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Bienvenidos a McKamey Manor, la casa del terror más extrema que nadie ha logrado terminar

Si hay gente que paga porque le hagan cosquillas, o porque le disfracen de alguna figura fantástica para sufrir todo tipo de perversiones, ¿por qué no va a existir gente que quiera pagar para sufrir y experimentar el terror y la angustia más extrema? 

Esto ocurre cada fin de semana en una cabaña de California.


 Básicamente, en McKamey Manor, la gente paga para ser secuestrada, atada, ahogada en una bolsa de plástico, golpeada, pisoteada, mantenida bajo el agua y, en esencia, todo aquello que te puedas imaginar que ocurre en una película de terror gore. 

Aunque disfrazado de casa del terror en un “tour” que puede llegar a durar ocho horas (dicen que nadie lo ha conseguido), este “parque temático” se acerca más a un club privado del masoquismo.


Sin embargo, a diferencia de otros ‘lugares extremos’ de esta índole, aquí no hay una palabra para terminar con todo. 
El que se quiera irse es libre de hacerlo, pero tendrá que huir encontrando la salida.

¿Cómo funciona? La considerada entre sus fans más devotos como la “casa embrujada más espeluznante de América” solo permite a un puñado de “clientes” cada fin de semana. 

Una vez obtenido el “pase”, se da una dirección y una hora en un punto de California. A partir de ahí, comienza el juego, normalmente con un “secuestro” que los lleva a la casa.

Entre las herramientas de estos “Jason” y “Leatherface” y demás personajes interpretados por los actores, hay de todo un poco. 
Los huéspedes puede sufrir, desde un corte de pelo no deseado mientras son agarrados entre varios, hasta un baño “de sangre”, obligados a comer sustancias desconocidas, golpes, ahogos, incluso comer tu propio vómito en el caso de que vomites. En definitiva, cualquier tipo de tortura física y emocional que se les ocurra. De hecho, los “huéspedes” deben firmar que aceptan estos límites.
El participante entiende completamente que muchas veces estarán en un estado de ansiedad de pánico, en el que sienten que se ahogarán y que pueden morir.
Por la casa dicen que han pasado infantes de marina, policías, motociclistas, fontaneros, amas de casa, esteticistas… y ninguno ha logrado llegar al final del tour. 

YouTube tiene decenas de vídeos promocionales donde se puede apreciar una pequeña parte de lo que les espera.

La media docena de secuestradores son “actores” voluntarios que originalmente fueron invitados y ahora quieren transmitir ese sufrimiento de antaño a los demás. 

También hay críticas, por ejemplo, en Facebook hay varias páginasdonde acusan a McKamey Manor de poner en peligro de forma imprudente a las personas, sobre todo porque ninguno de los actores está entrenado adecuadamente, y ante algunas situaciones de ataque de pánico o pérdida de conciencia no han sabido actuar.


Curiosamente y a diferencia de otros sitios parecidos, McKamey Manor no gana dinero con ello. Funciona como una organización sin fines de lucro, y el puñado de visitantes que tienen cada fin de semana únicamente tienen que pagar la comida para los perros de la casa.


El ideólogo de este hogar del masoquismo bajo el halo del terror es McKamey, un ex marine que comenzó a realizar fiestas de Halloween para niños y finalmente acabó montando una casa del horror para adultos. Como dice en su web, “la casa da lo que ofrece: un campo de entrenamiento para el terror de la supervivencia. Se trata de crear una experiencia cinematográfica. Genera ansiedad, miedo, repulsión y, finalmente, alivio, cuando sales huyendo”. 
Y al parecer, hay tanta gente que lo demanda, que su lista de espera cada vez es más larga. [McKamey ManorWikipediaDailyMailIndependent]

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