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Astrid Montero, tres meses de vida y mejorando cada día


Astrid Montero comenzó el 2018 con buena salud. Su físico ha cambiado, se le nota con más peso y saludable. Sus ojos están como siempre: bien abiertos y conmovedores.
Este miércoles 10 de enero, la niña dominicana que fue diagnosticada con una cardiopatía congénita cumplió sus tres meses de vida y dos en la fría ciudad de Massachussets, Estados Unidos, a donde fue trasladada de emergencia para ser sometida a varias operaciones en el hospital de niños de Boston.
La niña no tiene tubos de respiración, ni está conectada a maquinas. Duerme en una cama como  sus dos padres, Lorainne Gómez y Denny Montero.
“Cada día avanza más, tiene el peso de 9 libras y media correspondiente a su tiempo de vida”, según informó un allegado.
Los padres de la bebé, Lorainne Gómez y Denny Montero, la cuidan las 24 horas del día en una vivienda de Boston. Ambos se dividen las tareas, y mientras la madre está atendiéndola en la casa, el padre compra los medicamentos y la comida de la niña.
Astrid ha traído la alegría al hogar, y a pesar de tener solo su primer trimestre de vida, los familiares afirman que es sabia para su edad.
“A ella le gusta imitar los gestos de las personas que ve. Por ejemplo si le sacas la lengua ella también lo hace”, dijo el pariente.
Hasta ahora los allegados no saben cuándo los padres de Astrid y la niña retornaran a República Dominicana, porque a pesar de que Astrid fue dada de alta hace más de un mes todavía recibe chequeos rutinarias y evaluaciones médicas.
“Le agradecemos primero a Dios, después al presidente Danilo Medina y sobre todo al pueblo dominicano por el apoyo. Astrid es un milagro de Dios”, manifestó.
Durante la intervención médica del pasado 13 de noviembre, los especialistas lograron corregir el hueco en el corazón de la niña, la arteria pulmonar izquierda, la malformación del arco aórtico y una obstrucción que afectaba sus vías pulmonares.
En su sexto día de vida la niña se congestionó, de inmediato sus padres la trasladaron a Pediatría, y tras una serie de estudios determinaron, sin ninguna causa aparente, que la bebé tenía cardiopatía congénita, a lo que los médicos les informaron que de no haber sido operada  hubiese sobrevivido un mes y medio.

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