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Qué se puede esperar del segundo mandato de Trump en Estados Unidos

Donald Trump regresa este lunes a la Casa Blanca y se espera que lo haga con un aluvión de medidas ejecutivas que empiecen a dar forma a su gobierno y a transformar Estados Unidos, tal y como prometió en campaña.

En la campaña y en las semanas desde que ganó las elecciones ha ido presentando algunas de las líneas clave de lo que será su nuevo mandato, en el que va a poner el foco en controlar la frontera sur con México, deportar migrantes indocumentados e imponer aranceles a las importaciones para, dice, defender a los trabajadores estadounidenses.

En política exterior promete alinearse claramente con Israel en Medio Oriente, desafiar el ascenso de China y acabar con la guerra de Rusia en Ucrania gracias a su entendimiento con Vladimir Putin.

Antes de que empiece a tomar decisiones concretas, en BBC Mundo avanzamos qué se puede esperar del segundo mandato de Trump, que arranca este lunes.

Migración y frontera: "la mayor deportación de la historia"

Muro fronterizo entre EE.UU. y México.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Trump prometió en campaña llevar a cabo la "mayor deportación de la historia" y culminar el muro fronterizo con México.

La inmigración y la frontera fueron temas centrales de la agenda de Trump durante la campaña electoral. Y lo serán desde el lunes.

El republicano arreció su discurso antiinmigrantes afirmando que estos "envenenan la sangre del país" y haciéndoles responsables tanto de un supuesto aumento de la delincuencia -algo que no tiene base, según expertos y cifras oficiales- como del incremento en el precio de la vivienda.

Además, afirmó sin pruebas que hay países como Venezuela que supuestamente están vaciando sus cárceles e instituciones para enfermos mentales y enviando a estas personas a EE.UU.

Estos señalamientos recuerdan los que hizo en 2015, cuando lanzó su primera candidatura a la Casa Blanca y acusó a México de estar enviando hacia EE.UU. a "gente con un montón de problemas".

De cara a un nuevo mandato, Trump prometió expulsar del país a millones de extranjeros indocumentados en lo que asegura será la "mayor deportación" de la historia de Estados Unidos.

De acuerdo con estimaciones del centro de estudios Pew, para 2022 había en EE.UU. unos 11 millones de migrantes indocumentados, aunque Trump y su campaña aseguran que son muchos millones más.

Numerosos expertos han alertado de que una deportación masiva de migrantes sería costosa y difícil de acometer, además de que podría tener efectos negativos sobre ciertas áreas de la economía en las que la mano de obra indocumentada juega un papel clave.

Según estimaciones hechas por la organización FWD.US, en EE.UU. había durante la pandemia 5,2 millones de indocumentados en trabajos esenciales. Esto incluye en torno a 1,7 millones de personas que trabajaban en toda la cadena de producción y comercialización de alimentos.

Trabajadores agrícolas en Florida

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,Gran parte de los trabajadores agrícolas en EE.UU. son extranjeros.

Los sin papeles representan en torno a 17% de los trabajadores agrícolas y 13% del sector de la construcción, según un estudio del centro Pew de 2016.

Trump también prometió sellar la frontera con México y dijo que seguirá construyendo el muro entre ambos países, una de las promesas centrales de su primer mandato, durante el cual se erigieron unos 129 kilómetros (gran parte de ellos reemplazando verjas deterioradas) de los 727 kilómetros que tenía esa barrera cuando él abandonó la presidencia.

El republicano también plantea tomar otras medidas como restablecer la política que obligaba a los solicitantes de asilo a permanecer en México hasta que sus peticiones sean aprobadas y eliminar el derecho a la ciudadanía a los hijos de indocumentados nacidos en Estados Unidos.

Economía: menos impuestos, más aranceles

Una mujer realizando compras.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,La elevada inflación que vivió EE.UU. después de la pandemia fue uno de los motivos de preocupación de los electores.

El buen desempeño de la economía estadounidense durante el gobierno de Trump -antes de la llegada de la pandemia de covid-19- es uno de los aspectos que más favorecieron su candidatura.

¿Qué puede esperarse para un segundo mandato?

Trump prometió nuevos recortes de impuestos para extender los que ya realizó durante su primer mandato, cuando redujo la tasa corporativa a 21% y recortó también los impuestos de las personas naturales, aunque estos solo de forma temporal, hasta 2025.

El republicano dijo en la campaña que quiere bajar aún más las tasas corporativas hasta 15% y que eliminará los impuestos sobre las propinas y sobre los pagos que reciben de la Seguridad Social los pensionados.

También propuso incrementar la producción de energía en EE.UU. -aumentando la explotación de combustibles fósiles- pues considera que su alto costo contribuyó a la inflación.

Afirmó además que logrará reducir el costo de la vivienda iniciando un programa de construcción de casas en tierras federales, así como reduciendo la demanda al deportar a los inmigrantes indocumentados, a quienes responsabiliza del aumento de los precios.

También dijo que impondrá un sistema de aranceles de 10% a 20% a la importación de la mayor parte de los productos extranjeros. Muchos economistas han advertido, no obstante, que este tipo de medidas terminarán siendo pagadas por los consumidores estadounidenses en forma de precios más altos.

En esta política de aumento de aranceles, China ocupará un lugar central, pues luego de haber iniciado una guerra comercial con Pekín durante su primer gobierno, Trump ahora contempla establecer aranceles de 60% a todos los bienes importados desde ese país.

El líder republicano también prometió adoptar un plan de cuatro años para eliminar la importación de bienes esenciales procedentes de China y establecer nuevas regulaciones para que las empresas estadounidenses inviertan en China “solamente cuando esas inversiones favorezcan a EE.UU.”.

En 2023, Estados Unidos importó de China bienes valorados por unos US$426.885 millones.

Es previsible que si Trump adopta estas medidas, la guerra comercial con Pekín se intensifique, lo que podría tener consecuencias no solamente para la relación bilateral, sino también para la economía global.

Donald Trump al anunciar sus aspiraciones presidenciales en 2015.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,En 2015, cuando Trump anunció que aspiraría a la candidatura republicana, no contaba con una plataforma política propia ni controlaba el partido.

Las incógnitas sobre el aborto

La derogación del derecho al aborto en Estados Unidos es una de las mayores consecuencias políticas de la agenda republicana ejecutada por Trump durante su primer gobierno, pero durante la campaña de 2024 se convirtió para él en una suerte de campo minado electoral.

En su primer gobierno, Trump estableció una supermayoría conservadora en la Corte Suprema de Justicia con el nombramiento de tres nuevos magistrados.

Esa nueva mayoría derogó en 2022 el derecho al aborto a nivel federal (vigente desde 1973), que era justamente uno de los objetivos que el político republicano se había propuesto con estas designaciones.

Este cambio tuvo consecuencias. En la actualidad, hay 14 estados en los que existe una prohibición total o casi total del aborto y hay otros tres estados, en los que solamente se permite antes de la sexta semana de embarazo, momento para el cual es frecuente que las mujeres ni siquiera se hayan enterado de que están embarazadas.

Por causa de estas prohibiciones ha habido casos de mujeres que han muerto debido a que los médicos no les prestaron la atención sanitaria requerida por temor a ser procesados penalmente.

Valla contra la prohibición del aborto hecha posible por Trump.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,La derogación del derecho al aborto ha causado reveses electorales a los republicanos.

Estas medidas derivaron en reveses políticos para los republicanos que desde 2022 perdieron varias elecciones, incluso en estados tradicionalmente conservadores, en los que una mayoría de los votantes consideran que las restricciones impuestas al aborto han ido demasiado lejos.

Esto obligó a Trump a hacer una suerte de juego de equilibrismo durante la campaña en la que al mismo tiempo que se adjudicó como un éxito propio la derogación de este derecho por parte de la Corte Suprema, evitó fijar una posición firme, diciendo que cada estado debe decidir sobre la regulación de este asunto.

¿Qué piensa hacer al respecto en un nuevo mandato?

Durante la campaña, Trump negó que en caso de llegar a la Casa Blanca vaya a firmar una prohibición nacional del aborto y criticó la legislación de Florida que prohíbe esta práctica después de la sexta semana de embarazo, pero también dijo que se opone a una iniciativa electoral para establecer el derecho al aborto en ese estado.

Una política exterior aislacionista

Benjamín Netanyahu y Donald Trump.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,La firma de los Acuerdos de Abraham entre Israel y varios países árabes fue uno de los mayores logros de la política exterior de Trump.

La propuesta aislacionista llamada "Estados Unidos primero" fue fuente de numerosas polémicas durante el primer gobierno de Trump y será nuevamente la guía de su política exterior en su regreso a la Casa Blanca.

La Agenda 47, el programa de gobierno de Trump, establece entre sus objetivos prevenir la Tercera Guerra Mundial y restablecer la paz en Europa y en Oriente Medio.

A los socios europeos de EE.UU. les preocupa el regreso de Trump a la presidencia.

“No puedo edulcorar estas advertencias. Donald Trump es la pesadilla de Europa, y su amenaza de retirarse de la OTAN resuena en los oídos de todo el mundo”, le dijo durante la campaña electoral a la BBC Rose Gottemoeller, ex vicesecretaria general de la OTAN.

Una de los mayores preocupaciones de los europeos se relacionan con la guerra en Ucrania.

El candidato republicano dijo que Kyiv debió haber hecho concesiones a Moscú antes de la guerra para así evitar el conflicto y criticó el apoyo económico y militar que su país le ha dado a Ucrania tras la invasión de Rusia por considerar que ha sido excesivo y que ha servido más para alargar el conflicto que para solucionarlo.

Trump dijo que si él hubiera estado en la Casa Blanca, esa guerra no habría ocurrido y sostiene que pondrá fin a esa guerra en 24 horas, a través de un acuerdo negociado con Rusia. Ahora ya está matizando ese lapso exprés que se impuso para solucionar un conflicto que va camino de cumplir su tercer año.

Sus críticos, no obstante, creen que de esta forma lo único que logrará es darle mayor fuerza a Vladimir Putin.

En relación con la guerra en Gaza, Trump se declaró como el "protector de Israel" aunque criticó la forma como ese país ha llevado el conflicto e hizo llamamientos para que el gobierno de Benjamín Netanyahu consiga la victoria pronto y regrese a la normalidad.

"Lograré la paz en Medio Oriente y pronto", dijo en una entrevista con la televisora saudita Al Arabiya.

Esta semana se atribuyó el mérito de un cese al fuego en Gaza entre Israel y Hamás que entra en vigor este domingo, víspera de su toma de posesión.

Trump también prometió expandir los llamados Acuerdos de Abraham que él ayudó a establecer en 2020 y a través de los cuales cuatro países árabes acordaron normalizar relaciones diplomáticas con Israel: Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Bahréin y Sudán.

Esos acuerdos han sido criticados por haber dejado de lado la causa palestina, que históricamente ha sido el principal obstáculo para el establecimiento de vínculos entre Israel y los países árabes.

El próximo país que iba a integrarse a los acuerdos era Arabia Saudita, pero tras la guerra en Gaza, la monarquía saudita ha dicho que no lo hará hasta que no esté sobre la mesa una ruta para la creación de un Estado palestino, una posibilidad a la que hasta ahora se resiste el gobierno del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.

De esta forma, no queda claro cómo Trump lograría reimpulsar los Acuerdos de Abraham.

Vladimir Putin y Donald Trump.

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Pie de foto,Algunos críticos temen que Trump decida retirar el apoyo a Ucrania en aras de apaciguar a Rusia.

¿Salvador o destructor de la democracia estadounidense?

La democracia en Estados Unidos es uno de los temas que estuvo en el centro de la campaña presidencial 2024. Pero se trata de un asunto sobre el cual había visiones divergentes.

Los republicanos afirman que un segundo gobierno de Trump serviría para “restaurar el gobierno de, para y por la gente”, así como para hacer respetar la Constitución y defender la integridad de las elecciones.

Los demócratas, en cambio, creen que la negativa de Trump a reconocer su derrota en las elecciones presidenciales de 2020, así como sus esfuerzos para revertir esos resultados y evitar la certificación de la victoria de Joe Biden (incluyendo el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021), son pruebas de que el exmandatario es una amenaza para la democracia.

Trump incluso ha prometido indultar a los condenados por el asalto al Capitolio, a los que considera como "rehenes" en la guerra que, dice, los demócratas libran contra él.

En todo caso, lo que sí parece claro es que los republicanos buscarán que un segundo mandato de Trump sea más eficaz y que la consecución de sus objetivos no se vea obstaculizada por los funcionarios de carrera que no concuerdan con las ideas del republicano.

Ciertamente durante el primer mandato de Trump hubo funcionarios de distintos rangos que moderaron o frenaron iniciativas del mandatario por distintas razones, incluyendo el considerarlas nocivas para el país o ilegales.

Una mujer en un mitin de Trump con una pancarta contra el Deep State.

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,El trumpismo responsabiliza al Deep State de entorpecer la gestión del gobierno de Trump.

Por otra parte, los republicanos consideran que el gobierno de Trump se vio afectado negativamente por la falta de preparación de su propio equipo.

De hecho, el exmandatario dijo recientemente que su mayor error en el poder había sido escoger a “personas malas o desleales”.

Para sortear estos dos problemas, la Agenda 47 prevé que el primer día de gobierno Trump firme una orden ejecutiva que le permita colocar a personas de su confianza en posiciones clave del Ejecutivo que tradicionalmente han sido cubiertas por funcionarios de carrera.

Esto es algo que entusiasma a los trumpistas y, de hecho, es algo que él intentó al firmar en agosto de 2020 una orden ejecutiva similar cuyos frutos no cosechó pues poco después tuvo que abandonar la presidencia tras perder las elecciones.

Esa norma, en efecto, permitiría a un presidente despedir a miles de empleados gubernamentales y reemplazarlos por sus partidarios”, explica Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Estados Unidos.

“Para los partidarios del exmandatario contar con un equipo de funcionarios y asistentes más dispuestos significará una presidencia de Trump menos caótica y más eficaz a la hora de impulsar políticas”, agrega.

Sin embargo, es una posibilidad que genera preocupación entre los críticos de Trump.

Donald Trump

Fuente de la imagen,Getty Images

Pie de foto,La Agenda 47, el programa de gobierno de Trump, toma su nombre del lugar que le corresponderá ocupar en la lista de presidentes de EE.UU. al ganador de las elecciones en 2024.

Barbara Perry, profesora de estudios presidenciales en el Centro Miller de la Universidad de Virginia, advierte que reemplazar a los funcionarios privaría a la administración pública del conocimiento y experiencia que estas personas han acumulado trabajando durante décadas de una forma no partidista.

“En Estados Unidos se abordó la reforma de la función pública en el siglo XIX, precisamente para librarse de las personas que estaban en esos cargos por razones políticas”, indica.

“Si eso ocurre no habrá frenos ni ningún elemento de contención para limitar la agenda y el extremismo de Trump”, agrega.

Esa situación se vería agravada, según la experta, por el hecho de que ya Trump cuenta con una supermayoría conservadora en la Corte Suprema y los republicanos controlan ahora, aunque por estrecho margen, las dos cámaras del Congreso.

La agenda 47, no obstante, plantea que estas medidas para copar el Ejecutivo con funcionarios afines a Trump servirán para desmantelar el llamado “Deep State” (Estado profundo), una supuesta red secreta de funcionarios no electos que controlarían el Estado, y luchar contra la corrupción dentro del gobierno.





La manera en que Trump hace política se define por medio de la articulación de necesidades de los ciudadanos que no han sido satisfechas por los gobiernos locales, federales, ni por el sistema económico. En otras palabras, Trump identifica las inconformidades particulares de diferentes segmentos de la población y las reúne bajo una metáfora de acción articulatoria como MAGA (Volvamos a hacer grande a los EE.UU.).

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Su propuesta electoral siempre requiere el establecimiento de una frontera interior entre sus seguidores y el resto de la población. Las personas de MAGA versus todas las demás. Al llegar al gobierno, Trump hará todo lo necesario para mantener su base aglutinada, pues su mayoría en el Congreso es muy pequeña y un par de senadores o tres representantes en la Cámara podrían detenerlo en sus intenciones.

Trump se dedicará a movilizar a sus seguidores tanto en las redes sociales como en persona para intimidar a todos sus opositores internos. A los republicanos que no acepten todas sus propuestas y que den muestras de independencia procederá a amenazarlos con respaldar a una nueva candidatura en las elecciones primarias. Expondrá a sus opositores en las redes sociales y en sus discursos frente a sus seguidores dejará entrever frases que podrían interpretarse como invitaciones a acciones de hecho. Sus seguidores le perdonan todo y nunca le reclaman nada. Hasta el día de hoy no se ha terminado el muro que prometió en 2016 y México no ha gastado un centavo en ese supuesto proyecto.

Frente a los demócratas y a los independientes que se le opongan usará el aparato estatal para atacarlos. Por ejemplo, pedirá al IRS que les haga auditorías en sus declaraciones de impuestos, con esta estrategia se asegurará de poner en duda la legitimidad y la integridad de sus opositores. A los demócratas más conservadores buscará atraerlos con la simpatía propia de una celebridad que puede darles relevancia en un momento en que el partido ha dejado de representar a las personas de la clase trabajadora, que piensan primero en su economía familiar antes que en los llamados temas “woke”. Los demócratas manejan un lenguaje que puede percibirse como académico y elitista en el que los trabajadores no encuentran respuesta a sus necesidades inmediatas.

Independientemente de la orientación política de sus opositores, Trump jugará con la ambición política de todos. Unas veces amenazando destruir sus carreras y otras con la promesa de darles oportunidad de crecer como lo hace con el caso de Marco Rubio.

No obstante, el reto más grande de Donald Trump es el hecho de ser desde el primer día un presidente no reelegible; será un “Lame Duck” como se dice en inglés. Conscientes de esa realidad, hace unos días Steve Bannon propuso que Trump debiera ser reelegible, porque sus dos términos no han sido consecutivos. Le dejo esa pregunta a los constitucionalistas, pero aclaro que esto revela la desesperación del séquito de Trump que en su interior sabe que este segundo término no será fácil y que a pesar de las apariencias lo que se viene puede terminar con su movimiento. Desde el primer día de su gobierno los políticos republicanos con aspiraciones presidenciales iniciarán su campaña para presentarse a sí mismos como los sucesores ideales de Trump, los posibles herederos de MAGA. Un par de ellos recibirán la bendición y se la jugarán toda por esa opción. No obstante, todo el que sienta que no será la persona ungida por el líder para reemplazarlo iniciará una campaña para posicionarse como alternativa. Así, con una mayoría muy pequeña y muchas personas interesadas en reemplazarlo, Trump verá cómo varios políticos republicanos, que antes de acobardaban frente a sus gritos y amenazas veladas, recobrarán el valor y se le opondrán de manera abierta en la esfera pública. A medida que el tiempo pase, la búsqueda de relevancia política será mayor y después de la mitad del periodo, si es que llega hasta ese momento pues él es un hombre de 78 años en mal estado físico, la situación puede ser incontrolable para él y sus seguidores. A los 80 años, envejecido, sin posibilidad de reelección y con antiguos aliados convertidos en opositores, Trump pondrá a prueba la Constitución y la institucionalidad.

Es probable que tenga un tercer juicio político en ese momento y que los mismos que lo defendieron se dediquen a condenarlo para presentarse a sí mismos como el futuro.

Los principales cambios en política nacional

No creo que Trump pueda cumplir su promesa de cobrar impuestos a las importaciones y hacer que los países de origen paguen por ello. Esa es la nueva versión el llamado muro en la frontera. Es decir, es una promesa vacía. No obstante, sólo hablar de ello e intentar cualquier acción generará una serie de enfrentamientos o guerras arancelarias en las que los consumidores asumirán las pérdidas. Como es su costumbre, Trump no aceptará la responsabilidad y culpará a sus contradictores del caos que él mismo propone establecer. La política arancelaria, las importaciones y exportaciones de productos y alimentos requieren especial atención.

Las únicas promesas que Trump podría cumplir son las que afectan a sus amigos billonarios como Elon Musk o Jeff Bezos. Es decir que impondrá procesos de desregulación que beneficien la posición dominante de ciertas empresas. Reducirá o hará desaparecer los controles de contaminación ambiental.
Beneficiará los procesos de desarrollo de la Inteligencia Artificial generativa y de forma paralela debilitará los departamentos de educación y la universidad pública. En otras palabras, permitirá una nueva revolución tecnológica, pero con pocas o ninguna regulación. La nueva revolución tecnológica será como el viejo oeste a finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte.

Muchos temen que su administración se dedique a censurar posturas académicas divergentes, pero creo que en realidad a Trump le importan poco los académicos pues cada vez son menos los que los escuchan. No obstante, es muy posible que busque cambiar la naturaleza de laica del Estado. La imposición de un cristianismo pseudo oficial junto a un nativismo lingüístico pueden convertir a los Estados Unidos en una versión anglohablante de España durante el Franquismo.

Finalmente, es muy importante prestar atención a los posibles cambios en temas de salud pública y alimentación. Si Robert F. Kennedy Jr. impone su visión antivacunas la salud pública podría enfrentar el resurgimiento del polio o una pandemia. Si el gobierno deja de regular la agroindustria, es posible que los efectos en la salud sean irreversibles.

Me gusta ser optimista y creo que la ambición de otros políticos republicanos se convertirá en el mecanismo de control y regulación de las políticas de su gobierno.

(*) El Dr. Carlos Aguasaco es profesor y presidente del Departamento de Artes y Ciencias Interdisciplinarias del City College de la City University of New York (CUNY). Es experto en Estudios Culturales Latinoamericanos.

Los textos publicados en esta sección son responsabilidad única de los autores, por lo que La Opinión no asume responsabilidad sobre los mismos.


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