Los cuervos son algunos de los animales más inteligentes del mundo, siendo capaces de identificar amenazas, comunicarlas a sus grupos e incluso guardar rencor. Si has escuchado a un montón de cuervos graznar y no entiendes qué sucede, es posible que se trate de un funeral para otro cuervo que ha muerto.
En el experimento, Swift fue a un parque de Seattle y llevó maní para alimentar a los cuervos, quienes no dudaron en aceptar la ofrenda y comerla muy animados. Poco después regresó pero llevando una máscara y una peluca, además de un cuervo muerto y disecado. Inmediatamente los cuervos comenzaron a graznar uno tras otro volando y posándose sobre árboles, alertándose de una amenaza. Sin duda, habían notado a la mujer y el cadáver de uno de los miembros de su especie.
Días más tarde la investigadora regresó al mismo sitio sin la máscara y con más maní, y los cuervos, aunque se comieron el maní, lo hacían con cautela y tardaban mucho más en acercarse. Era como si el lugar exacto en el que vieron a un ser humano con un cuervo muerto había sido declarado por el grupo como “zona de peligro”.
Sin embargo, lo más sorprendente es que semanas más tarde Swift regresó con la máscara y la peluca, pero sin ningún animal disecado. Cuando un cuervo la vio comenzó a graznar e inmediatamente otros cuervos hicieron lo mismo. La habían reconocido, asegura la investigadora, quien explica que afortunadamente para ella este grupo no era agresivo, dado que los cuervos son rencorosos y pueden tomar acciones contra aquellos que sienten como amenazas.
Más que un “funeral” tradicional como el que llevamos nosotros, los cuervos aprenden de la muerte de uno de ellos, relacionándola con el posible factor que la ocasionó (bien sea otro animal, una persona o un cable de alta tensión, por ejemplo) y manteniéndose alerta ante la amenaza. No por nada en diferentes mitologías, como la nórdica, los cuervos han sido relacionados con sabiduría y memoria. [Deep Look vía Mental Floss]
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