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¿Cómo explicarles a tus hijos el tema de las cigüeñas y los repollos?


Hablar con tus hijos sobre sexo no tiene por qué convertirse en la conversación tan incómoda que imaginas, siempre y cuando te hayas preparado con anterioridad.



¿Cuándo comenzar?
La mayoría de los especialistas coinciden en que es mejor hablar del tema mucho antes de lo que supones. “Mientras antes hables de sexo con tus hijos, mejor”, afirma la organización benéfica de salud sexual Family Planning Association (FPA).
Eso no significa que debes saturar a tus hijos con temas de educación sexual. Cada niño es diferente, explicó Judy Reith, especialista en crianza y fundadora de Parenting People. A menudo todo depende de si tienen hermanos mayores, los cuales suelen tomar la iniciativa y les transmiten a los más pequeños las primeras nociones.
Sin embargo, dejando aparte a los hermanos mayores, lo ideal es esperar hasta que el niño comience a preguntar. Si están preparados para plantear esas preguntas, también lo estarán para escuchar respuestas sinceras, explican en NHS.
¿Por qué es bueno hablar?
Los niños aprenden sobre sexo aunque los padres no hablen de ello, pero muchos de esos aprendizajes pueden ser confusos, traumáticos o erróneos, señala el equipo deSex Education Forum.
“Creo que es muy importante que el hogar sea un espacio donde podamos sentirnos libres para hablar de cualquier tema, así evitamos que se conviertan en un tabú y que los niños adquieran su educación sexual en el patio del recreo o a través de lo que difunden los medios de comunicación”, afirmó Judy Reith.
¿No lo aprenden en la escuela?
Ya les gustaría que así fuera a los padres que se avergüenzan de hablar sobre sexo e intentan evitar una conversación incómoda.
Sin embargo, una investigación realizada por Sex Education Forum reveló que los niños prefieren que sus padres sean los primeros en hablarles de sexo y relaciones de pareja.
¿Al hablar de ello no estamos provocando que tengan relaciones sexuales antes?
Hablar sobre sexo con tus hijos no hará que salgan corriendo a tener relaciones sexuales. De hecho, los datos muestran lo contrario: los niños que crecen en hogares en los que el sexo se aborda con naturalidad tienden a esperar más tiempo antes de tener su primera relación sexual y suelen usar condones.
¿Cuál es el mejor momento para abordar el tema? 
La FPA aconseja que lo mejor es comenzar a hablar de forma casual, apoyándote en situaciones cotidianas que den pie al tema, como ver a una mujer embarazada o la forma en que actúan algunos personajes de la televisión. También se recomienda mantener esa conversación mientras haces otra cosa, como fregar los platos, de manera que el contexto sea lo más natural y relajado posible, aunque por dentro sientas un poco de vergüenza.
¿Qué debería decir?
Depende de la edad del niño. Si el pequeño tiene menos de tres años, la conversación debe ser sencilla, afirma Judy Reith. “A los niños mayores puedes darles más detalles, pero lo más importante es que le digas a tu hijo que puede hacerte cualquier pregunta. Para ellos, es fundamental saber que sus padres están dispuestos a responder a sus inquietudes”.
A los tres o cuatro años, los niños ya son conscientes de sí mismos y sienten curiosidad por las diferencias entre los géneros, indica la FPA. A esta edad pueden interesarse por su propio cuerpo y explorar sus genitales. Es normal, solo están descubriéndose, pero es recomendable que les enseñes qué es aceptable en público y qué deberían reservar para su privacidad.
Entre los cinco y ocho años, los niños seguirán explorando sus cuerpos y todavía pueden sentir un poco de fascinación por sus genitales. Una vez más, es algo normal.
La FPA sugiere que a esta edad los niños necesitan conocer cuáles son los cambios que pueden ocurrir en su cuerpo, para que estén preparados cuando llegue el momento. Por tanto, es hora de abordar el periodo menstrual, los sueños húmedos, los términos correctos para referirse a los genitales y, por supuesto, explicarles cómo se hacen los bebés.
Entre los 9 y los 13 años la mayoría de los niños entran en la pubertad y se volverán más conscientes de su cuerpo, advierte la FPA.
Por eso, necesitan conocer los cambios que ocurren en la pubertad, las partes del cuerpo y más detalles sobre el sexo y la reproducción, incluyendo las cuestiones vinculadas a la orientación sexual, los métodos anticonceptivos, el embarazo y el aborto, la masturbación, el amor y las relaciones de pareja.
En esa etapa, los adolescentes conversan mucho con sus coetáneos, por lo que las charlas sobre las cigüeñas y los repollos deberían ir más allá de predicar la abstinencia y el sexo seguro. Según la FPA, uno de los mensajes más importantes a esta edad es que las relaciones de pareja significan amor, respeto y tener en consideración las necesidades y deseos del otro.
No obstante, independientemente de la edad de tu hijo, es importante que identifiques lo que conoce y lo que querría saber. El tema de las cigüeñas y los repollos es muy vasto. Si sabes cuánto conoce, podrás llenar las lagunas y corregir cualquier información errónea, pero asegúrate de no bombardearle con demasiados datos o decirle algo para lo cual aún no está preparado.
¿Será suficiente información?
Si los niños parecen satisfechos con la información que le has dado y no hacen más preguntas, es probable que le hayas contado suficiente por el momento, indica NHS.
No pienses que se trata de una conversación que ocurre solo una vez, especifica la FPA. Es un tema que se va construyendo poco a poco. De hecho, eso sirve para reforzar la idea de que el sexo es una parte normal de la vida cotidiana.
Busca ayuda 
No estás solo. Todos los padres han pasado o tienen que pasar por lo mismo. Por suerte, tienes a tu disposición muchos recursos que pueden ser de gran ayuda: libros para padres y niños, organizaciones benéficas, especialistas y la orientación del gobierno, así como muchísima información útil en Internet.
“No obstante, el mensaje clave es que los padres tienen que hacer su parte”, indica Judy. “Pregúntale a tus amigos que tienen hijos mayores, investiga por tu cuenta y confía en tu intuición. Durante miles de años hemos criado niños, y les hemos enseñado cómo se hacen los bebés”.

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