Antonio María Jiménez
doctor Leonel Fernández en una de sus gestiones como presidente de la República, decidió nombrar como Viceministro de Cultura al ilustre y reconocido “elitista” escritor francomacorisano, licenciado Cayito Espinal.
En lo inmediato los trabajadores del arte, con asiento en la Escuela de Bellas Artes y Clubes Culturales, “hicieron cocote”, entendiendo que tendrían en primera fila a un aliado allá en las alturas de ese Ministerio, para hacer posible la construcción de la Plaza de la Cultura, prometida por Fernández y luego por el actual presidente Danilo Medina.
Ni la una ni la otra, el licenciado Cayito Espinal al parecer ha sido una pieza màs de decoración de esa institución del Estado, tan así que en sus propias narices su Ministro, arquitecto Eduardo Selman, dispuso en la presente semana la muerte súbita de la Escuela de Bellas Artes, en la cual se formaron grandes artistas de fama nacional e internacional.
Como el señor Selman ordenó el traslado de sus instrumentos y otros utensilios a la sede del Ministerio, el director de la Escuela, doctor Rafael Colón Ángeles junto al cuerpo docente y estudiantes, les recomendamos recoger los pocos restos que quedaron en el edificio del colegio “INFI” y velarlos en la glorieta del parque Duarte.
Su entierro deben ser en los terrenos del Ministerio de Cultura, en cuyo acto el doctor Colón Ángeles, si en verdad se respeta, declare no gratos en esta ciudad a los señores Cayito Espinal y Eduardo Selman, como desahogo de los francomacorisanos que lamentan y condenan la clausura de la Escuela de Bellas Artes.
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