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“El Despertar de la Iglesia Católica Sobre los Males del País”


Son muchos de los sobrevivientes de la Era Trujillista que aún rememoran la postura de la Iglesia Católica para condenar los horrendos crímenes, las torturas, las persecuciones y las deportaciones injustas de quienes de una u otra manera adversaron al tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Luego en las décadas del 60 y 70 fue tímida, pero efectiva que obispos y sacerdotes asumieran la postura de la gran mayoría de pueblo dominicano, de animar “sacar del poder al gobierno criminal de los 12 años del doctor Balaguer”, efectivo el 16 de agosto de 1978.
Cuando el ingeniero Hipólito Mejía para tratar de convertir en éxito la reelección presidencial, desfalcó las arcas del Estado para comprar legisladores y tránsfugas de distintos partidos, se volvieron a escuchar las voces de la Iglesia Católica.
Aunque en la gestión de monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez, palideció la postura de la Iglesia contra los males existentes en el país, ahora hay un despertar en la gestión del arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria.
Tan así, que tanto él como obispos y sacerdotes en la Semana Santa, pusieron sus dedos en las llagas del país, nos referimos a la reelección presidencial, inseguridad, delincuencia, corrupción y los aprestos de un grupito de funcionarios que haciendo uso del principio que reza “el fin justifica los medios”, pretenden con intensiones mezquinas perpetuarse en sus cargos, sin importar que para lograrlo haya que pisotear una vez más nuestra Carta Magna.
Los que menos tienen y que en consecuencia viven en medio de una extrema pobreza, desde distintos rincones del país, han de estar aplaudiendo sin reservas el decir de la Iglesia Católica en lo que fue la celebración de la Semana Santa 2019.
Al parecer se terminó la mudez y el designio de quienes ejercer el poder.
Antonio María Jiménez
Antonio María Jiménez es locutor y periodista, director del Noticiario 1070 y dirige varios programas en Hibi Radio. Correo: redaccion@antoniomaria.net

La inseguridad, los feminicidios, el sistema político, la delincuencia y la corrupción, son algunos tópicos presentados cada año en el Sermón de las Siete Palabras, realizado el Viernes Santo en la Catedral Primada de América.
En los últimos cinco años, desde 2015 hasta la fecha, estos discursos han servido como desahogo para la Iglesia con relación a problemáticas que afectan a República Dominicana.
El pasado Viernes Santo, con la primera palabra: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, el reverendo padre José Alberto Vargas arremetió contra “aquellos que ponen sus intereses personales, de su grupo o partido por encima de nuestro proyecto de nación, olvidando que por encima de la patria solamente está Dios”, así como los que quieren perpetuarse en sus cargos sin importar que para cumplir este cometido pasen por encima de la Constitución.
Las debilidades del sistema de justicia fue otro de los temas expuestos, esta vez en la segunda palabra, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, en la que el sacerdote José Pastor Ramírez leyó que quienes la administran están “trabajando para que la corrupción que se genera en las instancias de la sociedad quede impune”. Tema que fue mencionado, al igual, en la cuarta palabra: “Dios mío, Dios mío porque me has abandonado”. En 2018 la Iglesia arremetió, en la primera palabra, contra quienes promueven el odio, el rencor y la xenofobia, con el pretexto de ser “nacionalistas”.
Este tema siguió en la segunda, en la que hizo mención a aquellos que están aferrados a un “patriotismo barato” contra los inmigrantes.
“Es verdad que no podemos recibir a todos los ilegales haitianos que cruzan por la frontera, pero no se puede tratar de incentivar en los más ignorantes un nacionalismo rancio y barato que no toca a quienes se benefician de la mano barata de los trabajadores haitianos ni reclaman la aplicación de las leyes laborales”, también enfatizaron en la tercera palabra: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”.
En 2017 las Siete Palabras atacaron a quienes intentaban legalizar el aborto, al manifestar que deberían estar sentados en el banquillo de los acusados.
“En un país que se legaliza el aborto ¿se puede hablar de justicia? ¿Qué esperanza puede tener la vida cuando los encargados de protegerla la desprotegen? Es más fácil promover el aborto que promover la familia, la fidelidad matrimonial, la responsabilidad materna.
El derecho a la vida es anterior a cualquier derecho del Estado. El Estado no es dueño de la vida de nadie”, expresaron en la Catedral.
En la tercera, la Iglesia arremetió contra los agentes policiales que están involucrados en actos delictivos que empañan la credibilidad de la institución.
“Ustedes ven en los destacamentos una frase que dice: Todo por la Patria, ironía de la vida los ciudadanos tienen temor a los miembros de la Policía Nacional porque desgraciadamente en la mayoría de los atracos que se realizan, aparece la sospecha o la certeza de su participación”, explicó.
En 2016 uno de los más importantes fue la fuerte crítica hacia el sistema político dominicano. A dos meses antes de las elecciones electores, durante la primera palabra, el párroco Ángel Sánchez Camacho dijo que el pueblo debía dar a los políticos el voto del castigo, en vez del perdón.
Asimismo, criticó y pidió perdón por aquellos que toman la política como medio para obtener dinero.
En la quinta palabra “Tengo Sed” criticó los feminicidios, porque Jesús aborrece la violencia y la destrucción de las familias.
Diversos actos religiosos se celebraron en los distintos templos de la Iglesia Católica con motivo de la conmemoración de la vida, pasión y muerte de Jesucristo.
Feminicidios
“Jesús muere una y otra vez en tantas familias desprovistas de lo más mínimo para vivir dignamente, en tantas mujeres que necesitan dos semanas para poner una cita o ante la incoherencia de un juez que se conmueve más frente al macho agresor que ante una mujer desamparada”, señaló el padre Milcíades Florentino.
Mientras que en 2015 los políticos y el Poder Ejecutivo fueron otra vez criticados por la Iglesia.
En la primera palabra se refirió a que los senadores, diputados y representantes del Gobierno, deberían tener salarios mínimos, debido a que trabajan por el bien común del pueblo.
“Recordando a Martin Luther King, y guardando la distancia, yo también tuve un sueño: que senadores, diputados y miembros del Poder Ejecutivo que en vez de cobrar el salario máximo cobraran el salario mínimo, para que nadie quedara por debajo de ellos, que en vez de dejarse adular adulen al pueblo y no solo en campaña electoral, que en vez de mentir digan la verdad, que en vez de andar ostentando lujosos vehículos sigan en vehículos utilitarios como el resto de la gente, que en vez de vivir en grandes mansiones vivan en pequeñas edificaciones, como vive la mayoría del pueblo dominicano, que en vez de conseguir las mejores becas para sus hijos, esas becas fueran para los hijos de los pobres”, leyó uno de los párrocos.
SEPA MÁS
Las promesas incumplidas
Burlas y engaños.
El padre Aquiles Ozuna, parroquia Santo Domingo Savio de Los Guandules, se preguntó si acaso no se siente Jesús abandonado, al estar encarnado en tantas personas engañadas y burladas ante tantas promesas incumplidas.
Así expuso la cuarta palabra de Jesús, “Dios mío, Dios Mío, por qué me has abandonado”.

Piedad al pobre.
Jesús murió en la cruz para mostrar que “Dios nos ama”. Habló del amor al prójimo y tener piedad del más pobre.
La Biblia que expresa: “Si alguien dice que ama a Dios a quien no ve, y no ama a su hermano, a quien ve, es un mentiroso”.  
La Semana Santa fue utilizada como escenario por parte de la iglesia católica dominicana para realizar duras críticas y cuestionamientos al Gobierno, su accionar, la justicia y los aprestos reeleccionistas.
En el Sermón de las Siete Palabras que recoge las últimas siete palabras dichas por Jesús antes de ser crucificado, la iglesia se enfocó en los males que considera afectan al país.
Tocó temas tan neurálgico como la reforma a la Constitución que promueven sectores oficialista para extender el mandato del presidente Danilo Medina.
En la primera palabra: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, el padre José Alberto Vargas, pidió perdonar a las personas que ponen sus intereses personales, de su grupo o partido por encima de la nación, olvidando con ello que Dios está por encima de todo. “Aquellos que haciendo uso del principio el fin justifica los medios, pretenden con intensiones mezquinas perpetuarse en sus cargos sin importar que para lograrlo haya que pisotear una vez más nuestra Carta Magna”, enfatizó.
En la segunda palabra, “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso”, el sacerdote José Pastor Ramírez, cuestionó la Justicia, la que considera está “secuestrada” y cuya función esencial se ha reducido prácticamente a encubrir a los políticos corruptos”.
En la tercera palabra titulada: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo, ahí tienes a tu madre”, el párroco Ramón de Jesús Báez, hizo un llamado a acabar con la prostitución de menores que se encuentran en los centros turísticos de Boca Chica y Puerto Plata, lugares que tildó de antros que se alimentan de la denigración familiar y de la pobreza que se pasea por los campos y barrios empobrecidos.
En la cuarta palabra: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?, el reverendo Leonardo Aquiles, proclamó que “la soberanía de nuestro país, nuestra Constitución ha pasado a ser un simple papel objeto de complacencia y conveniencia de unos pocos, alterado para lograr fines partidistas y personales”.
En la quinta palabra: “Tengo Sed”, el párroco Nelkys Acevedo de la Rosa, clamó por la paz, por amor, por el que pide casa por no tener dónde dormir, libertad para el presidiario y salud al enfermo.
En la sexta palabra: “Todo está consumado”, el padre David Alexander Soriano, se preguntó qué se está haciendo por la nación con el restante 96% del PIB si se ha logrado tanto con el 4% otorgado a la educación.
En la séptima palabra: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”, el diácono Blas Bonilla Morfe, abogó por luchar contra los males: “luchar contra la delincuencia, luchar contra la corrupción, luchar contra la impunidad, luchar contra la inseguridad ciudadana, luchar contra los feminicidios, luchar contra la pobreza que hace que mucha gente viva de forma infrahumana, luchar contra la injusticia, luchar contra el aborto”.
El despertar
La Iglesia Católica dominicana retomó el papel crítico que durante años había jugado frente a los problemas de la nación y que bajaron de tono, tras la salida de la vida pública del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, quien impuso su sello al fijar posiciones contundentes y a veces incendiarias.
Los nuevos cambios introducidos en la iglesia dominicana por el papa Francisco, en el año 2016, dieron paso a designaciones de obispos, quienes, si bien realizaban cuestionamientos, a veces lo hacían de forma sobria y moderada.
Sin embargo, hoy día, el escenario es diferente y los católicos han vuelto renovados con un discurso crítico que se ha extendido por todas las diócesis y arquidiócesis del país.
En Santo Domingo, la voz cantante la tiene el arzobispo metropolitano Francisco Ozoria Acosta, definido como hombre sencillo, de bajo perfil, pero con mucho temple. Sus últimas declaraciones de que algunas personas intentan “perpetuarse en el poder sin importarles las consecuencias negativas que ello conlleva”, lo han colocado de frente a los defensores del gobierno y a quienes impulsan la reelección presidencial de Danilo Medina.

El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, aseguró ayer que en el país hay gente que “se da la buena vida y da muerte a muchos”.
Durante la celebración de la misa pascual, el sacerdote aseguró que no se puede olvidar que hay vidas que dan muerte, porque hay mucha gente que vive la vida muy bien, que se da buena vida y da muerte a mucha gente”.
Indicó que no todo está perdido a pesar de la criminalidad y la corrupción y afirmó que los cristianos deben ser optimistas.
Al oficiar la Eucaristía en la Catedral Primada de América, el sacerdote le dijo a los presentes que espera que el bien triunfe por encima del mal.
Exhortó a hacer obras de bien en favor de los más necesitados y a respetar a las personas sin importar su color de pie o nacionalidad, “porque somos iguales ante los ojos de Dios. Dios no ha creado iguales”.
En otro orden, monseñor advirtió que no es una buena política buscar el bienestar para una sola persona.
Aseguró que tampoco se hace buena política si ese bienestar se persigue para una familia, un solo partido político, o un grupo determinado.
Mientras, al ser entrevistado por Héctor Herrera Cabral en el programa D´ Agenda que cada domingo se difunde por Telesistema Canal 11, el prelado dijo que se hace buena política cuando se busca el bienestar de toda la colectividad.
“Le llamo, sobre todo, a este mundo político partidista a que busquen el bien de todos, el bien común, la verdadera política, la buena política es la de buscar el bien común, el bien para todos, no es buena política el buscar el bienestar para mí solo, de buscar el bienestar para mí”, añadió.

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