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La Tiroides en la infancia



El período de la vida en el cual hay que prestar mayor atención a la tiroides es el neonatal. Los padres deben ser capaces de detectar los síntomas de alteraciones

Santo Domingo
En República Dominicana las enfermedades de la glándula tiroides son muy frecuentes en la consultas al pediatra.
Según la pediatra endocrinóloga Carmen Adonise Rosario, “podría decirse que son la segunda o tercera causa de asistencia de niños y niñas a la consulta de endocrinología”.
Los casos se ven a diario en centros públicos y privados independientemente de la edad del infante, aunque hay predominio de casos en la primera infancia y en la pubertad.
Mantenerse alertas El período de la vida en el cual hay que prestar mayor atención a la tiroides es el neonatal. Según Rosario, esos primeros días y semanas de vida los padres deben ser capaces de detectar los síntomas de alteraciones, como el hipotiroidismo congénito, en especial cuando en el país no es la norma realizar pruebas como el tamiz metabólico o pruebas tiroideas al nacer.
“Una alteración como el hipotiroidismo congénito condiciona a mucho retraso mental severo, permanente, pero prevenible. Si no se detecta durante el nacimiento ya para el segundo mes de vida hay datos de retraso mental, permanente severo y produndo”, dice Rosario, quien labora en el área pediátrica del Hospital General de la Plaza de la Salud.
El hipotiroidismo congénito no tratado puede causar una enfermedad llamada cretinismo, caracterizada por retardo mental y del crecimiento. Esto se debe a que el infante nace con muy baja o nula producción de hormonas tiroideas, las cuales juegan un papel vital en el desarrollo del cerebro, órgano que continúa su crecimiento en la vida postnatal.
“Si en los primeros días y semanas de vida no participan las hormonas tiroideas en el desarrollo cerebral, ocurre el retraso mental, pero además hay retraso del crecimiento, anemia severa, fallas cardiacas... porque las hormonas tiroideas intervienen en todos los sistemas del cuerpo”.
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SIGNOS DE ALARMA

Ante estos síntomas los padres deben acudir de inmediato al pediatra endocrinólogo:
- La macroglosia, aumento del tamaño de la lengua que hace que el bebé la mantenga mucho tiempo fuera de la boca.
- Si hay color amarillo de la piel (ictericia), por tiempo prolongado (más de un  mes).
- El bebé es hipoactivo, casi no se mueve.
- Tiene llanto ronco, grueso.
- El bebé no es capaz de sostener la cabecita.
- No está cambiando de talla, se está quedando pequeño.
- Tiene piel seca, pálida.
- El bebé siempre está frío.
Diagnosticar y tratar a tiempo
Ante cualquier síntoma que pueda indicar trastornos de la glándula tiroides en un recién nacido los padres deben acudir a consulta, y el médico debe ser lo suficientemente acucioso como para indicar los análisis correspondientes.
La pediatra endocrinóloga Carmen Adonise Rosario, de la Plaza de la Salud, explica que con un simple examen de sangre donde se busquen los valores de T3, T4 y TSH (relacionados con el movimiento hormonal de la tiroides) se puede detectar fácil y rápidamente si hay alguna anomalía en la glándula.
Tratamiento
“Inmediatamente están los resultados y el paciente dio positivo, el médico debe indicar un tratamiento farmacológico. Se utiliza la Levotiroxina, en dosis que dependen del peso del niño”, dice la experta.
A los recién nacidos se indican dosis más altas que van bajando a medida que avanza la edad del paciente hasta que se llega a la adolescencia. El tratamiento es bastante asequible, incluso en las boticas populares está disponible el fármaco.
Rosario expresa que  para detectar la causa de la alteración hormonal puede ser necesario un estudio llamado gammagrafía, que ayuda a determinar si la glándula está ausente, disminuida de tamaño o fuera de su lugar. Las sonografías también pueden ayudar según el caso.
“El hipotiroidismo es bastante frecuente, se ve en uno de cada 2,500 a 3,000 niños que nacen, y hay diversas causas, algunas son genéticas. También puede haber una predisposición familiar pues hijos de madres con disfunción tiroidea pueden tener más riesgos, pero no necesariamente. El niño o niña puede traer la enfermedad sin antecedentes en la familia”, explica.
Permanente
El 90 por ciento de los hipotiroidismos congénitos son permanentes. La doctora indica que un diez por ciento puede ser transitorio, usualmente los que se deben a causas como que la madre ha usado medicamentos anti tiroideos en el embarazo, o que tuviera hipertiroidismo durante la gestación y que el niño desarrolló anticuerpos contra su propia tiroides.
En los casos permanentes la medicación tiene que ser de por vida y la vigilancia médica constante. Hay que visitar al especialista entre dos y tres veces al año.
Bocio
Además del hipotiroidismo congénito en la infancia aparece con frecuencia el bocio, especialmente el que se debe a deficiencias de yodo.
“Tenemos áreas endémicas deficientes de yodo o áreas bociógenas como se les llama. El bocio no es más que una alteración del tamaño de la glándula que puede ir acompañado de hipotiroidismo o no”, informa Rosario.
La Organización Mundial de la Salud define el bocio como el crecimiento de la tiroides a un tamaño mayor que la falange distal del pulgar del paciente.
Si es un bocio simple (sin hipotiroidismo asociado) solo se notará el crecimiento, aunque si no se trata puede seguir creciendo sin control. Si hay hipotiroidismo asociado vendrán entonces las dificultades ya mencionadas.
Hipertiroidismo
Rosario señala que el hipertiroidismo es otra dolencia que se ve en consulta, pero mucho menos.
“Las estadísticas lo ubican en apenas un 5%, y es mucho más frecuente en niñas,  sobre todo en la adolescencia. Es raro antes de los 10 años y antes de los cinco es improbable”, comenta la pediatra.
La mayoría de los hipertiroidismos están asociados a la Enfermedad de Graves-Basedow, que es una tiroiditis autoinmune.
Recomendaciones
Para cuidar la tiroides de los niños y niñas la recomendación es el consumo de alimentos enriquecidos con yodo. La sal debería estar bien yodada (evite usar sal en grano) y se debe aumentar el consumo de alimentos ricos en yodo, entre ellos todos los alimentos del mar, sobre todo mariscos y pescados. La sardina, el arenque y el bacalao son opciones accesibles en el país.
“También hay que darse su vueltita por el malecón o por alguna playa con los niños para tomar la brisa marina que tiene un poco de influencia”, recomienda Rosario.
ALERTA
PREOCUPACIÓN POR LA PRESENCIA DE HORMONAS EN LA COMIDA
Carmen Adonise Rosario advierte que hay una alerta mundial por la gran cantidad de conservantes, químicos y hormonas añadidas a los alimentos para que sean más rentables para quienes los producen.
“Todo eso está causando muchas alteraciones metabólicas. En el aspecto endocrinológico se ha relacionado hormonas como los estrógenos añadidos con incremento del riesgo de cáncer de tiroides, con bocios, porque afectan negativamente la glándula”, expresa.
Dice la especialista que se ve con frecuencia en consulta endocrinológica crecimiento mamario, de vello púbico y axilar y olor apócrino en niños incluso antes de los 7 años. Cuando se suprimen alimentos de su dieta todo vuelve a la normalidad.

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