Ir con el respaldo recostado, el cinturón de seguridad mal puesto (o incluso sin él), objetos sueltos en el habitáculo, o con los pies sobre el salpicadero del vehículo son algunas de las posturas incorrectas más habituales en el coche que pueden hacer que un accidente se convierta en mortal.
El Real Automóvil Club de España – RACE y GoodYear han realizado en la sede de Cidaut, Valladolid, un ‘crash test’ que ha arrojado resultados preocupantes, ya que millones de españoles viajan en carro en posiciones que, en caso de accidente, son incompatibles con la vida.
Según este estudio los errores más comunes son el dejar objetos sueltos en el habitáculo, con casi 24 millones de personas que lo hacen de forma habitual. Le siguen llevar el respaldo recostado, una práctica habitual en unos 4,2 millones de ocupantes, y no usar el cinturón o colocarlo de manera incorrecta, algo que confiesan hasta 3 millones de personas.
Estos datos son el resultado de la encuesta realizada entre 3.287 personas en octubre de 2019.
Según el RACE, llevar objetos sueltos en el interior del vehículo hace que, circulando a 60 km/h, el peso de estos objetos se multiplique por 56, por lo que un simple maletín de 2 kilos superaría los 110 en caso de accidente.
En el caso de llevar el cinturón de seguridad flojo para evitar molestias, esta práctica hace que el cuerpo se desplace hacia delante más de 25 centímetros, incrementando la probabilidad de colisión contra el volante, el salpicadero o los asientos delanteros.
Colocar las piernas en el salpicadero cuando se va de pasajero puede provocar lesiones en piernas y articulaciones por el efecto del accionamiento del airbag en caso de colisión, sometiendo al cuerpo a una presión intensa. Si se va recostado disminuye la eficiencia del cinturón de seguridad y se corre el riesgo de padecer el «efecto submarino».
Ir de pasajero con el respaldo del asiento recostado provoca el mencionado «efecto sumbarino», que consiste en que el cuerpo se desliza por debajo de la banda abdominal del cinturón de seguridad. Esto puede provocar daños intraabdominales por retención sobre partes blandas, y que las rodillas alcancen el salpicadero, pudiendo romper la cabeza del fémur, astillar el hueso y seccionar la irrigación sanguínea.
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