija a un nuevo líder.
"Este país merece una elección real en las próximas elecciones, y me ha quedado claro que, si tengo que librar batallas internas, no puedo ser la mejor opción en esas elecciones", dijoTrudeau en la rueda de prensa convocada frente a Rideau Cottage, su residencia oficial durante la mayor parte de la última década.
Trudeau llegó al poder en 2015 como una cara nueva y refrescante de la política progresista.
Atraídos por su carisma juvenil y un mensaje político esperanzador, los votantes apostaron ese año a los liberales, un partido que hasta entonces ocupaba el tercer lugar y que pasó a tener una mayoría de escaños en el Parlamento sin precedentes en la historia política canadiense.
Nueve años después, Trudeau sigue siendo el único líder en pie de los que gobernaban en la época en la que asumió el cargo. Barack Obama, Angela Merkel, Shinzo Abe o David Cameron hace tiempo que pasaron a una segunda línea, pero el, a sus 53 años, es actualmente el líder con más años de servicio en el G7.
Pero en el tiempo transcurrido desde su ascenso al escenario mundial y durante dos elecciones generales, Trudeau y su marca se han convertido en un lastre para la suerte del partido.
"Incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos"
Paul Wells, periodista político canadiense y autor de un libro centrado en su figura dijo recientemente a la BBC que cree que Trudeau será recordado "como un primer ministro importante", sobre todo por haber ofrecido un liderazgo genuino en temas como la reconciliación indígena y, hasta cierto punto, la política climática.
Pero Wells cree que Trudeau es alguien "que se percibía cada vez más desconectado de la opinión pública y cada vez más incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos".
Trudeau destacó en el anuncio de su adiós los aspectos de su gestión de los que está más orgulloso, incluida la gestión del caos de la pandemia de covid, la renegociación de un acuerdo de libre comercio con el anterior gobierno de Donald Trump en Estados Unidos y la implementación de un subsidio infantil ampliamente considerado como una ayuda para aliviar la pobreza.
Pero una serie de escándalos comenzaron a quitarle brillo a su gobierno: se descubrió que había violado las reglas federales sobre conflictos de intereses en el manejo de una investigación de corrupción (el asunto SNC-Lavalin) y en viajes de lujo a las Bahamas.
Los escándalos que minaron a Trudeau
En 2020 recibió críticas por elegir a una organización benéfica vinculada a su familia para gestionar un importante programa gubernamental.
En las elecciones generales del año anterior, su partido quedó reducido a una minoría, por lo que los liberales empezaron s depender del apoyo de otros partidos para mantenerse en el poder.
Las elecciones anticipadas de 2021 no mejoraron su suerte.
Más recientemente, Trudeau y su popularidad se vieron golpeados por el aumento del costo de vida y la inflación, que han contribuido a reveses electorales sufridos por gobiernos en todo el mundo.
Su promoción de una agenda demasiado cargada de grandes promesas contribuyó a engordar la insatisfacción.
Su manejo de la inmigración también generó descontento. El año pasado los liberales abandonaron su política tradicional de puertas abiertas y recortaron significativamente el número de extranjeros que recibieron autorización para instalarse en Canadá.
En ocasiones Trudeau les dio munición fácil a sus rivales, como cuando trascendió que se había pintado el rostro de negro para disfrazarse de personajes afro cuando era un veinteañero, una práctica hoy vista por muchos como racista y que resultaba particularmente embarazosa para un gobernante que se presentaba como ejemplo de tolerancia y progresismo.
Más recientemente, una serie de reveses políticos habían dejado claro que Trudeau había agotado su crédito.
Disputas internas en el partido
El pasado verano los votantes rechazaron a candidatos liberales en un puñado de elecciones especiales en circunscripciones que hasta entonces habían sido bastiones del partido de Trudeau.
El primer ministro se había convertido en una figura cada vez más polarizante para el electorado: Trudeau dijo el lunes que "es hora de reiniciar" y de que "baje la temperatura" en la política canadiense.
Las encuestas mostraron la caída de su popularidad, sin que los intentos de enderezar el rumbo con cambios de gabinete y exenciones fiscales lograran levantarla. Los votantes parecían responsabilizarlo del aumento en el coste de la vida en general y de la vivienda en particular.
Una encuesta realizada durante las vacaciones por el Instituto Angus Reid arrojó el nivel más bajo en el apoyo al Partido Liberal desde que hay registros y, según los sondeos más recientes, los conservadores, liderados por Pierre Poilievre, un político de carrera de 45 años con habilidad para lanzar agudos eslóganes de campaña, ganarían cómodamente una elección si se celebrara hoy.
La inestabilidad política y el adiós de Trudeau se producen cuando Canadá enfrenta una serie de desafíos, entre ellos la promesa del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero, de imponer aranceles del 25% a los productos canadienses.
Sin embargo, hasta el final, Trudeau parecía decidido a aguantar, y citaba a menudo su deseo de enfrentarse a Poilievre, un político ideológicamente opuesto a él.
Pero la impactante renuncia de la viceministra clave de Trudeau, la exministra de Finanzas Chrystia Freeland, a mediados de diciembre resultó ser la gota que colmó el vaso.
Freeland era una figura clave del gobierno y renunció en medio de diferencias con Trudeau, al que reprochaba intentar seguir adelante con costosos programas sociales pese a las amenazas de Trump de imponer fuertes aranceles a las exportaciones canadienses hacia Estados Unidos.
Los miembros de su propio partido comenzaron a dejar claro públicamente que ya no apoyaban su liderazgo.
Y con eso, cayó la última ficha de dominó.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció este lunes su renuncia al cargo, en el que ha permanecido desde 2015.
En una rueda de prensa en Ottawa, Trudeau comunicó su renuncia al liderazgo del gobernante Partido Liberal y dijo que se mantendrá como jefe del gobierno hasta que su partido elija un nuevo líder.
Trudeau explicó que, después de conversar con su familia, llegó a la conclusión de que si tiene que luchar en "batallas internas", no es el mejor candidato para las elecciones que Canadá celebrará este año.
El todavía primer ministro ha visto en los últimos años caer su popularidad y había recibido presiones de dentro y fuera de su partido para que se hiciera a un lado.
"El país se merece una decisión real" en las elecciones de este año, dijo Trudeau, que, pese a describirse como "un luchador", señaló que las diferencias internas en torno a su liderazgo impiden que sea el candidato liberal en las próximas elecciones.
Para él, su renuncia supone una oportunidad de rebajar la temperatura política en el país, según dijo.
Trudeau lamentó que el Parlamento canadiense haya estado meses paralizado por "la obstrucción" y una "total falta de productividad en los últimos meses".
Indicó que ha llegado el momento de "un reinicio" en la política canadiense y de "reducir el nivel de polarización" que se ha instalado en ella últimamente.
Trudeau tuvo una mención especial para su aliada de mucho tiempo, Chrystia Freeland, que a mediados de diciembre renunció de forma repentina y puso más presión sobre el liderazgo del primer ministro.
"No soy alguien que tenga la costumbre de compartir conversaciones privadas", señaló Trudeau sobre lo que pasó con Freeland, pero reconoció que habçia esperado que ella continuara como ministra de Finanzas y viceprimera ministra
Con la decisión del primer ministro canadiense, el Parlamento será prorrogado hasta el 24 de marzo, lo que permitirá que el gobernante Partido Liberal evite una moción de censura y pueda elegir un sustituto a Trudeau.
"Nada ha cambiado", dice la oposición
El líder conservador Pierre Poilievre emitió un comunicado en reacción al anuncio de dimisión de Trudeau, afirmando que "nada ha cambiado".
"Todos los diputados liberales y contendientes por el liderazgo apoyaron TODO lo que hizo Trudeau durante 9 años, y ahora quieren engañar a los votantes cambiando otra cara liberal para seguir estafando a los canadienses durante otros 4 años, igual que Justin", escribió Poilievre en X.
"La única manera de arreglar lo que rompieron los liberales es una elección de impuesto al carbono para elegir conservadores con sentido común que hagan realidad la promesa de Canadá", continúa.
Canadá tiene un sistema de fijación de precios del carbono destinado a ayudar a combatir el cambio climático, que a veces se denomina "impuesto al carbono".
Los conservadores dicen que ha hecho subir los precios de los productos cotidianos y piden una votación al respecto.
En un video adjunto a la publicación, Poilievre critica lo que llama "el gasto, la deuda y la inmigración fuera de control" de Trudeau y dice que todos los parlamentarios liberales lo apoyaron.
Como recordatorio, Trudeau afirmó durante su discurso que la visión de Pierre Poilievre "no es la adecuada para los canadienses".
Incertidumbre en Canadá
La salida de escena de Trudeau abre una etapa de incertidumbre en Canadá, que este año tendrá que decidir qué rumbo tomar en las elecciones federales.
Trudeau ha permanecido casi una década en el poder, un largo periodo en el que se ha distinguido en la escena mundial como defensor de la moderación y las políticas liberales en unos años en los que en otros países triunfaban candidatos de orientación derechista y línea dura, como Donald Trump en Estados Unidos.
Pero en los últimos años su popularidad había caído entre un sector de la población irritado por el aumento del costo de la vida y contraria a la política migratoria amable que el país ha mantenido durante años.
El descenso de la popularidad de Trudeau llevó a que sus críticos dentro y fuera de su partido le reclamaran que dejara paso a un nuevo líder.
El Partido Liberal deberá ahora elegir uno que tendrá la dificil misión de buscar la victoria en unas elecciones en las que, según las encuestas, los liberales parten con desventaja frente a la oposición conservadora.
Chrystia Freeland, ex viceprimera ministra; Mark Carney, expresidente del Banco Central; o la actual ministra de Transportes, Anita Anand, son algunos de los nombres que se manejan.
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