Una vez estabilizada, la jerarquía puede ayudar al acceso a estos recursos, a favor de los individuos dominantes, sin conflictos ni daños graves. Sin embargo, en grupos de perros de compañía que cohabitan, la competencia por estos recursos es menos frecuente, ya que el propietario los proporciona y distribuye fácilmente.
Ocurre que, a pesar de que la competencia entre animales en entornos domésticos es un asunto menos tenso, las jerarquías de dominación se mantienen, ¿cómo se construyen estas clasificaciones sociales en ausencia de competencia por los recursos que afectan directamente la supervivencia?
Es aquí donde el nuevo estudio trata de buscar respuesta, brindando algunas ideas nuevas sobre qué rasgos particulares de personalidad están más fuertemente vinculados con el dominio social en el mundo de los perros que cohabitan.
Con todo, los investigadores señalan que se necesita más trabajo para profundizar en estas relaciones, y mucho menos para explicar por qué los perros amistosos ocupan un lugar tan bajo en el orden jerárquico. [ScienceAlert]
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