

El análisis señala desafíos importantes: tecnología aún insuficiente ante tráfico mixto, mal clima o carreteras sin mapear, altos costos iniciales y de servicios, la obligación de años de pruebas y avales regulatorios, y la lenta renovación de los autos tradicionales debido a su durabilidad y a las regulaciones vigentes.
Además, muchas proyecciones optimistas provienen de empresas con intereses económicos en la industria, lo que puede minimizar la magnitud de estos desafíos.
La inversión en autos autónomos hoy supone afrontar altos costos y obstáculos, mientras que los beneficios de esta tecnología aún no alcanzan a la mayoría y requieren paciencia y precaución.

Qué se viene para las familias en 2030
El análisis proyecta que para 2030 los vehículos autónomos podrían estar presentes en el mercado y operar en algunas zonas, marcando el inicio de una nueva etapa en la movilidad.
De manera optimista, estos autos serán seguros y fiables, pero en la práctica estarán dirigidos principalmente a familias de altos ingresos o a empresas, ya que su precio y el rendimiento seguirán siendo una barrera para la mayoría.
Según el informe, durante los años 2030 y probablemente toda la década de 2040, estos vehículos tendrán limitaciones: no siempre podrán llegar a cualquier destino y, ante situaciones imprevistas, podrían necesitar la intervención de una persona. Así, los principales beneficiados serán quienes tengan mayor poder adquisitivo y empresarios que recorran largas distancias.

Algunas familias con mayores recursos podrán disfrutar de movilidad independiente, pero para los hogares de ingresos medios o bajos, la conducción tradicional seguirá siendo la norma.
Los beneficios más amplios —como menos congestión, mayor seguridad, ahorro de energía y reducción de la contaminación— solo se notarán en toda su magnitud cuando los autos autónomos sean comunes y asequibles, algo que probablemente ocurra entre 2040 y 2060. Asimismo, algunos de estos avances podrían requerir vías exclusivas para estos vehículos, lo que abre un debate sobre la equidad social.
Cómo será la expansión de los autos autónomos
El análisis señala que la expansión de los autos autónomos será un proceso gradual que se extenderá por varias décadas.
Se estima que recién hacia 2045 la mitad de los nuevos vehículos serán autónomos, y no será hasta 2060 cuando la mitad del parque automotor total tenga esta tecnología.

Este avance podría ser aún más lento si surgen obstáculos técnicos o si los consumidores prefieren mantener vehículos convencionales. Una aceleración significativa solo sería posible si se reemplazan muchos autos en buen estado que no cuentan con sistemas de conducción autónoma.
En una primera etapa, los autos con autonomía de nivel 4 (capaces de operar solos en rutas bien delimitadas, como autopistas) comenzarán a reducir el estrés al conducir y aumentarán la productividad.
Sin embargo, los beneficios principales llegarán con la autonomía total de nivel 5, donde los vehículos podrán circular sin intervención humana bajo cualquier condición, transportar a personas que no manejan y desplazarse solos para buscar o dejar pasajeros.

Otra tendencia es que la mayoría de los autos autónomos probablemente sean eléctricos. Aunque estos tienen menores costos de combustible, la necesidad de baterías caras y el posible cobro de tasas especiales podrían equiparar sus gastos operativos con los de los autos convencionales.
El impacto de los autos autónomos en el tráfico y el desarrollo urbano sigue siendo incierto.
Podrían aumentar el uso del auto, los desplazamientos largos y el desarrollo suburbano, generando un crecimiento del tráfico de entre 10% y 30%, lo que puede resultar ineficiente y costoso para la sociedad.
Por otro lado, si se fomenta el uso compartido y una gestión más eficiente de las vías, el tránsito podría reducirse, sobre todo, en áreas urbanas.
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