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Este escalofriante vídeo en un ascensor de Los Ángeles es la única pista para resolver la muerte de Elisa Lam

Elisa Lam se sube a un ascensor. El vídeo de seguridad le infiere a la grabación una capa de ficción, de producción de cine terror. La joven lleva a cabo algo parecido a un ritual. Baila, ríe, sale y vuelve a entrar. Lam estaba a punto de fallecer, y con su muerte se iniciaba el “misterio de la década”.
La mayoría de los rituales en el planeta basan su fuerza en algo tan intangible y poderoso como es la fe de las personas. El denominado como “misterio de la década” tuvo dos finales. El oficial, de acuerdo a la policía, y el alternativo, de acuerdo a algunas investigaciones periodísticas paralelas y a la fe que cada uno le quiera dar a otras teorías.
Lo cierto es que los rituales no tienden a funcionar. Sin embargo, existe uno que, aunque muy similar al de muchos otros que han aparecido en Internet, tiene la distinción de estar conectado con una muerte en la vida real. Con Elisa Lam.

El juego del ascensor


El ritual tiene su origen en Corea del Sur y, como se deduce del título, requiere del uso de un ascensor en lugar de objetos como velas, espejos y demás parafernalia del “más allá”. Al presionar los botones correctos en el orden correcto, el individuo involucrado puede acabar en “más allá”. ¿Divertido, verdad??

El ritual dice más o menos así:

Encuentra un edificio con un ascensor y al menos diez pisos, luego entra en el ascensor solo. Presiona el botón al cuarto piso, y cuando el ascensor llega a ese piso, presiona el botón al segundo piso. Una vez alcanzado, presiona el botón al sexto piso, y una vez allí, presiona el botón al segundo piso. Una vez que hayas regresado al segundo piso, presiona el botón al décimo piso. Una vez que llegues al décimo piso, presiona el botón al quinto piso.

Aquí es donde, según el ritual, las cosas se ponen interesantes: al llegar al quinto piso, es posible que una joven entre en el ascensor. No podemos mirarla ni hablar con ella, ya que, evidentemente, no es una mujer al uso. Una vez que la mujer haya entrado en el ascensor, presiona el botón al primer piso. Si el ascensor regresa allí, entonces debemos bajarnos sin mirar atrás o hablar con la mujer.


En cambio, si el ascensor va a la décima planta en lugar de la primera, el ritual puede continuar. Cuando el ascensor llega al décimo piso podemos permanecer en el ascensor o bajarnos (supuestamente hemos alcanzado otra dimensión). Si nos apartamos, es posible que la misteriosa mujer intente hablar con nosotros preguntándonos: “¿Qué ocurre?” o “¿A dónde vas?”. Igual que antes, no debemos hablar.
No parece gran cosa, y seguro que muchos apostamos a que la llegada de esa nueva dimensión se debe más al mareo físico de haber subido y bajado el ascensor varias veces. Esto sin contar con que no nos pille un vecino de la vivienda (o peor, el presidente) y que nos pida explicaciones sobre qué demonios hacemos. Contarle el ritual no debería estar entre las opciones.
Sea como fuere, lo que es particularmente extraño con este juego del ascensor es su conexión con Elisa Lam. De ser así, la joven estaba disfrutando del ritual unos minutos antes de morir de forma insólita.

El viaje de Elisa Lam


El 27 de enero del año 2013, Elisa Lam, canadiense de 21 años, salió de un tren de San Diego en el centro de Los Ángeles, recogió sus pertenencias y caminó a un albergue en la calle principal. Se trataba de un área de la ciudad un tanto peligrosa (la llaman Skid Row), hoy hogar de drogadictos y con una gran cantidad de indigentes por las calles.


El albergue de Lam ocupaba varios pisos de lo que un día fue el Hotel Cecil, hace décadas un establecimiento con cierto glamour, con 600 habitaciones en 14 pisos. Del hotel quedaba el nombre y poco más, el resto era y es bastante decadente.

Lam había planificado quedarse cuatro noches y salir el 31 de enero para dirigirse a su siguiente parada, en algún punto en lo que ella denominaba en las redes sociales como su “Tour por la costa oeste”. De hecho, aquella mañana escribió en Tumblr bajo la etiqueta #wheeee it’s sunny (hace sol):

El hotel fue construido en 1928, por lo tanto es Art Deco. Así que sí, es elegante, lo que pasa es que luego llegó el crack a LA. Creo que es aquí donde Baz Luhrman necesitaba filmar el Gran Gatsby.

La última noche de su estancia en la zona, el 31 de enero, la joven se pasó por un librería donde compró algunos libros para llevarlos como regalos. Como contaría la empleada del establecimientos semanas después, “parecía muy extrovertida, animada y muy amigable”.
Aquella noche fue vista en el vestíbulo del hotel. Desde entonces, Elisa Lam desapareció de la faz de la tierra.

La investigación y el vídeo


Una semana después, el 6 de febrero, varios detectives de la policía de Los Ángeles anuncian una conferencia de prensa. Las autoridades apelaban a la ayuda ciudadana en la misteriosa desaparición de una turista canadiense de 21 años que fue vista por última vez en el hotel Cecil la noche del 31 de enero. Según la policía:

Se trata de una mujer asiática de ascendencia china, de cabello negro y ojos marrones, pesa unos 50 kilos y mide 1,62 metros.

El comunicado incluía una foto de Lam sonriente. Los padres de la joven habían alertado a las autoridades después de perderle la pista el 1 de febrero, día que había prometido llamarles. Para sus padres era una señal inequívoca de que algo no iba bien, Elisa llamaba todos los días a la misma hora.


Pasaron los días y no se supo nada más de aquella misteriosa desaparición. Sin embargo, el caso dio un giro completo y recibió la atención del mundo entero el 13 de febrero, momento en que la policía anuncia una nueva rueda de prensa al publicar el siguiente vídeo:


Los casi cuatro minutos del clip son las últimas imágenes que se tenían de Lam, un material insólito y francamente fascinante. La grabación fue tomada por la cámara de seguridad del ascensor del hotel Cecil en las primeras horas del 1 de febrero. Es el último vídeo conocido de Elisa. El vídeo en cuestión era tan extraño, espeluznante e inexplicable, que su publicación dio la vuelta al caso.

El contenido del vídeo

En las imágenes vemos a Elisa (sólo a ella) entrando en uno de los ascensores del Cecil después de la medianoche del 31 de enero. La chica lleva un vestido con una sudadera con capucha roja, pantalones cortos negros y una especie de sandalias cuando entra en la cabina del ascensor. Luego se agacha para mirar los números de los botones y comienza a presionar una extraña secuencia.
Entonces, Lam retrocede hacia la esquina derecha trasera del cubículo, presumiblemente esperando a que se mueva. No pasa nada inusual en este punto. De hecho, podríamos decir que es lo que la gente hace cuando entra en los ascensores. Es más, Lam no llevaba puestas sus gafas, así que tiene sentido que se acerque para ver los números pero, ¿esa extraña secuencia?
Luego pasan unos segundos y la puerta no se cierra. En este punto Elisa se inclina muy cautelosamente hacia la puerta abierta. Mira hacia el pasillo, primero a la derecha y luego a la izquierda de una manera un tanto exagerada (sí, como en una peli). Finalmente salta de nuevo al ascensor. 
Lo que vio (o escuchó), parece haberla asustado y pasa a esconderse en la esquina delantera derecha, donde sería más difícil para cualquiera que pasara. No se esconde allí mucho tiempo. A los 40 segundos, mira hacia afuera, esta vez al pasillo de la derecha unos 10 segundos, momento en el que las cosas comienzan a ponerse realmente extrañas.
La joven se aparta del ascensor, luego entra, luego retrocede, realiza una serie de pasos extraños de deslizamiento y desaparece a la izquierda de la puerta abierta. 
De repente, su brazo derecho se cuelga a la vista unas cuantas veces (así que parece claro que está de pie), permanece allí hasta el minuto 1:30, momento en el que vuelve a entrar al ascensor con las manos levantadas y presiona numerosos botones. Como la puerta no se cierra, Lam entra de nuevo en el pasillo y a los dos minutos comienza a hacer una serie de “cosas”, por llamarlo de alguna forma.







Primero mira fijamente a la derecha, por el pasillo, y comienza a mover sus manos alrededor, como si estuviera dirigiendo una orquesta. La chica agita sus brazos, con las muñecas flojas, luego agita las manos. Cualquiera que lo vea por primera vez, viendo este comportamiento sin sonido, asumiría que está hablando con alguien. Pero que veamos como espectadores, allí no hay nadie más que ella.
Más tarde sale del ascensor por última vez, con varios pasos cortos, y luego se va por el pasillo. El ascensor finalmente se cierra y se va sin ella. El video original continúa durante otro minuto y medio.

¿Un nuevo caso?


Aquel material despistó por completo a más de un investigador. Si el caso ya era extraño, ahora no sabían por donde empezar. El resultado fue que el video se hizo viral, primero en Estados Unidos, y luego en China, donde recibió 3 millones de visitas y más de 40.000 comentarios en los primeros 10 días. Para que nos hagamos una idea, hoy hay docenas de versiones del video en YouTube, algunas con voz en off y teorías conspiranoicas añadidas, la versión más popular tiene casi 12 millones de visitas.


Lo primero que llama la atención (en Reddit tienen decenas de entradas sobre el caso y teorías) es que, al observar el vídeo con detenimiento, hay escenas que parecen aceleradas y con algunos saltos. Esto podría indicar que el vídeo estaba cortado, teoría que no se puede probar porque está en poder de la policía de Los Ángeles.


La gente comenzó a imaginar todo tipo de situaciones. 
Lam estaba drogada en las imágenes, o quizás estaba con alguien que conoció esa noche. 
De hecho, hay quien dice que en algunas secuencias de la chica en el pasillo se ve una sombra.
Cinco días después de la publicación del video, los huéspedes del Cecil se quejaron a la dirección del hotel de que la presión del agua estaba inusualmente baja y que el poco líquido que fluía de los grifos parecía “raro”. Un cliente informó de “un sabor agrio”, extraño. Otro dijo que cuando encendió la ducha estaba “saliendo agua negra durante los primeros segundos” antes de aclararse.

Lo cierto es que, como otros edificios antiguos (el Cecil era de los años 20), el hotel se abastecía de un sistema de agua alimentado por gravedad: en este caso un juego de cuatro tanques de casi 4 mil litros en la azotea. Ese fue el lugar al que un trabajador de mantenimiento acudió para investigar la causa del problema del agua en la mañana del 19 de febrero.


Al día siguiente, la noticia explotaba en los medios. El tipo de mantenimiento había encontrado el cadáver de una mujer en uno de los tanques. Dos días después, el 21 de febrero, la policía confirmó que el cuerpo era de Lam. La había encontrado desnuda cerca del fondo de un tanque lleno de agua, con su ropa cerca del cuerpo, la misma que llevaba en el vídeo.

Encontrar a la joven en el tanque de agua era un nuevo misterio. No había cámaras de seguridad en el tejado, y aunque la puerta de la azotea no estaba cerrada, la dirección del hotel dijo que tenía una alarma. Por tanto, si fuera un asesinato, alguien habría tenido que saltarse la alarma, subir una larga escalera hasta el costado del tanque de agua mientras llevaba un cadáver, abrir una escotilla y dejarla caer sin que nadie viera nada.

Si no se trataba de un asesinato, Lam hizo todo eso ella misma, es decir, acudir a la azotea en medio de la noche para escalar un tanque que, muy probablemente, veía por primera vez, luego abrió la escotilla y saltó o cayó sobre el mismo.






Richard Ramirez. Wikimedia Commons
En realidad ninguna de los dos explicaciones tenía mucho sentido. Comenzaron a salir historias turbias del pasado del hotel. Casos de suicidios, asesinatos e incluso el escondite de algún asesino. En especial, los medios le dieron mucha importancia a la historia de Richard Ramirez, el denominado como “Night Staller”, un asesino en serie que vivió en el Cecil y que asesinó a 14 personas en Los Ángeles. El problema era que Ramirez actuó en 1985.
Lo cierto es que fueron pasando las semanas y no surgían sospechosos. La Policía de Los Ángeles no reportó ningún avance en el caso y los medios comenzaron a olvidar la historia. No para Internet, claro, donde la muerte de Elisa Lam se convirtió en el “misterio de la década”, el caso sin resolver con cientos de giros y teorías.






Vista de la azotea con los tanques de agua del Cecil. A
Finalmente, el 21 de junio del año 2013, cinco meses después de la desaparición de la joven, la policía hacía público un informe sobre el caso. Lam murió ahogada en el tanque, pero la autopsia no reveló trauma o intoxicación. El informe concluía que no había encontrado “evidencias de acto criminal”, así que finalmente se optó por cerrar el caso como un “accidente”. 
Tal y como explica el investigador Josh Dean en un pormenorizado y exhaustivo trabajo paralelo a la investigación oficial, varios usuarios de Internet sacaron a la luz un dato a tener en cuenta. Alrededor de la época de la desaparición de Lam, los Centros para el Control de Enfermedades enviaron un equipo especial para detener un brote de tuberculosis en Skid Row.






Skid Row en el 2012. Wikimedia Commons
Según explicaron las autoridades de Los Ángeles, “es el brote más grande en una década” pero poco más se supo. Investigando, Dean descubrió un hecho chocante: el nombre de la prueba específica que se utilizó para identificar a las víctimas potenciales alrededor de L.A. se conocía como LAM-ELISA. Maldita coincidencia.
Sea como fuere, el mismo Dean, quién siempre creyó que detrás había un asesinato, finalizó su investigación con un dato que pocos sabían. Elisa luchaba contra un trastorno psíquico, y es posible que hubiese tenido un brote o ataque en el hotel. De ahí su reacción en las cámaras y el comportamiento que la llevó hasta un tanque en la azotea.
Como explica Dean, es una teoría improbable, pero posible a diferencia de otras. Era, simplemente, un final que se sostenía. Sin embargo, hay quien dice que cuando Elisa se agachó en el ascensor, lo hizo pensando en presionar el botón al cuarto piso, y que cuando el ascensor llegara a ese piso, presionaría el botón al segundo piso, y...

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