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Soldados de EEUU se hacen liposucción para pasar el "test de la grasa"

El Pentágono es exigente; el que no pasa el examen corporal queda afuera de la Fuerza. Desesperados, muchos uniformados llaman al cirujano

Los soldados suelen llamar de emergencia al doctor Adam Tattelbaum, un cirujano plástico, cuando necesitan una liposucción. Varios militares recurren a ese procedimiento para extraer el exceso de grasa en torno de la cintura a fin de aprobar el examen de grasa corporal del Pentágono, que puede determinar su futuro en la institución.

"Vienen presos del pánico de que los den de baja o reciban un demérito que perjudique sus posibilidades de promoción", dijo el cirujano de Rockville, Maryland.

Algunos soldados dicen que no tienen alternativa, ya que el método del Departamento de Defensa para evaluar la grasa corporal no solamente rechaza los cuerpos con mucha grasa, sino también las complexiones musculares abultadas.
Los expertos en buena condición física y los médicos están de acuerdo y consideran que ese método debe cambiar, incluso las tablas de peso que usa el Pentágono. Dicen que son anticuadas y que no reflejan el hecho de que los habitantes de Estados Unidos son más voluminosos, aunque no necesariamente menos saludables.
Las autoridades de Defensa señalan que sólo una pequeña fracción de quienes exceden los límites de grasa corporal se desempeñan bien en los exámenes de buena condición física. "Queremos que todos triunfen. Esta no es una organización que los entrena para decirles 'Eh, vete de aquí''', afirmó Bill Moore, director del Programa de Capacitación Física de la Armada.

Los exámenes tienen por objeto asegurarse de que los soldados estén listos para los rigores del combate. Las autoridades del Pentágono dicen que los militares no avalan la cirugía para alterar el organismo y aprobar el examen, aunque tampoco prohíben la liposucción.
El Departamento de Defensa calcula la grasa corporal con mediciones de la cintura y el cuello. Los que reprueban el examen deben pasar meses en un programa de ejercicios vigorosos y nutrición especial. Aunque aprueben más adelante, haber fallado una vez puede interrumpir toda promoción durante años, afirman algunos miembros del servicio.
Fracasar tres veces puede ser motivo para ser dado de baja, indican algunos oficiales.
El número de soldados del Ejército despedidos por exceso de peso se ha decuplicado en el último lustro, de 168 en 2008 a 1.815. En la Infantería de Marina, la cifra casi se duplicó, de 102 en 2010 a 186 en 2011, aunque bajó a 132 el año pasado.
La Fuerza Aérea y la Armada dicen que no llevan la cuenta de las bajas vinculadas con dicho examen. Pero los soldados afirman que están bajo intenso escrutinio a medida que los militares reducen sus filas debido a cortes presupuestarios y la conclusión de la guerra de Afganistán.


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