
El proceso es exactamente el mismo que usa un cargador inalámbrico para móviles, pero llevado a escala carretera y con una potencia muchísimo mayor. De hecho, las pruebas realizadas por la Universidad Gustave Eiffel confirman que el sistema alcanza una potencia media de 200 kW y picos que superan los 300 kW, cifras comparables a los supercargadores ultrarrápidos más avanzados del mundo… y todo sin detener el vehículo.
La experiencia en la A10 francesa anticipa un futuro en el que conducir y cargar serán lo mismo: el coche se alimentará mientras circula, sin cables ni esperas.Un cambio que puede transformar no solo los viajes, sino el diseño mismo de los vehículos eléctricos.
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