
Según estimaciones de ESPN, el mexicano aseguró una bolsa mínima de $100 millones de dólares, cifra que con incentivos por patrocinadores, derechos de transmisión y bonos por nocaut pudo ascender hasta los $150 millones. Este monto convirtió al combate en uno de los más lucrativos de su carrera y parte de su contrato con la Riyadh Season, que le garantiza alrededor de $400 millones por cuatro peleas.
Por su parte, Terence Crawford, pese a llegar como retador, también aseguró ingresos extraordinarios. Su pago garantizado fue de aproximadamente $50 millones de dólares, con la posibilidad de sumar más a través de incentivos contractuales. Esto lo coloca entre los boxeadores mejor pagados del momento, consolidando su protagonismo financiero junto con su éxito deportivo.
El evento fue promovido como una de las veladas más rentables de todos los tiempos. Incluso el presidente de UFC, Dana White, quien participó en la organización, evitó confirmar montos exactos.
Más allá del pago directo, el espectáculo incluyó premios exclusivos para el vencedor: un anillo estilo Super Bowl valuado en $100,000 dólares, adornado con oro y diamantes, y el tradicional cinturón de campeón, estimado en $188,000 dólares, según CNN.
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