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La eternidad de la crónica deportiva tiene un nombre: Tomás Troncoso

SANTO DOMINGO

La eternidad de la crónica deportiva tiene un nombre: Tomás Troncoso

El legendario comentarista deja una pesada estela por medio siglo de influencia mediática

Un legado para la eternidad. Su influencia fue tal, que para la inmensidad nacional Tomás Troncoso le puso el tono al deporte, porque su trajinar tuvo tentáculos que afectaron todo el espectro, más allá de su furibunda pasión: el béisbol.

Tomás Miguel Altagracia Troncoso Cuesta, de tan extensiva influencia como su nombre, marcó la impronta en la actividad del cuerpo y la mente, con sus convictos juicios, que le ganaron una legión de seguidores en los de a pies como la alcurnia, con su voz inconfundible y sabiduría multifacética.

“Don Tomás fue mi gran inspiración y de toda nuestra generación. Yo trabajé junto a él por más de diez años, y profesionalmente marcó mi vida”, afirmó Mario Emilio Guerrero, quien por años hizo de comentarista en la pelota de invierno en varios equipos.

Troncoso también imantaba por la carismática manera de exponer sus criterios, siempre dando espacio a la controversia, máxime cuando se trataba de “enjuiciar” toda maniobra, estrategia y jugada implementada por “sus” Tigres del Licey, y en grandes ligas los Cardenales de San Luis.

 “Clutch” en las transmisiones

Pero Tomás, el referente obligado de los fanáticos en cualquier rincón por recóndito que fuese, igualmente enamoraba por su aguda visión en otros deportes, como la Fórmula Uno, derramando calidad expositiva sobre los espectaculares Ayton Senna, Alain Prost, Michael Schumacher y demás legendarios en el clímax por medio al “Mundo Deportivo Marlboro”.

En la posteridad queda el bajón anímico experimentado por el efervescente “de ojos azules” junto a sus colegas mientras Senna, el ícono latino deportivo de entonces- era trasladado inerte en helicóptero (1994) durante el GP Italia.

Troncoso Cuesta también fue pieza preponderante en transmisiones de baloncesto, en las que su irrefutable bagaje, le permitía profundizar tal cual prodigio “desatando nudos” en cada jugada. El mejor testimonio lo encontramos en aquellas finales épicas de Ángeles Lakers y su archirrival Boston Celtics.

¿Pero quién podrá olvidar a Tomás en las transmisiones de grandes peleas de boxeo, como el caso de los llamados “Cuatro Fantásticos”, en pleno apogeo: Roberto Durán, Sugar R. Leonard, Marvin Hagler y Thomas Hearns? Tenía el contagioso tip de mostrar los puños como “guanteos” para introducir cada uno de esos enfrentamientos apoteósicos.

Marcó el deporte

Si alguien está convencido de la valía inconmensurable de Troncoso Cuesta es el ministro de Deportes, Francisco Camacho, ponderando que fue “un baluarte de los mejores intereses del deporte nacional”.

Enfatizó en que Troncoso Cuesta adornaba su gran talento con un “estilo ameno y muy particular, que marcó una época en nuestro deporte”.

El experto en boxeo, Carlos Nina Gómez, ponderó que Tomás “nos sirvió desde la niñez como gran orientador, por la amplia gama de conocimientos deportivos que tenía, siendo nosotros asiduos escuchas de su programa Los Deportes en Marcha”.

Llegado el Mundial México ´86, el carismático se convirtió –sin ser experto en la materia- en bujía que encendió la incipiente pasión dominicana por el deporte rey mundial, gracias a sus loas reverenciales al ya imperecedero Diego Maradona, un “dios” desde aquella cita.

Es que Tomás Troncoso representaba el color del deporte en Quisqueya, y el fútbol entonces formaría parte del exquisito menú a partir de la justa en tierra azteca.

Ildefonso Ureña, quien tuvo el honor de trabajar con los Tigres del Licey, aún estando activo Troncoso, alabó la gran sensibilidad humana del legendario micrófono: “Nos ayudó a los que veníamos detrás, inculcando la idea de que debe dársele oportunidad al talento joven”.

Tomás era consuetudinario aliado del deporte amateur, enfatizando en el escolar, el que definió como la raíz en el árbol del desarrollo físico y mental de la sociedad.

 “Tomás nos influyó a todos en este camino de cronistas que escogimos”, señaló Rolando Guante, rematando con que “era una verdadera leyenda de la comunicación deportiva”.

Era furibundo seguidor de la gimnasia, y se “enamoró locamente” del más grande hito olímpico y su protagonista, la rumana Nadia Comaneci, cuyo “10” con apenas 14 años en los Juegos Olímpicos de Montreal la hizo inmortal.

“Yo no me lo creía, cuando me vi trabajando con Tomás Troncoso”, así de grande terminó siendo por siempre la leyenda que ahora anima el deporte en el Cielo, al decir de Guerrero.

Tomás Troncoso, un ícono de la crónica deportiva, falleció en la mañana de este lunes, a la edad de 86 años.

“Lamento informarles a todos lo amigos, fanáticos del deporte en general, que papi falleció. ¡Que grande fuiste, viejo! ¡Te queremos mucho!”, informó su  hijo Tommy Troncoso en la cuenta de tuiter “Los Deportes en Marcha”, nombre del programa que durante cinco décadas produjo por varias emisoras, especialmente por Radio HIZ.

Tomás Altagracia Miguel Troncoso Cuesta era  hijo del profesor  Manolín Troncoso y la actriz Estela Cuesta, hermano de Chiqui y esposo de doña Annie, inició su programa radial "Los Deportes en Marcha" el 1ro de agosto de 1963, hace ya 50 años. Dos veces más y la mitad de los 20 que no son nada de Gardel.

Uno de los más carismáticos cronistas de­portivos quien nació el 29 de septiembre de 1935, en su primer hogar de Ciudad Nueva, en Santo Domingo y exaltado en el Ceremonial del 2005.

Fue figura importante en la conformación de la selección nacional de béisbol que ganó el oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica en 1962.

Como miembro de la Federación de Béisbol (Fedoba), tuvo que ver con la selección que fue a los Juegos de Puerto Rico en 1966, de la que obtuvo bronce en el Mundial de Béisbol que se realizó en Dominicana en 1969 y como asesor del selectivo que ganó plata en los XII Juegos zonales de 1974 celebrados aquí.

 En 1962, en calidad de comentarista, Formó parte del equipo que realizó la primera transmisión de juegos de Grandes Ligas, junto al narrador Billy Berroa (inmortal del Deporte), el fenecido Max Álvarez y Ellis Pérez.

 Desde la temporada de 1963-64, que laboró con las Águilas Cibaeñas, Tomás ha trabajado como comentarista en el béisbol invernal. Desde 1964-65 con las Águilas Cibaeñas, Tigres de Licey y Leones del Escogido.

 Con el Licey fue partícipe en todas las Series del Caribe en que ese club intervino y ocho de los nueve títulos que conquistó. Ha narrado en campeonatos Centroamericanos y Panamericanos y Mundiales en partidos de béisbol y baloncesto formó del “Bloque Hípico Deportivo”.

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