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La última aportación de la NASA a la humanidad era muy necesaria: una impresora de pizzas

Probablemente, una de las cosas que más echan de menos los astronautas en el espacio sean las comidas de la tierra. Y si tenemos que hablar de un plato que le gusta prácticamente a todo el mundo, esa es la pizza. Para eso está el robot Chef 3D, capaz de imprimir pizzas en menos de 5 minutos.
Lo cierto es que en unos años el robot de la empresa BeeHex podría suponer una alternativa a las comidas liofilizadas y preenvasadas diseñadas para la nutrición y consumo en microgravedad.
¿Cómo funciona? Al igual que otras impresoras 3D se conecta a un ordenador que le dice qué pasta, salsa o queso usar. Los cartuchos se llenan con todos los ingredientes necesarios y la boquilla del robot empieza a acumular pasta licuada, seguido de la salsa, toppings y queso fundido. La razón de que la pizza sea uno de los primeros alimentos que se imprimen en 3D se debe a que su preparación funciona por capas, así que se adapta a la perfección al funcionamiento de la tecnología.
La historia de BeeHex es curiosa. Nació como un proyecto de la NASA, de hecho le proporcionó una subvención de 125.000 dólares para investigar cómo la impresión 3D podría ser utilizada para hacer alimentos. Recientemente la compañía cerró una ronda de financiación de un millón de dólares para su despegue, aunque por ahora es un prototipo que esperan sacar al mercado a lo largo de este año.


Mientras que los consumidores aún no hemos digerido por completo la idea de los alimentos impresos 3D, lo cierto es que ya existe interés entre las empresas de alimentos para adoptar la tecnología. Y no son sólo las pizzas, también el queso, en este caso el queso procesado. Hace unos días un grupo de investigadores de la University College Cork en Irlanda exploraron cómo la impresión 3D afecta a la estructura del queso.
El equipo fundió un queso procesado disponible en los supermercados y lo dispuso a través de una impresora 3D modificada que imprimió el queso. El elemento se imprimió en cilindros que luego se enfriaron durante 30 minutos y se pusieron en el refrigerador durante un día. Después de 24 horas de refrigeración, los investigadores sacaron el queso de la nevera para comprobar su textura y estructura química. Este fue el video del experimento:

Sea como fuere, la comida en impression 3D es un mercado totalmente nuevo e inexplorado.

Uno que incluso podría hacer que la dieta en el espacio cambie de sabores (y texturas).
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