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El 'móvil' del crimen (al volante)


¿Quién prefieres ser: quien vive o quien muere?».

Jaime perdió una pierna por un whatsapp, Óscar quedó parapléjico por escribir un mensaje mientras conducía...
500 personas, según datos de Tráfico, perdieron su vida el año pasado por descuidos en la conducción relacionados con el teléfono
Buscamos cuánto hay de verdad en los mensajes de la última campaña publicitaria de la DGT contra el aumento de los accidentes
Nacional N-432, a la altura de Córdoba. El ruido de la bola de ping pong que Jaime tenía como tono de WhatsApp distrajo su atención al volante. Al otro lado de la línea, su madre quería saber si iría a su casa a cenar esa noche. Y Jaime (32 años) no esperó a parar el Renault Clio que conducía para contestar. Sus ojos miraron hacia abajo y con su mano derecha pulsaba las techas hasta que...
«Me había cambiado de carril y al darme cuenta de que me iba a estampar contra un camión, di un volantazo y me salí de la carretera dando varias vueltas de campana», explica hoy sobre lo ocurrido hace dos años. Su pierna derecha quedó atrapada entre el freno de mano y el cambio de marchas. Sobrevivió pero se la tuvieron que amputar. «Me he destrozado la vida por intentar responder a un mensaje. Es absurdo y triste. Hace poco fui a un colegio para explicar a unos alumnos de Bachillerato cómo había perdido la pierna, para que sean conscientes de que no se puede jugar con el móvil si vas conduciendo».
Si le preguntan a Jaime cómo perdió su pierna derecha, él responderá que fue por culpa del WhatsApp. Si le preguntan a Óscar por qué está en una silla de ruedas, dirá que fue por culpa del WhatsApp. Y si le preguntan a Anabel por qué perdió a su marido y a su hijo, asegurará que si no existiera el WhatsApp ellos seguirían con vida.
En verdad ninguna de estas desgracias fue por culpa directa de la aplicación de mensajería instantánea. La responsabilidad es algo más humana, de los conductores y su adicción a estar pegados al móvil. Sea en el habitáculo que sea, el teléfono se ha convertido en una extensión de nuestro cuerpo.
Es como una plaga silenciosa. Contagiosa. Dolorosa. Inconsciente. Infravalorada. Mortal. E invisible hasta ahora. Dice la Dirección General de Tráfico (DGT) que no aprendemos la lección. Que el año pasado murieron en accidente de tráfico 1.830 personas (220 más que en 2016), que el 33% de los accidentes con víctimas son por una distracción al volante, la mayoría por estar respondiendo a un mensaje con el móvil, un descuido de apenas unos segundos que el año pasado arrebató más de 500 vidas en carretera. Y no sólo vidas.
Por eso, junto a una impactante campaña de publicidad para poner coto a tanto accidente, la DGT lanza una pregunta que apela a todo el mundo: «¿Quién prefieres ser, quien vive o quien muere?».
Hace año y medio, en la N-403 a la altura de El Barraco (Ávila), a 400 kilómetros de la carretera donde Jaime perdió una pierna, Óscar se salió de una curva y chocó frontalmente contra otro coche. Nadie hasta entonces le había hecho la pregunta que ahora lanza la DGT. El golpe dañó la médula ósea de Óscar. Y desde entonces no ha vuelto a caminar. En el vehículo contra el que colisionó iban dos mujeres. A una de ellas, la que ocupaba el asiento de copiloto, la evacuaron en helicóptero hasta el Hospital de Salamanca. Tras dos semanas en la UCI, logró recuperarse.


«Si hubiera muerto nunca me lo habría perdonado», confiesa Óscar (42 años), hoy sentado en una silla de ruedas. «Nunca podré caminar por estar conduciendo mientras escribía mensajes en el grupo de WhatsApp que tengo con mis amigos. La gente no es consciente, se piensan que lo peligroso es conducir borracho o con el teléfono en la oreja, que así es como luego llegan también las multas. Pero no se dan cuenta de que al estar haciendo el tonto con el WhatsApp o con el Twitter pierdes toda la atención a lo que hay delante, a la carretera, porque quitas las manos del volante y no tienes tiempo suficiente de reaccionar si hay algún percance».
Semanas después del accidente de Óscar, en la AP-7, entre Murcia y Alicante, Anabel perdió a su marido y a su hijo pequeño. Los dos iban de camino a su casa de Elche cuando otro coche los embistió por un lateral. Su vehículo quedó destrozado después de chocar contra el arcén. El hijo, que tan sólo tenía nueve años, murió en el acto. El marido falleció horas después en el hospital. En el atestado que hicieron los agentes de la Guardia Civil pone que el causante del choque, que salió ileso, estaba distraído con el móvil, escribiendo un mensaje.
En la carretera que va desde Navalmoral de la Mata hasta Palencia, Santiago se partió tres costillas por salirse de la vía al estar distraído con el WhatsApp. En Oviedo, Pablo casi pierde un brazo después de caerse con el coche por un terraplén. Iba haciendo una videollamada con su novia. Toño cuenta que su amigo le estaba escribiendo, conectado en línea, justo en el momento en que tuvo un accidente mortal. Y Jonathan aún tiene las marcas en la cara de los cortes por los cristales de su coche tras impactar contra un quitamiedos. También estaba chateando con su novia.
Son casos reales. Accidentados al volante por estar distraídos con el WhatsApp. Y todos ellos podrían formar parte de la nueva campaña que la DGT presentó la semana pasada, aprovechando el Puente de Todos los Santos, en el que hubo cerca de seis millones de desplazamientos. «En un accidente de tráfico, ¿quién prefieres ser?», arranca un anuncio que vuelve a la crudeza visual, a las imágenes impactantes de otras campañas.
Y eso se debe a que en 2017 aumentaron los muertos en carretera. La cuarta subida consecutiva desde 2013. Esta vez fueron 1.830 fallecidos en nuestras carreteras. Y, según el director del organismo estatal, Pere Navarro -el padre del carnet por puntos, cuya medida ha salvado más de 40.000 vidas desde 2006-, la primera causa de siniestralidad son las distracciones (33%), por encima de la velocidad (29%) y el alcohol (26%).
«Cuando se inventó el carnet por puntos, no existía el WhatsApp. Hay que repensar y reformular la ley para castigar con más dureza el uso del móvil al volante», dice Navarro.
«Llevamos un tiempo viendo que casi el 100% de esas distracciones al volante se debe al uso del teléfono móvil. Esto es lo que más nos preocupa. Antes la gente ponía el manos libres para hablar. Ahora quitan las manos y la vista del volante para whatsappear o contestar en alguna red social», explica Nuria de Andrés, portavoz de la DGT. Sus datos proceden de los atestados que la Guardia Civil hace después de cada accidente. «La gente casi nunca reconoce que estaba usando el móvil. Por eso ahora desde la Fiscalía están hablando de facilitar la investigación de los agentes con la posibilidad de que puedan acceder a las últimas llamadas y mensajes del afectado», añade Nuria.

Prueba en Madrid

Hacemos una prueba desde una moto en Madrid para comprobar la frecuencia con la que los conductores usan con sus manos el teléfono al volante. En el primer trayecto, desde el estadio Santiago Bernabéu hasta la Plaza de Cibeles (cuatro kilómetros), vemos a 13 personas manejando el móvil con el vehículo en marcha a una velocidad de no más de 50 km/ h. Después, en la A-6, a más de 80 km/h, nos encontramos con 17 conductores con el móvil.
«Después de un accidente, la mayoría no lo reconocen, pero si ha sido por una distracción, el 90% de las veces es porque iban con el móvil y, sobre todo, con el WhatsApp», explica Chema Quesada, portavoz de la plataforma Ponle Freno. «Si hablamos de que son 1.830 los muertos en 2017, podemos decir que entre 500 y 600 personas han fallecido el último año por una distracción con el móvil».
Chema cuenta que ha hablado varias veces con Pere Navarro, director de la DGT, de la aplicación modo coche, que anula todos los mensajes que entran al móvil.«Nosotros tenemos una, Ponle Freno Mutting, con la que si recibes una llamada o WhatsApp le envía un mensaje a esa persona y le dice que estás conduciendo y que ahora no puedes atenderle. Pero el que realmente no quiere usar el móvil en el coche pone el modo avión y solucionado».
Hace unos meses, la Asociación DIA y Fundtrafic, realizaron un spot de concienciación, aportando datos significativos sobre el perjuicio del uso del teléfono al volante: tiene un efecto similar al que ejerce una tasa de alcohol en sangre de 0,80 g/l, una cantidad muy superior a la permitida (0,5 g/l para conductores en general y 0,3 g/l para profesionales y nóveles). En el caso de escribir un mensaje se eleva hasta los 1,1 g/l de alcohol en sangre. «Al manipular las aplicaciones del móvil se multiplica por 23 el riesgo de accidente», dicen desde Fundtrafic.
En el Real Automóvil Club de España (RACE) también hicieron su campaña, 'Stop WhatsApp', basándose en encuestas a conductores y en la vigilancia de sus comportamientos al volante: de las 37.000 personas observadas, el 3,5% estaban interactuando con el teléfono móvil. El usuario de Smartphone al volante es el de un joven menor de 34 años, que viaja solo, de camino al trabajo por la mañana, que utiliza la aplicación de WhatsApp, sobre todo cuando se encuentra parado en un semáforo en rojo.
Desde la DGT añaden que un tercio de los españoles reconoce haber llamado, escrito o leído mensajes mientras que estaba conduciendo. Por ello pretenden endurecer las sanciones con la pérdida de seis puntos de carnet a quienes utilicen los teléfonos mientras conducen (las infracciones suponen ahora la pérdida de tres puntos y una multa de 200 euros).
Su nueva campaña ya ha conseguido, en parte, lo que sugirió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, durante la presentación: «Busca sacudir a la sociedad para generar un debate». La producción del anuncio lo ganó por concurso público la Agencia McCann, que hizo los castings a los actores, siguieron las directrices de Tráfico para crear un gran impacto. Algo que no ha convencido a todos.
«Es una campaña que no tiene en cuenta los daños que puede causar a las personas que han perdido a algún familiar o ser querido en un accidente de tráfico, que les recuerda aquella desgracia. Es una campaña agresiva, que fomenta el discurso del miedo», asegura Manuel Palazuelo, director general de la Fundación Avata, que lleva 15 años ayudando a las víctimas de accidentes de tráfico.

No lo reconocen

Llamamos a muchas asociaciones, aseguradoras y autoescuelas para preguntarles por personas que hayan padecido o provocado un accidente por culpa de una distracción con el móvil. La mayoría coincide en que no suelen reconocerlo al menos que la Policía les haya pillado. «Es muy difícil encontrar a alguien que reconozca que causó un accidente porque estaba mirando el WhatsApp», cuenta Javier Lara, propietario de la cadena de Autoescuelas Lara. «Tenemos a muchas más personas que están concienciadas con el tema del alcohol y de hablar por el móvil. Pero la gente no le da importancia a la hora de enviar un mensaje de WhatsApp en el coche, no lo ven como algo peligroso».
En el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, donde los pacientes con una lesión medular como consecuencia de un accidente de tráfico han vuelto a ser mayoritarios después de una década, insisten en que hay muchos casos de personas que han perdido la movilidad después de un accidente por estar distraídos con el móvil. «Hay casos recientes, pero no están preparados todavía para hablar y es complicado que lo reconozcan».
La DGT calcula que uno de cada tres conductores usa el móvil en algún momento de su viaje. Durante la operación retorno del Puente de Todos los Santos, Tráfico empezó a poner camiones camuflados con guardias civiles recorriendo las carreteras españolas. Lo mismo harán en Madrid durante este Puente de la Almudena, con el propósito multar a los conductores que estén con una mano al volante y otra al WhatsApp.

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