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Carta a Elvido Lora

Elvido Lora, tú no te imaginas cuán grande y sincero es el amor que te profesan tus familiares, amigas y amigos, compañeros de ideales desde tu patria chica (SFM), la grande (RD) y desde lugares lejanos, allende los mares, donde la injusta sociedad que combatiste ha expulsados a cientos de miles de tus connacionales.
Es común entre ellos resaltar tu condición de joven de bien, solidario, amoroso, trabajador entusiasta y comprometido como el que más por la construcción de una sociedad justa y solidaria, un país realmente democrático y una nación sin lugar a dudas soberana.
La tristeza que tu partida ha generado es tan inmensa como el Mar Caribe y provoca un estado de ánimo tan tormentoso como si asistiéramos al desbordamiento del Rio Jaya en su tiempo en que era de verdad un río, antes de que la indolencia ciudadana y la indiferencia de los gobiernos acabaran con él. Claro, indolencia e indiferencia que siempre combatiste.
Es difícil imaginarnos sin ti a tu familia biológica, el barrio la Ribera del Jaya, las aulas escolares donde impartía docencia y a tu familia política de Alianza País. Es grande el vacio que dejas, Elvido.
Cuando te hable de tristeza olvide decirte que la temperatura térmica se siente por encima de los 100 grados en New York y cuando recibí el mensaje que tu queridísimo Chino Tavárez envió anunciando que tu noble corazón había dejado de latir, te juro que sentí frío en mi cuerpo y pensé que una parte del Polo Norte se había adueñado de mi corazón.
Al terminar la reunión en que estaba, obvio una reunión de tu partido, me fui solo a mi casa. No acepte la oferta que me hizo un compañero aliancista para llevarme. Quería estar solo con mi propio silencio. Quería encontrar tu rostro en una esquina oscura del Bronx. Quería pensar sobre la vida y la muerte. En el desafío eterno que entre una y otra a que asistimos. Y al llegar a la casa me puse a escuchar, en la voz de Joan Manuel Serrat, Elegía, el desgarrador, doloroso y hermoso poema de Miguel Hernández, escrito a su amigo súbitamente muerto Ramón Sijé.
Y entre rabia, dolor e incredulidad es que el poeta de siempre nos describe lo que hoy, Elvido, miles de tus amigos/as y compañeros de ideales y trabajo sentimos, es “tanto el dolor (que) se agrupa en (nuestro) costado, que por doler (nos) duele hasta el aliento”.
No es para menos, Elvido querido, es que fue “un hachazo invisible y homicida”, brutal por demás, que ni tu ni nosotros/as esperábamos. Nos cogieron fuera de base, Elvido, y tú sabes como deportista lo que quiero decir.
Te parecerá extraño lo que te voy a decir, me voy a comunicar con tu madre, que por cierto vive al lado de una mis hermanas a quien quiero con locura, para decirle que no te entierren. Que contigo hagan lo que nosotros hacíamos en los años 70’s, cuando bajo los crueles gobiernos de Joaquín Balaguer San Francisco de Macorís se convirtió en un “pequeño Chile” y nuestros camaradas de ideales caían como mariposas calcinadas, entonces decidimos no enterrarlos, sino SEMBRARLOS. Así, ellos/as renacían en cada acción que hiciéramos en defensa de los obreros/as, los campesinos/as, los estudiantes, las mujeres, los discapacitados, en fin en cada acción que pusiéramos en movimiento para convertir nuestros sueños, que son tus mismo sueños aun hoy, en realidad.
Les diré a nuestras/os hermanas/os aliancistas que convirtamos en fuerza el dolor que nos agobia y que nos esforcemos aun mas para hacer posible el país y la sociedad a que aspiraste y que podamos vivir ‘en una eterna primavera”, libres de los grilletes espirituales y materiales que por cientos de años aprisionan y someten a la inmensa mayoría de nuestra población.
Por ahora Elvido, quiero despedirme de ti con la certeza de que seguirás viviendo en mi y en miles que como yo nos hermanamos contigo en una forma y propósito distintos de hacer política, sabes por qué?, por lo dicho por el Apóstol de la revolución cubana, José Martí, de que la muerte no es verdadera cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.
Y tú eres un ejemplo de vida!!
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Via elJaya.com 

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