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Descubren un inesperado efecto benigno en el virus del Zika: devora tumores cerebrales

El gioblastoma es el tumor cerebral más común, y también uno de los más letales. Sus víctimas raramente sobreviven más de un año. 
Un equipo de investigadores cree haber encontrado un tratamiento nuevo para este tipo de cáncer, e ironicamente se basa en otra enfermedad: el Zika.
El virus del Zika no es algo de lo que nadie se quiera contagiar, pero raramente afecta a las personas adultas. Su mayor problema estriba en que esquiva las defensas de la placenta y se transmite a los bebés nonatos, provocándoles graves malformaciones nerviosas, microcefalia, y a menudo muerte prematura.
El Zika funciona precisamente atacando las células madre que generan tejido nervioso. Esa característica llevó a un equipo de investigadores de la Universidad de California a intentar usar el virus para atacar las células madre mutadas que generan un tumor cerebral.
La primera prueba fue en una placa de petri. El virus del Zika devoró las células que generan el gioblastoma. La siguiente prueba fue con ratones afectados de este tipo de tumor cerebral. Todos los roedores infectados con virus del Zika seguían vivos dos meses después de que los ratones con cáncer del grupo de control hubieran sucumbido al tumor.
Aunque el Zika no produce síntomas en adultos, Jeremy Rich y sus colegas de California se muestran reticentes a usar el virus en el tratamiento de personas con tumor cerebral. Su idea es seguir investigando hasta desarrollar una variante genética del Zika que siga atacando los tumores sin causar los destrozos que causa a los bebés nonatos.
Harry Bulstrode, de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, no comparte esa idea de tratamiento. Él y sus colegas están barajando iniciar una serie de ensayos clínicos del virus del Zika sin modificar en seres humanos. Bulstrode explica que las dos especies de mosquito que transmiten el virus del Zika de la sangre de una persona infectada a la de una persona sana (Aedes aegypti y Aedes albopictus) no sobreviven en Reino Unido. Por otra parte, la mayor parte de mujeres con gioblastoma ronda los 50 años de edad y no están buscando tener más hijos.
Bulstrode y sus colegas creen que cualquier solución que pueda alargar la vida o curar a pacientes con una enfermedad tan letal como el gioblastoma merece ser probada a pesar de los riesgos. Si nos dan a elegir entre sobrevivir a un cancer cerebral con un virus que te impide tener hijos o no sobrevivir, muchos seguramente tengan clara su respuesta. 

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