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Historia de tres infidelidades: «Una vez que lo has hecho, es más fácil traspasar esa línea»

La primera relación de Gonzalo duró cinco años. Él entonces tenía 20 y cuando llevaba tres años con su pareja empezó a quedar con otras dos chicas a la vez. «Me veía con tres mujeres en diferentes momentos del día».

Una de ellas era una compañera del trabajo y la otra la conoció a través de una amiga que tenían en común. Con la primera, la relación duró unos seis meses. Se acabó cuando descubrió en un mensaje que quedaba con otra persona. «Ella nunca supo que yo tenía pareja». Con la segunda estos encuentros se alargaron más en el tiempo, sobre un año. «Esta sí sabía que tenía novia, pero no que estaba quedando también con otra chica además de con ella».

«Realmente no sé qué me llevó a hacerlo, creo que simplemente se presentó la ocasión y la aproveché», señala Gonzalo. Él sentía una mezcla de sensaciones, por una parte buenas, pero por otra malas. Temía que le pudieran ver con estas otras chicas y que su novia se enterara, pero también le daba morbo la situación.

«Nunca me he arrepentido de haberlo hecho, me considero la misma persona que entonces, pero sí me he sentido mal por jugar con los sentimientos de ellas; no los tuve en cuenta y solo pensé en mí mismo», explica Gonzalo. De aquella experiencia han pasado ya unos diez años y ahora piensa que no volvería a ser infiel, aunque no sabe qué haría si se le volviera a presentar la ocasión: «Al final somos personas, no piedras, y tendría que verme en la situación; nadie puede decir 'de esta agua no beberé'».

En el caso de Laura (42 años), ella ha sido infiel en varias ocasiones y considera que podría serlo de nuevo, «porque una vez que lo has hecho, es más fácil traspasar esa línea; no te sientes tan mal las siguientes veces».

Siempre ha sido infiel cuando llevaba tiempo con su pareja, ya que empezaba a aburrirle la monotonía de la relación y ya no había deseo por su parte. Además, le gustaba sentir que estaba haciendo algo fuera de lo considerado 'correcto'.

A pesar de que Laura se encontraba bien en el momento de la infidelidad, pues se sentía sensual, misteriosa, atrevida... cuando esta acababa lo pasaba mal. «No me ayudaba a estar en paz y en coherencia conmigo misma y con mis principios», manifiesta. Por lo que acababa arrepintiéndose.

Infidelidad y salud mental

Lara Ferreiro, psicóloga de Ashley Madison (plataforma de citas extramatrimoniales), expone que en el último estudio que han llevado a cabo, un 83% de las mujeres inscritas consideran que tener un amante es una forma de autocuidado. «La mayoría (64%) de las encuestadas declararon 'que tener un amante ha sido un chute de confianza' o les ha hecho sentirse más deseadas».

Al igual que Laura, un 50% de las usuarias confirmó en el estudio que mantener un 'affaire' ha aumentado significativamente la confianza en sí misma, mejorando su autoestima y su feminidad. «Se sienten más guapas y atractivas, están más relajadas y han mejorado incluso como madres, teniendo un estilo parental más equilibrado», indica Ferreiro.

«Cuando estamos en casa, tenemos que gestionar muchas demandas: problemas de tus hijos, de tu pareja, la preocupación por las finanzas, momentos de crisis y discusiones... Y todo esto provoca ansiedad, tensión y un estrés negativo, generando una sensación muy desagradable», expresa la psicóloga, quien opina que para liberar este estrés pueden usarse varias fórmulas: haciendo deporte, buscando actividades que te relajen o, añade, practicando sexo con tu amante. «En este último caso, no solo tendrás beneficios físicos, sino también psicológicos, como sentirte deseada o comprendida por otra persona que te escucha y te complementa las necesidades no cubiertas que tienes».

La falta de enamoramiento, el aburrimiento con la pareja, la falta de deseo o satisfacción sexual o no sentirse deseado por su pareja son algunas de las causas que Ferreiro considera más frecuentes a la hora de dar el paso para ser infiel.

La psicóloga compara el amor con jugar a un videojuego y subraya que el enamoramiento tan solo dura unos 17 meses de media: «Cuando pasas la pantalla 1 del amor, el enamoramiento, jamás volverás a esta etapa inicial, es un punto de no retorno. En la pantalla 2, tendrás un amor de compañeros, pero tu pareja no te generará la pasión que necesitas». Ante esto, algunas personas optan por buscar un amante, alguien que les haga recordar las sensaciones de la conquista y sentirse vivo y deseado.

Pero esto no significa que tener un amante sea la solución a tus problemas, pues para algunas personas puede ser una experiencia positiva, pero para otras puede afectar de forma negativa a su salud mental. Ese fue el caso de Eva, una chica de 31 años que tiene claro que no volvería a ser infiel, pues le costó mucho volver a confiar en sí misma tras aquella experiencia.

Su infidelidad fue con un compañero con el que trabajaba en un rodaje. Estos son muy intensos y se está allí todo el día, solo se libra un día a la semana y suelen durar unos 3 meses. «Estaba feliz en pareja, llevaba en esa relación dos años, pero mi compañero de trabajo no paraba de 'presionar' para que surgiera algo entre nosotros», cuenta Eva.

Este chico le empezó a atraer porque era una persona muy social, como ella, mientras que su pareja era todo lo contrario. La infidelidad comenzó en la fiesta de fin de rodaje. Cuando esta terminó compartieron un taxi para volver a casa y decidieron dormir juntos. «Vivíamos en ciudades distintas, pero hablábamos todos los días. Estuvimos así algo menos de un mes, hasta que tuve valor para contarle todo a mi pareja y cortar la relación».

Antes de dar el paso de ser infiel, Eva encontraba que su pareja no le estaba siendo del todo leal, había partes de su vida que no quería compartir con ella, como no presentarle a sus amigos de toda la vida o conocer en más profundidad a los suyos. «A veces me hacía sentir que mi mundo era poco valioso o menos importante».

Al final, su compañero de trabajo acabó gustándole, pero esto no cambió el hecho de que pensaba que lo que hizo no estuvo bien. «Me sentía mentirosa, hipócrita, falsa... porque no solo le estaba faltando el respeto a mi pareja, sino también a mí misma».

Esta experiencia le afectó de forma muy negativa a su salud mental, pues no era capaz de pasar página. «Me arrepentí desde el primer momento, aunque con el tiempo fue a más, cuando ya podía sopesar las consecuencias de mis decisiones».

*Los nombres que acompañan los testimonios de este artículo son ficticios.

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