La contaminación del agua es una de las tantas consecuencias de un estilo de vida que necesita hacer las paces con la naturaleza y dejar de lado hábitos cotidianos que generan perjuicios irreversibles, como desechar el aceite vegetal usado en las bachas de la cocina.
Consumir y descartar sin tomar conciencia aumenta cada vez más el impacto negativo que sufre el medio ambiente. La contaminación del agua es una de las tantas consecuencias de un estilo de vida que necesita hacer las paces con la naturaleza y dejar de lado hábitos cotidianos que generan perjuicios irreversibles, como desechar el aceite vegetal usado en las bachas de la cocina, desagües o contenedores de basura. El daño que provoca es enorme: un solo litro de aceite mal dispuesto contamina 1.000 litros de agua en arroyos, ríos y océanos, y hasta puede infertilizar la zona de tierra afectada por el derrame del residuo.
Como sugiere la famosa frase popular: el agua y el aceite no se mezclan. Explican los especialistas que, si el aceite que se usa en los hogares y en los grandes generadores como locales gastronómicos se vierte directo a las cañerías no se disuelve, sino que forma una película que obstruye y dificulta la circulación de oxígeno en el agua generando daños irreparables en los ecosistemas acuáticos.
Frente a la creciente contaminación y la pérdida de biodiversidad, cada vez más personas en el mundo aportan su granito de arena para frenar el desalentador panorama. Son pequeñas acciones que en conjunto pueden lograr un real impacto en el medio ambiente. Con ese objetivo se suman las voluntades de vecinos, organizaciones no gubernamentales, municipios y empresas para darle al aceite usado una nueva oportunidad y convertirlo en un biocombustible, es decir un combustible de origen natural alternativo a los fósiles.
“El agua es vida, no la ataquemos”
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Nicole Couvert es una de esas voluntades. Tiene 27 años, vive en Rosario y desde su saber cómo ingeniera ambiental quiere incentivar el cambio de hábitos. “El agua es un recurso finito que necesitamos para la vida y la estamos atacando, la estamos contaminando con una práctica diaria que es posible cambiar. Tenemos que romper el esquema lineal de tantísimos años: comprar, usar y tirar”, resaltó en diálogo con Infobae.
Y explicó paso a paso cómo hacerlo: “Una vez utilizado, hay que dejar enfriar el aceite, colarlo y pasarlo por un embudo a una botella tipo PET o a un frasco de boca ancha, bien limpios. Y conservar el recipiente con tapa, para seguir agregando aceite utilizado. Es muy importante que el aceite no se mezcle con otros líquidos, y limpiar la sartén o la olla utilizada con servilletas de papel. Una vez que la botella o frasco se llenó, hay que llevarlos a un punto verde para completar el proceso en el que empresas especializadas lo convierten en biodiesel; también hay emprendimientos que lo utilizan para hacer jabón y velas”.
En La Plata, Estefanía Ayala también adoptó para siempre la modalidad de juntar el aceite de su casa, así como separar los residuos orgánicos e inorgánicos, levantar las botellas plásticas que encuentra tiradas en la calle y estar atenta a generar cada vez menos basura. “¿Por qué no hacerlo?” se preguntó en una charla con Infobae. “Juntar el aceite usado insume muy poco tiempo y es un hábito fácil de incorporar a los quehaceres cotidianos de la cocina de un hogar. Creo que para arrancar es necesario hacer un click mental y entender que es algo que nos sirve a todos”, reflexionó esta abogada de 48 años, que vive con su pareja, y cuya mayor motivación por el cuidado del planeta la obtuvo de su hija de 24 años, que en septiembre la convertirá en abuela.
“Hacer las paces con la naturaleza”
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Nicole y Estefanía están convencidas de que el cambio de hábitos con respecto a los residuos debe empezar ya, porque los datos son claros y las consecuencias son terribles para todos. Precisamente este año el Día Mundial del Medio Ambiente, fecha establecida por la ONU en 1972 cuando se realizó la primera cumbre mundial sobre medio ambiente en Estocolmo, es un llamado a la acción para restaurar los ecosistemas en todos los continentes y océanos. Y una vez la convocatoria hace hincapié en que el trabajo es entre todos: gobiernos, empresas privadas, organizaciones, individuos.
“Reimagina. Recupera. Restaura. Es nuestro momento. Somos la generación que puede hacer las paces con la naturaleza. Es nuestra última oportunidad para corregir el rumbo: prevenir la catástrofe climática, detener la creciente ola de contaminación y desechos, y frenar la pérdida de biodiversidad”, implora el mensaje del Programa de la ONU para el Medio Ambiente y anuncia que el 5 de junio de 2021 marca el inicio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, al que define como “un grito de guerra mundial para sanar nuestro planeta”.
De los bosques al campo y de las ciudades a las costas, el llamado a la acción brinda información sobre las diferentes categorías de ecosistemas, su estado actual y las principales amenazas existentes, así como los beneficios asociados a su restauración. Dejar de tirar el aceite usado en las cañerías es una de las tantas acciones de restauración de las aguas urbanas.

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