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Por qué las bebidas azucaradas son peores que el alcohol para el hígado

A estas alturas todos sabemos del importante trabajo que hace el hígado todos los días. Tal vez un poco intuitivamente tenemos claro que el hígado es el responsable de filtrar las toxinas del cuerpo, produce colesterol y proteínas especiales que permiten enviar grasas por todo el cuerpo. Además, es el responsable de secretar la bilis y regula la mayor parte de los químicos de la sangre. De tal modo que es esencial tomar las medidas necesarias para mantenerlo saludable, la realidad es que existen muchos hábitos cotidianos que se relacionan con el daño hepático y en la mayoría de los casos lo primero que nos viene a la mente es el alcohol. Sin embargo, una nueva investigación revela que una categoría de bebidas completamente diferente es la que comúnmente daña el hígado: las bebidas azucaradas, además se encontró una estrecha relación con el hígado graso no alcohólico ¿Lo peor de todo? A diferencia del alcohol, no existe una edad mínima requerida para el consumo de este tipo de bebidas.

Recientemente investigadores médicos y de salud pública de Boston se dieron a la tarea de analizar por qué las bebidas endulzadas tienen peores efectos en el hígado (que inclusive el alcohol). El estudio del corazón de Framingham, comenzó en la región de Boston en 1948 y con el paso de los años ha tenido una influencia importante y continua en la educación del público. Se ha enfocado en hablar sobre cómo las decisiones de estilo de vida (como fumar y la dieta) pueden afectar significativamente la salud y la longevidad.

Si bien este estudio tiene bastantes años de trayectoria, actualmente los investigadores médicos y de salud pública de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston (con el apoyo de la Escuela de Medicina de Harvard) han publicado una actualización interesante en Gastroenterología Clínica y Hepatología. Este trabajo de investigación, estuvo basado en la fase actual del Estudio del Corazón de Framingham.

El estudio fue recientemente publicado, en el cual los investigadores se dieron a la tarea de realizar “un estudio observacional prospectivo de participantes de las cohortes de tercera generación y descendientes de FHS”. Cabe mencionar que se trata de una muestra de se ha estado examinando desde aproximadamente el año 2002. Como datos generales, los autores del estudio declararon que esta fase examinó a 1.636 descendientes de la cohorte del estudio original, la edad promedio de los participantes “descendientes” fue de 63 años, mientras que la edad promedio de la cohorte de la tercera generación fue de 48 años de edad. Un dato interesante es que el 52% de este grupo eran mujeres.

Enfermedad del hígado graso no alcohólico:

Como parte del estudio, los participantes informaron la frecuencia con la que bebían bebidas azucaradas y refrescos. Y los investigadores con estos datos se dieron a la tarea de comparar estos autoinformes con la incidencia de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Según información del Instituto Nacional de Salud (NIH), es una condición en la que el exceso de grasa se almacena en el hígado. Se cuenta con información liberada por Clínica Mayo, en la cual sugiere que la enfermedad del hígado graso no alcohólico afecta a uno de cada cuatro estadounidenses y los casos a nivel mundial van en incremento.

Como dato al margen: la enfermedad del hígado graso es una afección reversible, que de acuerdo con los especialistas se presenta cuando entre el 5 y 10% del peso total del hígado es grasa. Entre los aspectos más relevantes de dicha enfermedad, se encuentra su estrecha relación con el estilo de vida y la calidad de la dieta. Y con base en ello tiene una conexión con hábitos como un alto consumo de alimentos procesados, alcohol, mucho estrés, mala calidad de sueño y una vida sedentaria. Hoy sabemos que las bebidas endulzadas juegan un papel muy relevante.

Sobre el efecto de las bebidas azucaradas en el hígado:

Lo relevante de esta parte del Framingham Heart Study, es que los investigadores médicos descubrieron que la enfermedad del hígado graso no alcohólico se puede prevenir eliminando las bebidas endulzadas con azúcar. Esto se debe a que, como informan los autores, los consumidores frecuentes de bebidas endulzadas con azúcar (que informaron beberlas entre más de una vez al día y más de una vez a la semana) tenían dos veces y media más probabilidades de desarrollar hígado graso no alcohólico; en comparación con los no consumidores.

Ahora bien, los hallazgos del estudio no solo se enfocan en aquellas personas que consumen de manera frecuente estas bebidas endulzadas. Los consumidores “ocasionales” de bebidas endulzadas con azúcar (es decir, entre una vez al mes y menos de una vez a la semana) también vieron “un aumento más adverso en la grasa del hígado en comparación con los no consumidores.”

Si bien, a estas alturas no es ningún secreto decir que el excesivo consumo de azúcar en la dieta, es uno de los peores hábitos de la sociedad moderna actual y que se relaciona con la mayoría de las enfermedades crónicas. Este tipo de estudios encabezados por los más prestigiosos científicos a nivel mundial, llegan para fortalecer aún más las estrategias de prevención y funcionan como un llamado de atención a la sociedad. Finalmente, un excesivo consumo de azúcar aumenta el riesgo de obesidad, diabetes, afecciones cardíacas, hipertensión, daños dentales, alteraciones en la salud mental y el funcionamiento cerebral, y de manera concreta es una afección que va deteriorando significativa y progresivamente el funcionamiento del hígado. No olvidemos que este importante órgano se ha identificado con 500 funciones vitales, por lo tanto asegurar su buen funcionamiento es la llave para vivir mejor y por mucho más tiempo; además de prevenir una larga lista de complicaciones degenerativas.

Además, por fortuna hoy en día han salido a la luz numerosas recomendaciones sobre los mejores alimentos que brillan por sus propiedades hepaprotectoras, además son poderosos antioxidantes y agentes antiinflamatorios. Apuesta por el consumo de especias como la raíz de curcuma, el té verde, el vinagre de sidra de manzana, el jugo de limón el café y abundantes frutas y verduras.


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