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La violencia contra la mujer en la política un desafío persistente y exige acción

Aunque para las nuevas generaciones el derecho al voto de las mujeres pueda parecer algo común, la realidad es que este fue otorgado en la República Dominicana el 29 de marzo de 1942, hace apenas 81 años. Desde entonces, se ha allanado el camino para la participación continua de las mujeres en la vida política dominicana, pero este trayecto ha estado plagado de retos y desafíos que persisten en pleno Siglo XXI.

A medida que la participación activa de las mujeres en la política aumenta día a día, la Ley Electoral contempla un mínimo del 40% de candidaturas presentadas por el género femenino, un elemento esencial para construir sociedades inclusivas y democráticas. No obstante, a pesar de los avances en la igualdad de género, la violencia contra la mujer en el ámbito político sigue siendo un problema significativo que socava la participación plena y equitativa de las mujeres en la toma de decisiones.

Esta forma de violencia no se limita a lo físico; abarca una amplia gama de comportamientos destinados a intimidar, marginar o silenciar a las mujeres en el ámbito político. El acoso verbal, la difamación, la intimidación y la exclusión son tácticas comunes utilizadas para debilitar la voz y la influencia de las mujeres políticas.

Uno de los desafíos fundamentales radica en la percepción arraigada de que la política es un terreno dominado por hombres, donde las mujeres deben enfrentarse a estereotipos y prejuicios. Este entorno propicia la normalización de conductas violentas y discriminatorias dirigidas hacia las mujeres políticas, creando barreras adicionales para su participación efectiva.

Como señalan Krook y Restrepo Sanin en su artículo sobre violencia contra las mujeres en política, este problema tiene múltiples dimensiones, afectando a mujeres en diversas funciones políticas y manifestándose en diversos comportamientos. Abordar esta violencia requiere un enfoque integral, que implique intervenciones en varios niveles.

Es imperativo que los gobiernos, las instituciones políticas y la sociedad tomen medidas concretas para abordar y prevenir la violencia contra la mujer en la política. Esto incluye la implementación de políticas de igualdad de género, la promoción de la diversidad en los cargos políticos y el fortalecimiento de mecanismos de denuncia y protección.

La sociedad civil también desempeña un papel crucial al alzar la voz contra la violencia de género en la política y exigir rendición de cuentas. La concienciación y la educación son herramientas poderosas para desafiar los estereotipos de género arraigados y fomentar un cambio cultural que promueva la igualdad.

En última instancia, eliminar la violencia contra la mujer en la política es esencial para garantizar que todas las voces, independientemente del género, contribuyan de manera significativa a la construcción de sociedades justas y equitativas. Al abordar este desafío, no solo protegemos los derechos fundamentales de las mujeres, sino que también fortalecemos la democracia y promovemos un futuro donde la igualdad sea la norma, no la excepción.



Via- Karilyn Chabebe Karilyn Chabebe

La autora Concejal, con maestria en técnicas modernas de administración pública de la Universidad Alcala de Henares. Estudiante de termino de la carrera de derecho.

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