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¿Qué tan riesgoso es practicar deportes extremos?



El ser humano está en constante búsqueda de nuevos retos lo que ha llevado a la aparición de una gran variedad de deportes extremos.
Son atractivos, diferentes, te llenan de adrenalina y están de moda.
La popularidad de los deportes extremos ha crecido considerablemente en la última década, tanto entre los que se dedican a ellos de manera más profesional como entre los aficionados que quieren emular a sus héroes.
Lanzarse en paracaídas, escalar las montañas más altas del mundo, dar piruetas encima de una moto o con una patineta son sólo algunas de las especialidades que se suelen ver por las pantallas de televisión a través de los X Games o que proliferan en redes sociales como YouTube o Instagram.
El problema es que también ha crecido el número de lesiones relacionadas con estos deportes.

Tras los pasos extremos

Según un estudio liderado por el doctor Vani J. Sabesan, publicado en 2014, más de cuatro millones de lesiones en un período de 11 años se han atribuido a la práctica de deportes extremos.

La popularidad de estos deportes hace que muchas personas intentan hacer piruetas y acrobacias sin tener la preparación adecuada.

"La gente joven suele mostrar poco juicio. Ellos ven a Shaun White (estrella de snowboard) elevar el deporte a un nivel completamente distinto y muchos chicos tratan de emular sus trucos", dijo.
El doctor Sabesan agregó que también es un problema cultural que da luz verde a que los chicos intenten hacer esas maniobras, y además compartirlos sus logros por las redes sociales.
Pero, ¿son en verdad estos deportes más riesgosos que una actividad de la vida diaria?
A fin de cuentas la principal recomendación que brinda el doctor Sabesan para reducir el número de lesiones no se debe al deporte en sí, sino a la falta de prevención que asumen quienes lo practican, que no aplican suficientes medidas de seguridad.

¿Riesgos?

En uno de sus trabajos, el estadístico británico David Spiegelhalter buscó establecer qué riesgosos eran los deportes extremos que habían impulsado una industria de millones de dólares en el mundo.

El montañismo en las cumbres más altas de la Tierra tiene una medida de riesgo muy elevada.

Basado en un mundo en el que el riesgo forma parte de la vida, Spiegelhalter estudió diferentes disciplinas para establecer su nivel de riesgo en cuanto a una medida de micromuerte.
Esta unidad, introducida por investigadores de la Universidad de Stanford en los años 70, define las posibilidades de morir de uno entre un millón.
El ascenso a las cumbres de más de 8.000 metros sobre el nivel del mar del Himalaya, por ejemplo, presenta una media de 12.000 micromuertes por escalada, teniendo en cuenta que de los 20.000 montañistas que las escalaron entre 1990 y 2006 hubo un estimado de 238 muertos.
Otro estudio, algo más antiguo, sobre expediciones de montañistas británicos, mostró que de 533 personas 23 perdieron la vida, lo que es igual a 43.000 micromuertes por escalada, lo que supera al promedio de un misión de bombardeo de la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a las aventuras aéreas, Spiegelhalter tomó como referencia una estadística de la Asociación de Paracaidismo de Estados Unidos.

Los saltos BASE son mucho más riesgosos que lanzarse de una aeronave.

De los 2.6 millones de saltos anuales entre 2000 y 2010 hubo 279 muertos, unos 25 al año, lo que equivale 10 micromuertes por salto.
Mucho más peligrosa es la práctica de salto BASE, que se realiza desde objetos fijos y no desde una aeronave.
En uno de los lugares más populares y que se considera más seguro, en el macizo de Kjerag en Noruega, de 20.850 saltos en 11 años hubo nueve muertos y 82 accidentes, o lo que es lo mismo 430 micromuertes por salto.

Parte de la vida

Al igual que bucear registra un promedio de 8 micromuertes por sumersión y hay 7 micromuertes por maratón entre los que corren los 42.192 metros, la mayoría de los deportes extremos ofrecen un riesgo que puede ser aceptado como normal de unas 10 micromuertes por actividad.

Bucear tiene un riesgo parecido al de correr una maratón.

Según explicó Spiegelhalter, una micromuerte es aproximadamente el riesgo que asumimos cada día por simplemente vivir, pero esa cifra puede variar dependiendo de la edad de la persona.
Las 10 micromuertes que promedian los deportes extremos son equivalente al riesgo que tiene de morir un hombre de 30 años durante cuatro días de su vida, o un día si esa persona tiene 50 años.
Los cierto es que son muchas la variables para determinar los riesgos y más las opciones que tienen las personas para decidir cómo quieren aprovechar su "ración" de micromuerte al día, como conducir un automóvil durante 400 kilómetros, rodar 32 kilómetros en bicicleta, esquiar o simplemente subir a una escalera para adornar la casa.

Subir a una escalera para pintar la casa equivale a un riesgo de una micromuerte, que es igual al riesgo al que estamos expuestos diariamente simplemente por vivir.

Pero como ninguna de estas actividades son tan atractivas, o diferentes, o te llenan de adrenalina y ni están de moda no es extraño entender el por qué la gente prefiere aumentar el riesgo o número de micromuertes a su vida diaria.

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