
Descubrir que tu gato ha destrozado ese sofá de
cuero con las garras o ha tirado al suelo toda la cristalería fina suele
ser motivo para enfadarse, pero un equipo de investigadores ha
encontrado indicios de una relación más literal entre enfadarse mucho y
felinos. Se trata de un vínculo entre un trastorno del comportamiento y
un parásito característico de estos animales.
El trastorno en cuestión se llama Trastorno Explosivo Intermitente
(TEI). Las personas que lo sufren se caracterizan por episodios muy
breves de rabia completamente incontrolada. No es que de repente los que
padecen TEI se conviertan en psicópatas sedientos de sangre, pero una
persona normal que de repente grita e insulta de manera desproporcionada
y agresiva mientras está conduciendo puede sufrir, sin saberlo, esta
condición leve emparentada con otros trastornos de los impulsos como la
ludopatia o la cleptomanía.¿Significa esto que tener gato es garantía de terminar con un trastorno que nos provoque ataques de ira incontrolados? No exactamente, pero es la primera vez que se descubre una relación tan acusada entre el TEI y el parásito.
El propio Coccaro explica que la relación no tiene porque ser de causalidad, pero merece la pena investigarla. La solución ideal para hallar una respuesta es tratar la infección por Toxoplasmosis, pero el problema es que el Toxoplasma gondii es un parásito especialmente resistente y difícil de eliminar completamente del organismo. [Journal of Clinical Psychiatry vía New Scientist]
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