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¿Por qué aún no hay smartphones completamente flexibles?



Las pantallas flexibles ya tienen algún tiempo entre nosotros pero aún no vemos terminales que se puedan doblar o plegar y probablemente pasará un tiempo antes de que eso suceda.

Gadget Show Samsung

Las pantallas flexibles existen, sí, no son nada nuevo en lo absoluto. De hecho, desde hace ya algún tiempo hemos venido viendo desde prototipos hasta gadgets de producción en masa que incorporan pantallas flexibles, como televisores con pantallas curvas y smartphones que de hecho se pueden flexionar ligeramente.
Sin embargo, aún no hemos visto nada oficial que se parezca a los prometidos brazaletes-pantalla que podían rodear nuestras muñecas. Por lo que no cuesta cuestionarse la razón de que todavía no veamos dispositivos totalmente flexibles que implementen las fantásticas pantallas OLED que fabricantes como Samsung y LG ya han sacado en diversos eventos para alardear de su futuro.

En busca del terminal flexible

¿Por qué aún no hay smartphones completamente flexibles?
Lo primero que debemos recordar cuando se trata de terminales móviles es que pese a que las pantallas son lo que vemos la mayor parte del tiempo y tienen una significación sensiblemente importante, no representan más que una limitada parte de la compleja arquitectura de un dispositivo móvil.
En principio, sobre la mayoría de pantallas actuales tenemos una lámina que además de funcionar como sensor capacitivo también protege la pantalla propiamente. Evidentemente esta lamina que es la que tocamos podría ser fácilmente modificable para hacerla flexible, pero una mejor solución sería directamente integrarla a la pantalla, por lo que no es el mayor de los problemas.
Hacen falta más que pantallas flexibles para crear smartphones que se puedan doblar
Luego tenemos el resto del cuerpo del terminal que es más difícil de hacer flexible manteniendo al mismo tiempo la funcionalidad. Es aquí donde está buena parte del problema y es que los materiales verdaderamente flexibles no suelen ser demasiado resistentes al paso del tiempo.
Pero quizás el mayor de los problemas a la hora de hacer un terminal totalmente flexible está en componentes como controladores, el procesador, y la memoria. Normalmente todos estos van fijos en una placa de PCB que sirve de puente para comunicar además de mantener fijos los componentes en una posición. Aunque el PCB rígido pudiera ser cambiado por un material flexible, seguiríamos teniendo chips relativamente grandes que impedirían la correcta movilidad del terminal.
Las cosas no están mucho mejor para las baterías. Y no es que no existan baterías flexibles, pero las que son verdaderamente flexibles aún son muy poco eficientes y pueden aportar muy poca energía. De nuevo podríamos encontrar soluciones como unir pequeñas baterías rígidas para obtener cierto nivel de flexibilidad, pero no sería precisamente lo que buscamos.
Llegados a este punto podríamos decir que quizás la mayor limitación está en que a pesar de que las pantallas están preparadas para ser totalmente flexibles, el resto de los componentes de un terminal móvil no lo están, pero ese no es el centro verdadero del problema.

Aplicación sobre impresión

¿Por qué aún no hay smartphones completamente flexibles?
Debemos admitir que tener un terminal totalmente flexible sin dudas es tremendamente útil cuanto tratamos de impresionar a alguien que no ha visto algo parecido, pero por lo demás, no hay mucho por aquí que podamos destacar.
Podemos pensar en un par de aplicaciones como brazaletes flexibles que se adaptan con facilidad a la muñeca, pero poco más, la realidad es que los terminales flexibles no nos ofrecen ninguna ventaja. Los fabricantes han intentado forzar las pantallas flexibles con dispositivos como el LG G Flex o el Samsung Galaxy Note Edge, que no han encontrado especial aceptación.
En el caso del Note Edge la opinión generalizada por parte de la crítica es precisamente que se trata de un intento demasiado forzado que incluso se hace un poco incomodo de usar. Está bien querer innovar introduciendo al mercado tecnologías asombrosas, pero esas tecnologías deben adaptarse adecuadamente a las necesidades de uso, y no simplemente usarse por parecer futuristas.
Por aquí no encontramos demasiado sentido, al menos por ahora, a los terminales flexibles. Quizás en algún futuro no tan distante se encontrará un modo realmente brillante de aplicar estas tecnologías, pero mientras, no creo que encontremos demasiado inconveniente en mantener nuestros pequeños rectángulos rígidos.

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