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¿Se puede medir la ironía en Internet?

Nadie duda de que un ingeniero es una "persona con titulación universitaria superior que la capacita para profesar la ingeniería” ni de que un genio es “alguien con una capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”, según la RAE. Pero esto no siempre es así.
Esa profesión, que muchos desean para el bebé recién venido del ser querido o del vecino —"Ojalá te salga ingeniero"— sirve también para todo lo contrario: "Ya viene el ingeniero" alude claramente a alguien carente de habilidades técnicas aunque él no lo sepa. Lo mismo ocurre con los términos genio, lumbrera y con expresiones como “es la leche” por no citar gruesos insultos que se transforman en alabanzas. 
Usando la misma expresión, damos la vuelta a su significado para expresar lo contrario de lo que aparentemente quiere decir. Esta es la base de la ironía, un fenómeno puramente humano que a los propios humanos, a veces, les cuesta captar porque tan importante es, para acertar con el significado, lo que se dice como cómo se dice.
En Internet, la ausencia de lenguaje corporal, tono de voz o contexto dificulta la identificación de la ironía en los mensajes. Lo dicen los estudios. Una investigación de la Universidad de Nueva York (NYU) de 2006 para evaluar la capacidad de comprensión semántica en correos electrónicos concluía que los lectores no fueron capaces de detectar la ironía un 60% de las veces.
Este fenómeno llega al punto de que una opinión que refleje una postura ideológica extrema se puede confundir con una que se burle de ella. Y viceversa. Este hecho fue bautizado como la ley de Poe por Nathan Poe, un usuario de un foro sobre creacionismo que en 2005 escribió que sin un guiño [J] o una indicación que lo aclare es imposible identificar si un mensaje crítico a un creacionista puede ser interpretado por el lector desavisado como el mensaje de otro ultra.






La ironía también desafía a los creadores del Amstel Index, una herramienta que escucha lo que se dice en Twitter para medir, en una escala de 0 a 100, el nivel de reconocimiento entre usuarios. Es decir, las cosas buenas que decimos sobre los demás. Para lograrlo, esta herramienta pone el oído en Twitter y se queda con posts (unos 300.000 al mes de media) que contienen las palabras clave y los divide en negativos, neutros y positivos según su contenido.
A veces, sin embargo, un comentario aparentemente positivo puede tener una intención negativa, y viceversa, algo habitual en el idioma. Ahí entra en juego lo ironía. Nerea Alonso, data manager de Wink, la agencia que gestiona la herramienta, lleva a cabo un trabajo minucioso para filtrar a mano aquellos mensajes captados por la herramienta que incluyen una ambigüedad semántica. “Nos hemos dado cuenta de que la riqueza de nuestra lengua dificulta que la herramienta, que se basa en inteligencia artificial, capte todas las formas en las que los usuarios se expresan, pero poco a poco va aprendiendo y mejorando”, cuenta.
Alonso se encuentra ejemplos habitualmente. "Un usuario puede escribir 'Gracias a mi móvil por quedarse sin batería cuando lo necesito’que se trata de una expresión de agradecimiento que esconde una crítica”, argumenta. Lo contrario pasa en este otro: Estos cascos son lo puto mejor’. "Puto es un término negativo que, sin embargo, se está utilizando para resaltar una cualidad positiva”, completa Alonso. El 80% de los mensajes irónicos que detectan son negativos. En ese proceso, los emoticonos son una gran ayuda, el algoritmo los capta y analiza ya que hoy son vitales para entender la comunicación en redes sociales. Una cara amarilla guiñando un ojo o con la lengua fuera en un mensaje negativo cambia su sentido.
El equipo de Amstel Index no está solo en este cometido de identificar la ironía en Intenet. Otros también se han parado a estudiar el fenómeno. Paolo Rosso, profesor del departamento de sistemas informáticos y computación de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y el doctor Antonio Reyes desarrollaron en 2012 un algoritmo que pretendía automatizar la detección de estos significados opuestos. Logró un 80% de aciertos. “Automatizar algo implícito en el lenguaje no es fácil”, explica Rosso en conversación telefónica. Esta herramienta, que aumenta las probabilidades de detectar un mensaje irónico o sarcástico en la Red, podría ser muy útil para que servicios de seguridad a la hora de averiguar si una amenaza es real, para que las empresas puedan analizar mejor los comentarios sobre sus productos o servicios o para que políticos descubran su verdadero nivel de popularidad en las redes.
Con estas cifras Amstel Index intenta animar a los usuarios de las redes sociales y a los ciudadanos a ser más agradecidos. "En España nos cuesta reconocer a los demás, todos, sin embargo, agradecemos que se nos valore. 
En Amstel queremos cambiar esta tendencia e impulsar un movimiento de reconocimiento a nivel nacional", argumenta Elena Morales, responsable de Amstel en España. 
Ese es el mensaje, que paremos un instante a reflexionar e intentemos valorar más lo que hace la gente, aunque sea irónicamente y de una manera muy nuestra: convirtiendo un insulto en una alabanza.
En los mensajes de temática política es, precisamente, donde el equipo de Amstel Index detecta más ironía, también en los de temática deportiva. Dos categorías que siempre despiertan debate y críticas en la Red. 
Como resultado, las palabras más repetidas del día entre los mensajes que analiza el index suelen provenir de estas categorías: Luis Enrique, Pedro Sánchez, #UnaBanderaQueUne y Trump son algunos de los nombres y hashtags que más se han repetido. 
Además, política suele ser la categoría con el índice de reconocimiento más bajo: en torno al 25%. "Por eso cuando este grupo temático obtiene un 40% en el índice, podemos hablar de reconocimiento positivo", apunta Alonso. Y continúa: "Sin embargo, si ese mismo porcentaje lo obtiene cultura, se trata de un reconocimiento bajo, pues la categoría tiene una media del 73%".

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