Canaleja, hongo de la muerte o cicuta verde. Estos son algunos de los nombres con los que se conoce a la Amanita phalloides, una especie de hongo venenoso. ¿El problema? Estas setas son muy parecidas a algunas que son comestibles, aunque realmente se trata de la más mortífera para los humanos.
El diario The Washington Post publicaba esta semana un informe donde detallaba el caso de envenenamiento de 14 personas que habían consumido los hongos creyendo que eran benignos. No hubo muertos, pero los casos reportaron náuseas violentas en todos los casos acompañadas de daños en el hígado (y trasplantes). ¿Qué tienen estas setas y cómo actúan en nuestro organismo?
Descubrimiento y composición del hongo de la muerte
En 1883, el médico y botánico alemán Johann Friedrich Link establecía para la seta el nombre de Amanita phalloides. En su descripción Link decía lo siguiente:
El hongo presenta en el sombrero una coloración típicamente verde oliva, brillante con tiempo seco, ligeramente viscosa con humedad. Su tinte no es siempre uniforme, generalmente es más pálido en los bordes. La lluvia también puede desteñir su tinte. Algunas formas son muy pálidas, incluso blancas. Se puede pelar fácilmente, una característica problemática ya que se puede confundir con otras especies comestibles.
El médico se refería a su parecido con la seta comestible Volvariella volvácea (un hongo típico de la cocina china). De hecho, estas similitudes han sido las culpables de un gran número de envenenamientos en Australia y la costa oeste de Estados Unidos.
La seta es tan tóxica que pasa por ser la responsable de más del 90% de los envenenamientos mortales de su especie. Para que nos hagamos una idea, 30 gramos de esta seta fresca provocarían la muerte inmediata de cualquier persona.
Hoy sabemos que la Amanita phalloides está compuesta por dos grupos principales de toxinas: los compuestos heterocíclidos y los péptidos. Ambos se encuentran extendidos por todo el micelio, es decir, en la masa de hifas que constituye el cuerpo vegetativo (el que se encuentra enterrado) de un hongo. Las amatoxinas del hongo se componen de al menos ocho compuestos con una estructura similar de aminoácidos.
Cómo actúa en nuestro organismo
Las amatoxinas son capaces de destruir el hígado y de tener efectos mortales en dosis muy pequeñas. ¿Cómo? El principal mecanismo de su toxicidad es resultado del bloqueo del complejo proteico ARN polimerasa II, es decir, que se bloquea la síntesis del ARN mensajero (el que transfiere el código genético) a partir del ADN genómico (el que contiene las instrucciones genéticas usadas en el desarrollo de los organismos vivos).
Básicamente, este bloqueo significa que el ARN (la molécula que dirige las etapas intermedias de la síntesis proteica) se fabrica y sirve de molde para generar proteínas a través del complejo ribosomal.
Como consecuencia, la falta de proteínas esenciales al cabo de unas horas puede resultar mortal para la célula. En este punto, el órgano más afectado es el hígado, ya que es el primero con el que entra en contacto la toxina después de su absorción por el tracto intestinal (también los riñones, aunque en menor grado).
La principal peligrosidad, una vez ingerida la seta, es la aparición tardía de los síntomas. El tiempo de incubación del síndrome faloidiano es de dos días y su desarrollo puede durar unos 20 días. Obviamente, durante todo este tiempo los órganos pueden verse gravemente afectados.
Los primeros síntomas del síndrome (entre 6 y 48 horas tras la ingestión) se producen en forma de vómitos dolorosos, diarrea con dolores, cólicos, calambres o pulso débil que desaparece durante unas horas para luego volver con más fuerza. En casos graves puede existir taquicardia, acidosis, hipoglucemia o hipotensión.
En la siguiente fase se deteriora el hígado, pudiendo aparecer delirio, convulsiones e incluso coma debido a fallo hepático fulminante acompañado de una encefalopatía hepática. Complicaciones que pueden llevar a una muerte debido a una hemorragia cerebral, insuficiencia renal aguda, pancreatitis o paro cardíaco, normalmente entre el día 6 y el 16.
Como señalaba el Washingon Post, el informe de las 14 personas infectadas en diciembre del año pasado sin muertes no es lo normal. Las setas, que a menudo parecen especies comestibles, se han extendido a todos los continentes excepto la Antártida.
Su número exacto de fallecidos no está claro, pero la especie estuvo involucrada en muchos de los peores casos de 679 intoxicaciones por hongos reportadas en California entre noviembre de 2015 y octubre de 2016. [Wikipedia, The Washington Post, Altillo]
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