Desde hace un año, el camión en el que la mexicana Lucía Granados sale a trabajar parece otro: de una lonchera
clásica, similar a las que desde hace décadas venden tacos en las
calles de Los Ángeles, se ha convertido en un “food truck” decorado en
colores estridentes, logo y diseño sobre el tráiler, neumáticos nuevos y
otro motor.
“Sabíamos que renovar el camión nos iba a traer
una nueva clientela. Nuestro negocio estaba sufriendo: servir a un
público trabajador en tiempos de recesión se hace difícil”, señala la
mujer, que aunque no entiende mucho de tecnología ha contratado a su
nuera para encargarse de armar un perfil en Facebook para el negocio,
que ahora se llama “Prime Time Sobre Ruedas”.“Mientras que los camiones gourmet están en Twitter y hacen sus promociones, muchos loncheros no están en la tecnología, aunque tengan las herramientas no las usan porque no forma parte de la cultura del negocio”, señala a BBC Mundo Eleida de la Cruz, portavoz de la Asociación de Loncheros Familia Unida, que tiene unos 350 miembros.
De los 6.000 camiones registrados, 4.800 pertenecen a inmigrantes latinos.
Aunque en inferioridad numérica, los recién llegados son los que han vuelto moda el comer de parado: más barato que en un restaurante, es posible conseguir un plato elaborado de casi cualquier cocina del mundo. Los tacos, con este menú renovado, se han vuelto apenas una opción más.
Gourmet y callejero
Fue en 2009 cuando los “food trucks” (camiones de comida) comenzaron a multiplicarse por fuera de los barrios de mayoría latina copados por las loncheras,Aunque no todas las municipalidades los aceptan, hoy son parte del paisaje de Hollywood y del renovado Downtown, zonas que antes no hubieran tolerado un camión, mucho menos aprovechado su oferta.
Este camión con un vikingo como logo se especializa en las salchichas.
“Mi familia es mitad escandinava y quise hacer algo que fuera totalmente original, con la salchicha como ingrediente distintivo”, señala a BBC Mundo Luis Flores, dueño de The Viking, que tiene en el vehículo un vikingo amigable, con embarcación y todo, pintado por profesionales y hasta vende su propia línea de camisetas.
"Mientras que los camiones gourmet están en Twitter y hacen sus promociones, muchos loncheros no están en la tecnología, aunque tengan las herramientas no las usan porque no forma parte de la cultura del negocio"
Eleida de la Cruz, Asociación de Loncheros Familia Unida de California
Para estas cocinas móviles, las redes sociales se han vuelto una herramienta de promoción indispensable y marketing casi gratuito. Kogi, con su fusión de comida coreana y mexicana, fue uno de los pioneros.
“Twitter explotó cuando estábamos empezando y lo vimos como un medio para dar a conocer nuestra ubicación. Vamos exclusivamente a los barrios donde la gente nos pide y esa comunicación sólo se da por las redes sociales”, afirma Alice Shin, directora creativa de la empresa que creció hasta tener ahora cuatro camiones.
El “boca a boca” virtual ha llevado el negocio a otra escala, dicen los dueños.
“La gente que nos conoce en una locación postea si le gustó. Sería muy naif no tener una cuenta, es parte del negocio”, dice Dave Watson, a bordo de su camión Five Diamonds donde promociona comida “moderna y confortable”.
Modelo tradicional
Twitter y Facebook son dos herramientas fundamentales para los camiones gourmet.
La lucha contra el marketing organizado y el poder de internet los ha afectado, dicen en la Asociación de Loncheros.
“Estamos tratando de incentivarlos para que se beneficien de las redes, es barato y sencillo pero el cambio lleva tiempo. Lo cierto es que con esta competencia no se puede”, indica De la Cruz.
Para ayudar en la reconversión, Rick Restifo -en el negocio de los camiones de comida desde 1962- hace las veces de consultor. Ofrece un programa para que los loncheros encuentren las mejores locaciones y tienen un equipo que trabaja en redes sociales.
“Simplemente tratamos de mantenernos al día con las tendencias. Uno no se puede quedar quieto si quiere mantenerse competitivo”, señala el empresario.
"Los otros camiones (gourmet) son lo mismo, nomás que se ponen como que tienen más clase. Pero vamos a las mismas tiendas y compramos la misma mercancía"
Glendy Mejía, trabajadora de una lonchera de tacos
“Lo traté porque me llamo la atención el color. Pero vendía de US$300 a 350 y aquí vendo hasta US$500”, le dice a BBC Mundo el ahora dueño de “González Catering”.
Otros, en cambio, no creen que Twitter o Facebook vayan a hacer mucho por aumentar la clientela.
Este camión ofrece un menú de langostas fescas que llegan a diario de Maine, en el noreste de EE.UU.
“Los otros camiones (gourmet) son lo mismo, nomás que se ponen como que tienen más clase. Pero vamos a las mismas tiendas y compramos la misma mercancía”, indica la mujer, que no cree que la competencia haya afectado su negocio.
González lo pone en cifras: “La gente viene aquí por un taco de US$1,50 y la comida (gourmet) de allá cuesta como US$7. Hay gente que no quiere pagar eso, para nada que nos quitan los clientes. Aquí tenemos clientes fieles y eso no va a cambiar si les damos buen servicio”.
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El crecimiento de los "food trucks" gourmet en Los Ángeles ha generado una clara división entre los negocios tradicionales de loncheras y las nuevas propuestas que integran marketing y tecnología. Aunque las loncheras familiares han mantenido una clientela fiel a lo largo de los años, la falta de adaptación a las herramientas digitales como redes sociales ha puesto en desventaja a muchos en un mercado donde la visibilidad en plataformas como Twitter o Facebook es clave para atraer nuevos clientes. Sin embargo, la competencia no es tan perjudicial para todos, ya que algunos comerciantes de loncheras, con precios más accesibles y un servicio cercano, siguen siendo la opción preferida por aquellos que buscan una experiencia más económica y auténtica. La transformación digital, aunque necesaria, no es la solución única, y la lealtad de los clientes a veces supera las tendencias del marketing.
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