
Aunque para los seres humanos alterar el tono de
voz es algo tan natural como respirar, en realidad los mecanismos que
determinan los cambios en función de nuestro estado de ánimo no se
conocen con exactitud. Un nuevo estudio acaba de descubrir que no solo
somos bastante sordos a la entonación de nuestra propia voz, sino que
también puede cambiar nuestro estado de ánimo.
Un equipo internacional de investigadores acaba de publicar los resultados de un interesante experimento
al respecto. En primer lugar, se pidió a un grupo de 109 voluntarios
que leyeran un fragmento de una novela. En lugar de escuchar su voz
directamente, los lectores la escuchaban a través de unos auriculares.
Sin decirles nada, los investigadores modificaron la entonación, las
pausas o el tono mediante software para que sonase más alegre, más
triste, o más asustada.La segunda conclusión interesante es que, al escuchar nuestra propia voz alterada, nuestro cerebro responde en la misma dirección. En otras palabras, aunque no nos damos cuenta de que nuestra voz suena más alegre, escucharla nos sintoniza con ese tono y nos pone más alegres. Escucharla con matices tristes nos entristece, y escuchar nuestra voz con matices de miedo nos genera el mismo tipo de ansiedad.
El experimento no solo es, según sus autores, la primera prueba empírica conocida de cómo se genera respuesta emocional desde el campo auditivo, sino que abre la puerta a utilizar la voz modificada en el tratamiento de desórdenes psiquiátricos como la depresión. [PNAS vía Science]
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