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¿Por qué las mujeres duermen peor que los hombres?


Ya sabemos a qué (no a quién) echarle la culpa por no dormir

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(Foto: Getty Images)
No es por el frío (aunque él tire del edredón y te quedes destapada) ni porque entre una mínima rendija de luz por la persiana, ni siquiera porque tu pareja se mueva mucho, ronque o hable en sueños. Tampoco porque te eches una cabezadita a media tarde ni porque cenes tarde y mucho, el verdadero motivo es peor.
El insomnio es más común en mujeres que en hombres, y esto se debe principalmente a los cambios en los ciclos hormonales de la mujer.
En concreto, a “afecciones exclusivas de las mujeres” que casualmente tienen al insomnio como efecto secundario.
Debido al nivel fluctuante de estrógeno y progesterona, que es particularmente errático justo antes y durante un período, las mujeres son más propensas a tener problemas que regulan sus patrones de sueño.
Según explica el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos en su web, los expertos consideran que esto se debe a “diferencias biológicas” y a “afecciones exclusivas de las mujeres”.
“Las fluctuaciones en las hormonas pueden tener un efecto sobre el ritmo circadiano. La duración y la gravedad pueden variar de una mujer a otra, y los expertos aun no saben exactamente cómo estos cambios hormonales alteran el sueño, pero están de seguros que juegan un papel importante ”, explica en declaraciones a a CNN Dianne Augelli, experta en sueño del Centro Weill Cornell para la Medicina del Sueño del Hospital Presbiteriano de Nueva York.

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(Foto: Getty Images)
“El estrógeno actúa sobre diferentes sendas de neutotransmisores que podrían tener un efecto en la regulación del sueño; además, la progesterona puede tener una propiedad hipnótica“, añade le experta.
Por ejemplo Hannah, de 23 años, tiene suerte si consigue dormir un par de horas en los días previos a su período. ‘La falta de sueño está sin duda vinculado a mis hormonas ”, dice,“ me dijeron que probara técnicas de privación de sueño pero nunca funcionó. Para gente como yo que sufren de síndrome premenstrual, la reducción del nivel de serotonina conduce al cansancio extremo e inquietud constante. Por lo tanto, es mucho más difícil llegar a conciliar el sueño y permanecer dormido”.

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Y es que durante la menstruación las hormonas hacen que algunas mujeres estén más sensibles, sufran cambios de humor, inflamación o dolor en los senos, y todo esto influye en la calidad del descanso.

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(Foto: iStock)
En la caso de las mujeres embarazadas los ‘efectos secundarios’ se agravan llegando incluso a padecer el síndrome de las piernas inquietas, apnea obstructiva del sueño o la inflamación de las vías respiratorias.
El síndrome de las piernas inquietas es dos veces más común en las mujeres que en los hombres en general, aunque parece que el embarazo es el momento en el que algunas mujeres presentan la sensación nocturna palpitante y la necesidad de mover las piernas.
Y después, cuando el bebé ya está en casa, la cosa suele empeorar porque las madres permanecen alerta durante toda la noche por lo que pudiera pasar, lo cual dificulta el descanso.

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(Foto: Getty)
“Una de mis pacientes tuvo insomnio desde que su hija nació y cuando esta se mudó para ir a la universidad, ella volvió a dormir. Probablemente no hubo un efecto fisiológico; más bien era la preocupación psicológica de estar despierta para su hija”, explica Michelle Drerup, psicóloga del sueño y especialista en medicina conductual del sueño del Centro para Trastornos del Sueño de la Clínica Cleveland.
Sin embargo, con la llegada de la menopausia las mujeres vuelven a pasar las noches en vela debido a los sofocos y sudores nocturnos.

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Por otro lado, según añade la experta, “la prevalencia de la apnea obstructiva del sueño aumenta conforme las mujeres atraviesan la menopausia hasta llegar a niveles similares a los de los hombres”.
En último lugar, el estrés (más acuciante en la mujeres) puede hacer que cada noche se convierta en una autentica pesadilla al ser incapaces de ‘acallar’ las voces o las ideas que nos martillean la cabeza.
“Hay una especie de efecto de bola de nieve: un incidente, una afrenta o un problema inicial puede desencadenar el fenómeno de estrés. Las inquietudes, las preocupaciones y la atención excesiva a la falta de sueño pueden perpetuarlo”, concluye Augello.

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Entre las estrategias de relajación que ayudan a conciliar el sueño Augello recomienda levantarse de la cama (nada de dar vueltas) y hacer algo relajante que no involucre una pantalla como leer una revista o sacar un cuaderno para colorear, los hay para adultos, y ¡funciona!
Los que practican el coloring dicen que una nueva forma de meditación que aleja los problemas del cerebro relajando la mente.

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