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Llegada del Apolo 11 a la Luna: la increíble historia de los jóvenes científicos que hicieron posible la misión


Stephen Bales en el centro de controlDerechos de autor de la imagenNASA
Image captionStephen Bales tenía 26 años cuando fue uno de los ingenieros a cargo del programa de descenso a la superficie lunar.

"Yo era un joven de 26 años, ¡un joven que podía detener una misión espacial!".
El ingeniero Stephen Bales aún muestra incredulidad cuando habla de su papel en la histórica misión Apolo 11, hace 50 años.
El 20 de julio de 1969 el astronauta Neil Armstrong, seguido poco después por su colega Edwin "Buzz" Aldrin, dejó la primera huella humana en la superficie lunar, mientras el tercer integrante de la misión, Michael Collins, daba vueltas a la Luna en el módulo de mando.
Aquel "paso gigante para la humanidad", en las célebres palabras de Armstrong, es tal vez la imagen más recordada de Apolo 11.
Pero cerca de 400.000 personas trabajaron en las misiones del Proyecto Apolo.
Y uno de los roles cruciales fue desempeñado por los llamados "controladores de vuelo", los ingenieros en el centro de control de la misión en Houston, Texas.
Stephen Bales era uno de esos ingenieros y es uno de los protagonistas del Apolo 11 entrevistados por la BBC para la serie "13 minutos a la Luna", que explora el dramático descenso hasta la superficie lunar y la dedicación de quienes hicieron posible esa hazaña.
Los controladores venían de diferentes rincones de Estados Unidos y poseían conocimientos en campos distintos, pero tenían algo crucial en común: su juventud.
La edad promedio de los ingenieros en el centro de control del Proyecto Apolo era 27 años, según el director de vuelo Glynn Lunney.






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Sin embargo, para la NASA, colocar tamaña responsabilidad en jóvenes que estaban recién salidos de la universidad no era un riesgo, sino una ventaja.

¿Cómo acabaron tantos jóvenes en las misiones Apolo?

En mayo de 1961 el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, anunció ante el Congreso su ambiciosa meta de "hacer aterrizar un hombre en la Luna" antes del fin de la década.
Poco antes, en abril de ese mismo año, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin se había convertido en el primer ser humano en viajar al espacio.
En medio de una tenaz carrera espacial, la NASA debió crear rápidamente un plantel de técnicos y expertos capaces de responder al desafío de Kennedy.

Gráfico del viaje a la Luna del Apolo 11.

"Casi todo el mundo fue contratado en base a su currículum, sin entrevistas. Mirábamos las postulaciones y decíamos: 'Esta persona puede ir a tal departamento o a tal otro'", señaló en una entrevista de archivo el director de vuelo Gene Kranz, uno de los jefes de los controladores.
La agencia espacial estadounidense contrató de esa manera jóvenes graduados en física, matemáticas, ingeniería y todos los campos necesarios para la misión.
La idea era poner sus capacidades a prueba en la línea de fuego del trabajo.

Bales, de una comunidad rural a la NASA

Bales había crecido en una comunidad de agricultores en Iowa y fue seleccionado aún antes de finalizar sus estudios universitarios.
Luego de obtener su título de ingeniero, el joven llegó a Houston como pasante en el nuevo centro de control que construía la NASA.


Steve BalesDerechos de autor de la imagenNASA
Image captionBales debió aprender rápidamente a escuchar cuatro conversaciones al mismo tiempo.

"Mi primer trabajo, aunque no lo crean, era dar tours del centro a visitantes importantes", recordó Bales 50 años después.
"Pero siempre que podía hablaba con los ingenieros en el centro de control y sentí que ahí era donde quería estar".
Con 23 años, el joven ya trabajaba como controlador de vuelo en las misiones Gemini, previas al Proyecto Apolo.
Cuando fue el turno de Apolo 11, Bales fue uno de los ingenieros a cargo de la computadora que guiaría el programa de descenso a la superficie lunar, bajo el liderazgo del director de vuelo Gene Kranz.

"No estaban asustados"

"Todos los controladores de vuelo en mi equipo eran tan jóvenes que tenían caras de niños, como si no necesitaran ni siquiera afeitarse", recordó Kranz.
En el centro de control también trabajaban algunas mujeres, como Frances Northcutt, que a los 25 años fue la primera ingeniera mujer en el centro de control de las misiones Apolo.


Neil ArmstrongDerechos de autor de la imagenNASA
Image captionArmstrong en el módulo lunar en el que descendió junto a Aldrin a la superficie lunar, mientras Collins daba vueltas a la Luna en el módulo de mando.

"La tarea no tenía precedentes y como eran tan jóvenes tenían una actitud de 'vamos a ver cómo logramos esto'", dijo a la BBC Gerry Griffin, director de vuelo en el programa Apolo y exdirector del Centro Espacial Johnson de la NASA.
"No es que los jóvenes desconocieran los riesgos", agregó Griffin. "Ellos entendían bien cuáles eran los riesgos, pero simplemente no tenían miedo".

"Escuchar cuatro conversaciones al mismo tiempo"

La NASA preparaba a los jóvenes a través de simulaciones, en las que iba filtrando a los ingenieros no aptos para la presión extrema del centro de control.
"Hacíamos esos ejercicios 10 o 12 veces al día. Cada ejercicio era seguido de un análisis inmediato de los resultados y luego había otro ejercicio y otro", señaló el controlador de vuelo John Aaron.
"Al final del día -agregó- estabas tan exhausto que siempre decíamos: 'Si sobrevives a las simulaciones, la misión será un juego de niños'".


Directores de vueloDerechos de autor de la imagenNASA
Image captionGriffin (primero en la imagen con la chaqueta a cuadros) y Kranz (segundo sentado, con chaqueta clara) tenían un gran conocimiento de las personas en su equipo y no temían delegar.

Bales también descubrió rápidamente la necesidad de desarrollar una nueva habilidad crucial.
Cada equipo tenía a su cargo un aspecto de la misión y era vital la comunicación fluida en tiempo real, a través de canales o circuitos simultáneos denominados "loops".
"Una de las primeras cosas que tuve que aprender fue cómo escuchar cuatro conversaciones al mismo tiempo", relató Bales a la BBC.
"Esos loops eran constantes y era crucial captar palabras clave y entender qué significaban para tomar decisiones en cuestión de segundos".

Confianza en el equipo y capacidad de delegar

Quienes estaban a cargo de los controladores de vuelo, como Gene Kranz, también debían tener cualidades especiales.
"Nadie podía comprender todas las cosas que hacía todo el mundo. El director de vuelo era como el director de una orquesta, que tal vez toca uno o dos instrumentos mejor que los músicos, pero no conoce las sutilezas de los otros instrumentos", señaló Bales.


Aldrin en la LunaDerechos de autor de la imagenNASA
Image captionLa famosa imagen de Aldrin en la Luna. Las misiones Apolo fueron posibles gracias al trabajo de cerca de 400.000 personas.

"Había algo más importante que conocer todos los sistemas:el director de vuelo conocía a las personas y sabía al instante si había un problema en cuanto escuchaba un cambio de tono de voz", agregó Kranz.
Ese conocimiento de las personas permitía a los directores de vuelo confiar en su equipo.
"No tomábamos decisiones al nivel más alto, sino que las delegábamos", afirmó Griffin.
"El director de vuelo entendía la información que recibía de diferentes personas, pero cada uno tenía un trozo del pastel, y las decisiones se tomaban al nivel de quien sabía más de cada función concreta. No había tiempo para elevar cada cosa a los jefes".

15 segundos que parecieron una eternidad

Las habilidades de Bales fueron puestas a prueba especialmente durante el descenso del módulo que llevaba a Armstrong y Aldrin a la superficie lunar.
Los astronautas vieron en su computadora un mensaje de alarma y en la pantalla apareció un código inesperado: "1202".
En las grabaciones se percibe el cambio en el tono de voz de Armstrong y su urgencia al pedir una explicación sobre el significado de "1202".


Lanzamiento de la misión Apolo 11Derechos de autor de la imagenNASA
Image captionEl cohete Saturno que transportó los módulos al espacio fue lanzado el 16 de julio desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida.

¿Era la situación lo suficientemente seria como para interrumpir el descenso?
Bales, junto al matemático de 23 años Jack Garman, debía tomar una decisión. Ambos constataron rápidamente que si los otros sistemas funcionaban bien, el mensaje 1202 no era lo suficientemente grave como para interrumpir el descenso.
"Pasaron 15 segundos entre el mensaje de los astronautas y nuestra decisión de decir:'¡Adelante!'.Ese tiempo me pareció una eternidad, pero jamás nos detuvimos", recordó Bales.

"Todavía me emociona"

Tal vez el momento de Apolo 11 que más conmovió a Bales durante su relato a la BBC fue el que ocurrió durante una tensa pausa en el centro de control de la misión.
Antes del histórico alunizaje, los ingenieros aguardaban la reaparición del módulo con los astronautas desde la cara oculta de la Luna.
Fue entonces que Kranz hizo algo inesperado.
"El nivel de preocupación de estos jóvenes era tremendo. La edad promedio de mi equipo de controladores era 26. Yo, el director de vuelo, tenía 36, y era el mayor en todo el grupo. Sentí en ese momento que tenía que hablar a mi equipo", recordó Kranz.


Gene Kranz en el centro de control.Derechos de autor de la imagenNASA
Image captionGene Kranz en el centro de control. En el momento del alunizaje tenía 36 años y su equipo, un promedio de 26.

Bales relató a la BBC las palabras de Kranz.
"Él nos dijo lo siguiente: estamos a punto de hacer algo que nadie jamás ha hecho. Ustedes han entrenado para esto toda su vida. Vamos a hacerlo. Pero quiero que sepan que sea cual sea el resultado, cuando abandonemos esta habitación lo haremos como un equipo y no como individuos".
"Kranz nos dijo luego: tranquen las puertas, estaremos aquí hasta que hayamos o bien alunizado, o bien abortado la misión, o la nave se haya estrellado", relató Bales.
"No puedes imaginar lo que significaron en ese momento esas palabras, casi no puedo decirlas por la emoción que siento todavía".
Como relata la serie "13 minutos a la Luna", los astronautas del Apolo 11 eran apenas la punta del iceberg.
Los jóvenes controladores y directores de vuelo de las misiones Apolo fueron una parte vital de aquellos miles de hombres y mujeres sin los cuales Armstrong y Aldrin jamás hubieran pisado la Luna.


Foto del 24 de julio de 1969 distribuida por la NASA con los festejos por la exitosa coronación de la misión de la Apolo 11, que se plantó en la Luna.
Ya no hay humo de cigarrillos, puros y pipas. Desaparecieron las manchas de café, gaseosas y pizzas. Con pocas excepciones, el Centro de Control de la NASA en la era de las naves Apolo fue restaurado para que se vea como hace 50 años, cuando dos hombres pisaron la Luna.
La reconstrucción recibió el visto bueno del director del vuelo Gene Kranz, hoy retirado y un hombre que jamás aceptaría una falla o el menor descuido.
Sentado en la misma consola donde dirigió las misiones de las Apolo 11, la Apolo 13 y otras más, Kranz hizo notar que faltaba el teléfono que tenía detrás suyo. Y que los conductos de ventilación estaban ennegrecidos por todo el humo de cigarrillos, no inmaculadamente limpio como ahora.
Ese par de detalles lo transportaron en un abrir y cerrar de ojos al 20 de julio de 1969, al momento en que alunizaron Neil Armstron y Buzz Aldrin.
“Cuando me siento aquí y estoy en la consola, escucho estas palabras: ‘Houston, aquí la base Tranquilidad. El Águila se ha posado’”, dijo Kranz durante una visita al Centro Espacial Johnson de la NASA.
Con todos esos asientos vacíos, la sala le recuerda los cambios de guardia, cuando los controladores iban al baño.
“Es lindo ver como esto vuelve a la vida”, dijo Kranz, quien tituló su autobiografía “El fracaso no es una opción”.
La reapertura del viernes, a tres semanas del 50mo aniversario del alunizaje, corona años de trabajo y de donaciones de millones de dólares. El público podrá visitar el lugar a partir del lunes.
Meticulosamente recreado, incluida la alfombra marrón, el empapelado de las paredes mezcla de verde y gris, el techo blanco, asientos con colchonetas, ceniceros de vidrio amarillos y tazas de café retro, el Centro de Control de Operaciones de la Misión Apolo nunca se vio, y olió, tan bien.
En julio de 1969 el hombre llegó a la Luna
El objetivo era “reproducir el aspecto y el ambiente de julio del 69”, dijo el director del proyecto de restauración de la NASA Jim Thornton. “Este es un Monumento Histórico Nacional. Y no por los ladrillos y el cemento del edificio, sino por los logros asombrosos que hubo adentro del edificio”.
La funcionaria a cargo de la preservación histórica, Sandra Tetley, quiso ser lo más precisa posible. Comenzó a trabajar en el proyecto en el 2013, cuando la sala había caído en el olvido. Fue usada por última vez con los transbordadores espaciales de los años 90, luego abandonada antes de ser abierta al turismo.
La restauración tomó impulso en el 2017. La sala fue cerrada y empezaron las obras. Se recaudaron más de 5 millones de dólares, la mayoría producto de donaciones. La ciudad de Webster, cruzando la calle, aportó 3,5 millones.
Tetley y su equipo entrevistaron a los controladores y a los directores de vuelos, hoy setentones y ochentones. Examinaron fotos viejas y consultaron a especialistas en pintura, empapelado, alfombras, electricidad y albañilería.
Decididos a darle un sabor auténtico a la reconstrucción, buscaron en eBay y en negocios de cosas viejas ceniceros y tazas y apelaron a impresiones de láser 3D para reproducir tapas para los ceniceros de la jaula de vidrio para visitantes.
Se ordenaron alfombras idénticas y las cortaron en cuadrados de 180 centímetros cuadrados (28 pulgadas cuadradas). Se le dio aspecto de usada para que la recreación fuese más realista.
Y, sí, Kranz consiguió su teléfono de pared viejo.
“Peleé para que me diesen todo”, dijo Tetley. “Es una recreación históricamente fiel”.
Las consolas verdes fueron transportadas en camión el museo de la Cosmósfera en Hutchinson, Kansas, para ser renovadas. Les extrajeron colitas de cigarrillos y envoltorios de chicles.
El esfuerzo no fue en vano. Algunos controladores de vuelo estaban tan conmovidos por la recreación que lagrimearon.
“Ahí supimos que habíamos hecho las cosas bien”, dijo Tetley.
Los controladores se reúnen todos los años para celebrar el aniversario, aunque cada vez quedan menos.
Y se sienten felices de haber ayudado a reconstruir el centro de control.

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