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Encuentran tumbas profanadas durante el Día de Difuntos

Santo Domingo
Decenas de personas acudieron ayer a los distintos cementerios, donde depositaron flores, velones y otros objetos alusivos a la ocasión para adornar los nichos.
Sin embargo, no todos salieron con la satisfacción de llegar y encontrar las tumbas como sepultaron a sus seres queridos, ya que desaprensivos se han dado a la tarea de profanarlas en busca de algún objeto de valor.
Varias tumbas fueron profanadas en el cementerio de la Máximo Gómez, y solo se observaron los pedazos de concretos encima de osamentas.
La tristeza se notaba en los rostros de quienes se encontraban con la sorpresa de encontrar los nichos de sus seres queridos destruidos.
Otros aprovechaban la ocasión para comercializar flores, velones y otros objetos que adornaban las tumbas de los fieles difuntos.
En el cementerio de la avenida Independencia la presencia de personas también fue notoria, no solo de parientes de los difuntos, sino también de comerciantes que aprovecharon la ocasión para comercializar sus productos.
Agentes policiales se colocaron en los alrededores de los camposantos, con el objetivo de mantener el orden y la seguridad entre los visitantes.
Al celebrarse ayer el Día de los Difuntos, los dominicanos recordaron a sus muertos en los cementerios, como el parque cementerio Puerta del Cielo, donde monseñor Amancio Escapa encabezó una emotiva misa, en conmemoración del día de los fieles difuntos.
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, durante la eucaristía, dijo que “todos vamos a morir, pero que vamos a ser juzgados de manea individual”, por lo que llamó a los feligreses y a la sociedad a actuar de manera correcta, conforme a los mandatos de Dios. Escapa al referirse a la muerte dijo que solo tenemos que esperar que esa puerta se abra y nos juntemos en el cielo con todos nuestros seres queridos, con los santos y con Dios.

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El Día de Todos Los Santos es una fiesta religiosa que se celebra en muchos países de fe cristiana.
Está instituida en honor a los Santos, conocidos y desconocidos, según Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles.
En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre y en varias naciones es un día feriado no laborable. Fue el Papa Gregorio IV quien ordenó en el año 835, que el mundo cristiano honre a todos los santos del cielo en esta fecha.
Se cree que Gregorio IV eligió el 1 de noviembre porque coincidía con una de las cuatro grandes fiestas de los pueblos germanos, y la política de la Iglesia en esos años era reemplazar y eliminar todos los ritos paganos.
En latinoamérica, sobre todo en las iglesias rurales, los altares son adornados con papel de muchos colores y flores. Además, si el altar es para un niño se le ponen juguetes como carritos, muñecas, dulces etc.
La Iglesia llama "Santos" a aquellas personas que se han dedicado su vida a seguir el ejemplo de Jesucristo y han sido "canonizados", o sea declarados oficialmente santos por el Sumo Pontífice.
Según los creyentes por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico.
DIA DE LOS MUERTOS
La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de Muertos, es una celebración cristiana que tiene lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena.
En la Iglesia Católica, para esta celebración se recita el Oficio de Difuntos y las Misas son de Réquiem, excepto cuando el 2 de noviembre cae en domingo, pues no se puede celebrar misa de exequias o de difuntos en domingo.
En España, Portugal y América Latina es tradición que los sacerdotes celebren tres misas ese día. Una concesión parecida se solicitó para todo el mundo al Papa León XIII, pero aunque no la concedió, sí ordenó un Réquiem especial en 1888.
La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó pasará a una mejor vida, etc., sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.
El cementerio, en estos dos primeros días del mes de noviembre, se convierte en una inmensa plaza pública donde asoman las más inusitadas manifestaciones y los más extraños encuentros entre vivos y difuntos.

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