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¿Es la adicción al sexo realmente una enfermedad y se puede diagnosticar?



Al escritor estadounidense Mark Twain se le adjudica haber dicho que dejar de fumar era fácil: él lo había hecho 100 veces.
Puede que la frase no sea de su autoría, pero lo cierto es que Twain falleció de cáncer de pulmón.
Como sociedad, aceptamos que existe la adicción a sustancias como la nicotina, el alcohol y otras drogas.
Pero, cuando se trata de sexo, los expertos no se ponen de acuerdo en si esta adicción es real o es un mito.
Actualmente, la adicción al sexo no es un diagnóstico clínico, lo que significa que, al menos en Reino Unido (pero también en otros países del mundo), no hay cifras de cuánta gente ha buscado ayuda médica por este problema.

Falta de evidencia

Los editores del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, una herramienta de diagnóstico clave en Reino Unido y Estados Unidos, consideraron incluir la adicción al sexo en la última edición del texto, pero finalmente no lo hicieron por falta de evidencia.



ManosDerechos de autor de la imagen
Image captionUn estudio de 2014 mostró que la actividad cerebral en los adictos al sexo cuando miran pornografía es similar a la de los adictos a la droga, cuando se les muestra su droga preferida.

Pero ahora, se ha propuesto la inclusión del término "comportamiento sexual compulsivo" en la Clasificación Internacional de Enfermedades, el manual producido por la Organización Mundial de la Salud.
La inclusión de la adicción al juego fue considerada en el pasado en la categoría de comportamientos compulsivos, pero obtuvo el estatus formal de diagnóstico como adicción en 2013 junto con el llamado trastorno por atracón, después de surgiera nueva evidencia.
Terapeutas creen que la adicción al sexo puede seguir el mismo camino.

Actividad cerebral

Un estudio publicado en 2014 señaló que la actividad cerebral en los "adictos al sexo" cuando miraban pornografía es similar a la de los adictos a las drogas cuando les mostraban su droga preferida.
En ese momento, la autora principal de la investigación, Valerie Voon, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, le dijo a la BBC: "Éste es el primer estudio que se centra en personas que sufren estos desórdenes y que se observa su actividad cerebral, pero no creo que ahora entendamos lo suficiente como para decir que se trata, claramente, de una adicción".



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Image captionCreer que alguien puede ser adicto al sexo depende en gran medida de lo que uno considere que es una adicción, y actualmente no hay una definición oficial aceptada.

Creer que alguien puede ser adicto al sexo depende en gran medida de lo que uno considere que es una adicción, y actualmente no hay una definición oficial aceptada.
Si se trata solamente de algo de lo que una persona llega a depender fisiológicamente, (y si se le quita le puede producir daño físico), el sexo "no puede ser una adicción", señala Frederick Toates, profesor emérito de la Universidad Abierta de Reino Unido.
Pero Toates cree que una definición más amplia es más útil.

Búsqueda de placer

Hay dos características clave que distinguen a una adicción, dice Toates: la búsqueda de una recompensa o de placer, y la existencia de un conflicto en torno a este comportamiento.
La búsqueda de una recompensa es lo que muchos expertos creen que diferencia una adicción de un comportamiento obsesivo compulsivo, aunque ambos son muy similares.
La gente que sufre una adicción busca una ganancia en el corto plazo, incluso si ésta es menor que la pérdida en el largo plazo. En cambio quienes sufren un desorden obsesivo compulsivo ejercen un comportamiento que no les da ningún placer, explica Toates.
Pero todos buscamos placer, entonces, ¿en qué se diferencian la búsqueda regular de placer y una adicción?
La psicóloga Harriet Garrod cree que un comportamiento se vuelve una adicción cuando alcanza un nivel de intensidad tal que provoca un daño en el individuo y en quienes lo rodean.
La adicción a la comida y a las apuestas fueron reconocidas como condiciones diagnosticables mientras que la adicción al sexo no, porque ambas han estado en la conciencia pública desde hace más tiempo, dice Garrod.



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Image captionReconocer este comportamiento como una adicción, puede servir para ayudar a quienes se ven afectados, dicen quienes quieren que se reconozca a la adicción al sexo como una enfermedad.

Abigael San, psicóloga clínica, cree que el comportamiento sexual puede ser adictivo, pero la gente que tiene dificultad para mantener el control, el sexo en sí mismo es un elemento secundario de otro problema subyacente, ya sea depresión, ansiedad o trauma, que lo lleva a recurrir al sexo como mecanismo para lidiar con este problema.
"Diferentes actividades y sustancias activan vías de recompensa de diferentes maneras, pero aún activan esas vías de recompensa", dice San.
"No hay razón para creer que el sexo no funciona de la misma manera, es solo que aún no tenemos evidencia suficiente".
Pero San no está convencida de que catalogarlo como una adicción sea, necesariamente, una ayuda para la gente, sobre todo para aquellos que usan el sexo para lidiar con otros problemas, y cree también que puede generar diagnósticos excesivos.

¿Es la adicción al sexo un mito?

Sin embargo, no todo el mundo concuerda con que la adicción al sexo es una condición real.
David Ley, terapeuta sexual y autor de "El mito sobre la adicción sexual", dice que los comportamientos comúnmente catalogados como adicción sexual son en realidad los síntomas de desórdenes de ansiedad y ánimo no tratados.
"Equiparar el sexo o la masturbación al alcohol y las drogas es absurdo. La gente adicta al alcohol puede morir por la abstinencia", dice Ley.
"El concepto de adicción al sexo está basado en valores morales de lo que es el sexo saludable", añade.



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Image captionHay quienes creen que comparar la adicción a las drogas con la adicción es absurdo.

"Eres adicto al sexo si tienes más sexo, o sexo diferente, en comparación con el terapeuta que te hace el diagnóstico".
Un estudio reciente que analizaba la posibilidad de incluir la adicción al sexo en el manual de Clasificación Internacional de Enfermedades, de la OMS, un grupo de investigadores entre los que se incluye Voon, justamente intentó evitar caer en esta trampa.
Por ello, dicen que el diagnóstico no debe utilizarse para "describir los niveles elevados de interés y comportamiento sexual" o basarse en "el estrés psicológico relacionado con el juicio moral o la desaprobación de impulsos sexuales".
Para estos y otros investigadores que quieren que se reconozca formalmente esta condición, el tener una etiqueta clínica es importante para que la gente que lo necesita pueda recibir ayuda, más allá de si el comportamiento aditivo es un problema en sí mismo o el síntoma de un problema más profundo.




Rebecca Barker, ex adicta al sexo


Image captionLa adicción de Barker le causó problemas graves en su relación. Ahora, cuatro años después del peor momento, está recuperada.

"En el peor momento, incluso tener sexo cinco veces al día no era suficiente", admite Rebecca Barker, una madre británica de tres niños.
Su comportamiento compulsivo apareció después de haber tenido a su tercer hijo y en 2014 dice que perdió el control de su vida por una adicción al sexo que acabó arruinando la relación con su pareja.
Barker dice que le proponía constantemente a su pareja tener relaciones sexuales.
"Era literalmente lo primero en lo que pensaba al levantarme. No podía sacármelo de la cabeza", le dijo la mujer de 37 años a la BBC.
"Yo sentía que todo me hacía pensar en eso. Creo que estaba vinculado a mi depresión y a la falta de serotonina. Yo sentía que el cuerpo entero me lo pedía".







Rebecca Barker, ex adicta al sexo
Image captionRebecca Barker dijo que su adicción al sexo arruinó la relación con su pareja.

"Me daba un subidón instantáneo y cinco minutos después volvía a quererlo".
"Me volví ermitaña, me quedaba en casa porque me daba vergüenza que solo pudiera pensar en eso. Incluso aunque nadie pudiera leerme la mente, me sentía muy incómoda al estar rodeada de gente", admite.
La adicción de Barker le causó problemas graves en su relación. Aunque al principio a su compañero le gustó la atención, con el tiempo se volvió una situación imposible para la pareja.
"Al principio no le importaba pero hacia el final no podía entenderlo en absoluto. Después de varios meses empezó a preguntarse por qué pasaba y qué lo provocaba".
"Me acusó de tener otra relación. Pensó que eso debía hacerme sentir culpable y que por eso quería sexo con él todo el tiempo".
En noviembre de 2014 Barker sintió que necesitaba "un descanso" de esa relación y se fue a vivir con su madre.
"Cuando me fui le dije a mi compañero que necesitaba ponerme bien. Él me dejó ir y la relación se rompió muy poco tiempo después".
"En aquel momento yo me trataba con una psiquiatra. Ella me decía que iba a cambiar mi medicación pero nunca me dijo que había grupos de apoyo ni nada por el estilo".
En 2012, tras el nacimiento de su tercer hijo, Barker fue diagnosticada con depresión.







Rebecca Barker hace unos años, cuando sufría una adicción al sexo.Derechos de autor de la imagenEn 2014 Barker cambió de trabajo, se separó de su pareja y se mudó a Francia en un intento por controlar su adicción.

Después, la depresión y la adicción al sexo coincidieron. En 2014, cuando todo se intensificó, Barker cambió de trabajo, se separó de su pareja y se mudó a Francia.
"Adopté muchos cambios en mi estilo de vida para tratar de superar la depresión y la adicción, y para mí eso funcionó".

¿Es o no es una adicción?

Todavía no hay consenso entre los expertos sobre si las personas pueden realmente desarrollar una adicción al sexo.
Relate, una conocida organización británica de apoyo a las personas con problemas en sus relaciones, define la adicción sexual como "cualquier actividad sexual que una persona siente que está "fuera de su control".
Se espera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) apruebe en mayo de 2019 la inclusión del "Trastorno del comportamiento sexual compulsivo" en su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD por sus siglas en inglés).







Peter Saddington, de la orgniazación británica Relate
Image captionPeter Saddington, terapeuta sexual de la organización Relate, dijo que los adictos se dan cuenta de que están causando daños con su comportamiento pero son incapaces de cambiar.

Pero hoy por hoy oficialmente no se considera una adicción como la de las drogas o el alcohol, aunque tenga muchos puntos en común.
Por eso los pacientes de Reino Unido que creen ser adictos al sexo no reciben ayuda alguna por parte del servicio de salud pública (NHS por sus siglas en inglés).
Paradójicamente, la Asociación para el Tratamiento de la Adicción al Sexo y la Compulsividad de Reino Unido (ATSAC), cree que la adicción al sexo es un problema en aumento.
Dicen que el número de terapeutas sexuales que tienen se ha duplicado en los últimos cinco años, hasta los 170 actuales, y que el número de adictos que visitan su centro se ha cuadruplicado en la última década.
Por otro lado, de acuerdo a una encuesta a más de 20.000 británicos a través de la página web de apoyo Sex Addiction Help, el 91% de quienes pidieron ayuda desde 2013 fueron hombres.
Un 1% era menor de 16 años y un 8% mayor de 55, pero el perfil demográfico más habitual, un 31%, está entre los 26 y los 35 años.

"Una experiencia horrible y asquerosa"

Graham (un nombre ficticio para proteger la identidad de este adicto al sexo) dijo que su comportamiento compulsivo lo llevó a engañar a su mujer con "cientos" de prostitutas, algo que le hizo sentir "una culpa desgarradora".







HOmbre quitándose un anillo de casadoDerechos de autor de la imagen
Image captionGraham dijo que cuando su esposa lo descubrió sintió alivio.

"Cuando estás metido en lo peor de la adicción estás obsesionado con ese pensamiento, desde que te levantas hasta que te acuestas".
"Fue una experiencia horrible y asquerosa, no tiene nada de sexy. Cuando te levantas por la mañana con una buena dosis de clamidia (una enfermedad de transmisión sexual), no es sexy", le dijo a la BBC este hombre de 60 años.
"Es muy dañina y te destroza la vida".
Graham estima que durante varios años pagó cientos de dólares al mes por sexo y que llegó a establecer relaciones con algunas de las prostitutas que frecuentaba.
"Lo que empezó como una aventura en el trabajo llevó a otra, pero no era como la mayoría de líos amorosos en el trabajo, que pueden nacer del descontento matrimonial de una persona, la mía era una adicción que tenía que alimentar a diario", admite.
"Pronto me di cuenta de que la manera más rápida y más práctica de alimentar esa adicción era pagando. Usaba escorts y prostitutas tres o cuatro veces a la semana".
"Es lo mismo que ser alcohólico, es un círculo vicioso que crece en tu mente. Te da un subidón pensar cómo va a pasar algo y después vas y lo haces como planeaste. Luego cuando se acaba sientes remordimientos y dices que no lo vas a volver a hacer nunca más".

"Hay salida"

Graham dejó de llevar esta "terrible doble vida" cuando su esposa encontró un e-mail y lo confrontó.







Pareja agarrándose de la manoDerechos de autor de la imagen
Image caption"Para la gente que está en esta situación, quiero que sepan que hay salida y que se puede romper ese círculo", dice Graham.

"Cuando me descubrieron recuerdo que pensé "Gracias a Dios, quizás algo pueda cambiar"".
Fue entonces cuando le pidió ayuda a la organización Adictos al Sexo Anónimos (SAA por sus siglas en inglés), que tiene 78 grupos de autoayuda en Reino Unido.
Dice que a partir de entonces se abstuvo de las relaciones sexuales extramaritales durante varios años.
"Es un alivio ir a las reuniones y ver que hay otras personas que son tan tristes y sórdidas como tú".
Las terapias individuales y los programas grupales de rehabilitación que existen en Reino Unido son casi siempre privados. También hay muchos recursos disponibles en internet.
El problema está en que es difícil para un adicto recuperarse solo.
"Los adictos se dan cuenta de que su adicción está causando daño pero no pueden parar, y reconocen que necesitan ayuda para que se produzca un cambio", dijo Saddington, terapeuta sexual de Relate.
Según este especialista para los adictos a las drogas o al alcohol existe esa ayuda, y los adictos al sexo necesitan el mismo tipo de apoyo.
La adicción al sexo "tiene el mismo efecto incapacitante, para sus relaciones, para sus familias, para su situación financiera y para su estado mental", añadió.
Pero hay esperanza: "para la gente que está en esta situación, quiero que sepan que hay salida y que se puede romper ese círculo", dijo Graham por propia experiencia.

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