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De vuelta a clases: Un amigo en la mochila

Santo Domingo, RD
Definitivamente vivimos en la “sociedad de la lectura”: para informarse, estudiar, socializar o simplemente entretenerse, niños y jóvenes pasan horas y horas frente a sus computadoras, manipulando sus teléfonos celulares y sus iPads. Pero... ¿Cuántos libros están leyendo? ¿Cuántas historias han terminado? ¿Han reflexionado sobre ellas? ¿Qué han aprendido? Nos sorprendería comparar el tiempo empleado en las redes sociales con el invertido en la lectura y comprensión de una buena historia.
No se trata sólo de transmisión de información o conocimiento, sino de que los niños y adolescentes  desarrollen herramientas que les ayuden a pensar, a establecer un juicio crítico, a despertar su curiosidad, a alimentar su imaginación, a ampliar su vocabulario, a fijar el uso correcto de la gramática y la ortografía, y (esto es importantísimo) ayudarles a construir su mapa emocional. Aquí les ofrecemos cinco clásicos de la literatura infantil con mensajes que no pierden vigencia.
El principito
La atemporal historia de Antoine de Saint-Exúperi es uno de los libros más traducidos en el mundo. Una historia tan sencilla como profunda, repleta de lecciones de vida. Publicada en 1943, esta novela corta cuenta el encuentro entre un piloto perdido en el desierto del Sahara y un pequeño príncipe proveniente de otro planeta. Un libro lleno de honduras y de hermosas acuarelas realizadas también por el autor.
Juan Salvador Gaviota
La fábula escrita por Richard Bach, en 1972, se ha convertido en un libro de culto: una auténtica metáfora sobre la libertad y la responsabilidad que representan las decisiones tomadas. La historia de la pequeña Gaviota, su aprendizaje en el vuelo y su oposición a que los demás interfieran en sus sueños, se considera un importante mensaje dedicado a la superación personal.  
El diario de Ana Frank
Se trata de uno de los libros que más sensibilizaron sobre la persecución Nazi hacia los judíos, posiblemente por tratarse de una historia real, narrada por una adolescente que, desde los 12 a los 15 años, debe vivir escondida junto a su familia en la “casita de atrás”. Ana era una niña llena de sueños, que plasmó en Kitty (el cuaderno que le regalaron al cumplir los doce años) el horror de aquellos años desde un punto de vista que hoy calificaríamos de resiliente.
Mujercitas
Louisa May Alcott publicó en 1868 la historia de la señora March y sus cuatro hijas, una lectura que muchos consideran obligatoria ya que la novela “Mujercitas” apunta claros indicios de una postura feminista, de igualdad de género, y de respeto a los deseos de cuatro chicas que se rebelan (especialmente Jo March) a invertir su vida zurciendo medias y ejerciendo de esposas. Cuatro adolescentes imperfectas (discuten, se engañan, se ofenden), con intereses artísticos e intelectuales aunque, finalmente y como imperaba en el siglo, todos esos sueños se vieran frustrados.
No somos irrompibles  
Mucho antes de las súper ventas que representaron entre niños y adolescentes las historias de Crespúsculo y Harry Potter, había una mujer argentina, Elsa Bornemman, que vendía historias como pan caliente. Su secreto: un lenguaje directo, cercano, sin temor a hablar de las emociones. “No somos irrompibles” es una antología de relatos, 12 cuentos para chicos enamorados, que se atreve a contar en primera persona cómo se ilusionan y se desilusionan los jóvenes, sin pruritos y permitiéndose la poesía.
CITAS
 “Lo esencial es invisible a los ojos”
(El Principito)
“Por supuesto que hay destino, pero no te empuja a donde no quieres ir. El destino depende de ti”
(Juan Salvador Gaviota)
“Quiero ser útil o llevar alegría a la gente, incluso a la que nunca conocí. Quiero seguir viviendo incluso después de mi muerte”
(El Diario de Ana Frank)
“Como pretendes volar si no te alejas de los que te arrancan las plumas”.
(Mujercitas)
“Solamente el amor de otro puede cicatrizar nuestro corazón. Mi amigo y yo lo sabemos, por eso somos amigos. (No somos irrompibles)


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