Una flotilla de helicópteros de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) volaron sobre la Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, ubicada en el municipio de Higüey, llevando consigo la imagen de la virgen.
Cada 21 de enero, la Iglesia Católica y sus feligreses celebran a la madre protectora del pueblo dominicano. Este año, la institución militar se unió para esparcir bendiciones en todo el territorio nacional. Varios ciudadanos de la provincia La Altagracia pudieron observar desde sus casas el recorrido aéreo.
Tal como lo anunció la Fuerza Aérea en el día de ayer, los representantes de la Iglesia Católica rociaron “agua bendita” al pueblo. Se prevé que los helicópteros continúen su ruta hacia otras provincias de la nación.
La eucaristía ofrecida a las diez de la mañana en la Basílica, la cual contó con la presencia de la vicepresidenta de la República Raquel Peña, dejó iniciado el itinerario de actos que se realizarán en distintos puntos del país en conmemoración a la solemne fecha.
Una de ellos es la actividad con los helicópteros, organizada por la Comisión Ejecutiva de la Celebración del Centenario de Coronación de la Virgen, que dirige el obispo Santiago Rodríguez, de la diócesis de San Pedro de Macorís.
La historia sobre la Virgen de la Altagracia se remonta a los tiempos de la colonia, 400 años atrás, cuando a principios de enero, la devota hija de un rico comerciante de Higüey pidió a éste que le trajese de Santo Domingo un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia.
El padre trató inútilmente de conseguirlo por todas partes, pero nadie había oído hablar de esa advocación Mariana.
Ya en Higüey, el comerciante decidió pasa la noche en una pensión. En la cena, apenado por la frustración que seguramente sentiría su hija cuando le viera llegar con las manos vacías, compartió su tristeza con los presentes relatándoles su infructuosa búsqueda.
Mientras hablaba, un hombre de edad avanzada y largas barbas que también iba de paso, sacó de su saco un pequeño lienzo enrollado y se lo entregó al comerciante diciéndole : “Esto es lo que usted busca”. Era la Virgen de la Altagracia. Al amanecer el anciano había desaparecido envuelto en el misterio.
El lienzo presentaba una hermosísima imagen de la virgen en el grandioso momento de su alumbramiento, una representación feliz del misterio de la Maternidad Divina de María. Esa es la Alta Gracia.
La tradición narra que el 21 de enero, la hija del comerciante recibió a su padre al pie de un naranjo, en el mismo lugar donde hoy se encuentra el santuario de Higüey. Allí el comerciante con mucha alegría y satisfacción le entregó a su adorada hija ese regalo tan anhelado.
La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia ha tenido el privilegio especial de ser coronada dos veces. El 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío XI y por el Papa Juan Pablo II, quien durante su visita a la isla de Santo Domingo el 25 de enero de 1979, coronó personalmente a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la virgen, primera evangelizadora de las Américas.
La República Dominicana tiene dos advocaciones marianas: Nuestra Señora de las Mercedes, patrona del pueblo dominicano desde 1616 y la Virgen de la Altagracia, protectora y reina del corazón de los dominicanos. Advocación es el título que se le da a una imagen, a un altar o un templo.
Tanto Nuestra Señora de las Mercedes, como la Virgen de la Altagracia, la de Guadalupe, la de la Caridad, entre otras advocaciones son la misma Virgen María, madre de Dios.
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