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A 55 años del golpe de estado contra la democracia y Juan Bosch

Su administración puso especial énfasis en desterrar la corrupción y el tráfico de influencias, tanto entre los funcionarios civiles como en los militares.
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Este martes, 25 de septiembre, se cumple el 55 aniversario del golpe de Estado al gobierno constitucional del profesor Juan Bosch.
Bosch, entonces líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), fue elegido el 20 de diciembre de 1962, en las primeros comicios libres del país en más de 30 años, tras la muerte de Rafael Leonidas Trujillo.
El 25 de septiembre de 1963, Bosch fue apresado en el Palacio Nacional, en donde permaneció varios días.
Aunque Bosch apenas pudo gobernar durante siete meses el país, desde el 27 de febrero al 25 de septiembre de 1963, logró que darle al país una Constitución muy avanzada para la época, con respeto a los derechos humanos y cívicos de toda la población.
Su administración puso especial énfasis en desterrar la corrupción y el tráfico de influencias, tanto entre los funcionarios civiles como en los militares.
Asimismo, rechazó e impidió la persecución de los opositores o de cualquier ideología política o confesión religiosa.
Fuera del poder y enviado al exterior, Bosch fue acogido como exiliado por el entoncs gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín.
Tras su defenestración del gobierno, en República Dominicana se instauró una dictadura marcada por la corrupción y los asesinatos políticos, llamada Triunvirato.
En abril de 1965, militares fieles al mandato de la Constitución crearon un movimiento para devolver al pueblo dominicano su gobierno legítimo. Esta iniciativa fue creada por el coronel Rafael Fernández Domínguez, pero debido a que este joven oficial había sido enviado fuera del territorio nacional, el liderazgo local estuvo a cargo del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
El movimiento logró deponer al gobierno ilegítimo. Cuando los constitucionalistas se preparaban para el regreso de Bosch, las autoridades de EE.UU, entonces encabezadas por Lyndon B. Johnson, ordenaron una invasión militar a República Dominican para apoyar a los golpistas y evitar la reposición del gobierno constitucional.
Tras unas negociaciones forzadas, los constitucionalistas decidieron pactar la paz. Se instauró un gobierno provisional, dirigido por Héctor García Godoy, que prepararía la transición hacia las elecciones.
En esos comicios, en 1966, Bosch, impedido de hacer campaña en un país bajo la ocupación militar extranjera, fue derrotado en las elecciones por Joaquín Balaguer, el candidato que contaba con el apoyo de EE.UU. y los sectores más ricos de República Dominicana.
Tras marcharse a España, Bosch regresó al país en 1970, pero decidió que el PRD no participaría en las elecciones por considerarlas frauduletas.
Por sus contradicciones con José Francisco Peña Gómez a finales de 1973 abandonó el PRD y fundó el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), influenciado con las ideas del marxismo para el análisis social y económico, y marcadamente leninista en la organización de las estructuras internas de la organización (organismos, centralismo democrático, partido prima sobre el individuo, cuandros profesionales en lugar de masas).
En 1974, ya en el PLD, Bosch volvió a abstenerse de participar en las elecciones.
Bosch intentaría volver a la Presidencia en las elecciones de 1978, 1982, 1986, 1990 y 1994, pero no tuvo éxito. Su partido, el PLD, obtendría el poder por primera vez en 1996, gracias al apoyo de Joaquín Balaguer, entonces presidente por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).



Luego, se informó que un triunvirato asumiría el poder, bajo el repudio de grupos estudiantiles.
El panorama vivido por República Dominicana hace 51 años está lejos de repetirse, según entiende el historiador Juan Daniel Balcácer, miembro de Número de la AcademiaDominicana de la Historia y presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias.
“Todavía persisten algunos sectores que son integrados por personas de una cosmovisión conservadora de la sociedad y que han ido perdiendo terreno en el campo político”, dice Balcácer. Pero agrega: “Afortunadamente, desde hace ya unos veinte años, los dominicanos nos hemos acostumbrados a vivir en democracia, y veo muy difícil que pueda volverse a repetirse un acontecimiento político tan negativo para el sistema democrático como fue el golpe de Estado del sesenta y tres”.
El gobierno de Bosch fue el primero elegido por el método democrático tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo. El líder político obtuvo un triunfo arrollador sobre sus contendores, alcanzando casi el 60% de los votos, recuerda la Fundación Juan Bosch.
Aunque fue combatido por sectores más conservadores de la sociedad, fue posesionado Presidente de la República el 27 de Febrero del 1963.
La visión que tenía para el país se basaba en respeto a la independencia de los tres poderes del Estado, a los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, al uso correcto de los poderes y fondos públicos, y a la igualdad de oportunidades para todos.
Fue depuesto a tan solo siete meses de asumir el poder, por un golpe de Estado que se afirma, fue patrocinado desde el exterior del país. Pero tuvo tiempo de promulgar, el 29 de abril de 1963, la Constitución Dominicana considerada la más progresista que ha conocido la República.

El descontento por su deposición y el deseo de restablecer el mandato de Bosch y la vigencia de la Carta Magna, provocaron un levantamiento militar el 24 de abril de 1965.
Balcácer considera que el golpe de Estado contra “el experimento democrático” de Bosch, significó en ese momento “un retroceso dentro de la dinámica que ya había tomado la sociedad dominicana a raíz de la liquidación de la dictadura”. “Al mismo tiempo, fue un hecho que estimuló la conciencia nacional para salir a las calles y a las montañas a defender la naciente constitucionalidad y las libertades públicas y el sistema democrático”.
A la pregunta de cómo sería República Dominicana si no se hubiese producido el golpe de Estado, Balcácer responde: “Lo lógico es conjeturar que el país habría continuado el camino hacia un estadio superior del sistema democrático, lamentablemente no fue así, y por eso tuvimos, no solamente la Revolución de Abril, sino también los 12 años de Balaguer, que fueron prácticamente una extensión de toda la parte despótica del régimen trujillista”.

El historiador entiende que las presentes generaciones deben asumir un rol más proactivo dentro del sistema político, ya sea a través de una organización partidaria o de defensa de los derechos ciudadanos, “porque la democracia es un sistema que es responsabilidad de todos y hay que saber defenderla a como dé lugar”.


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