El izquierdista Pedro Castillo mantiene este martes una ligera ventaja frente a la derechista Keiko Fujimori en el ajustado conteo de las elecciones presidenciales de Perú.
Con el 95,7% de las actas contabilizadas, Castillo suma el 50,2% de apoyos por el 49,7% de Fujimori.
Fujimori había llevado ventaja durante gran parte del conteo, pero los márgenes se fueron estrechado cada vez más con el voto rural y de la selva, favorable a Castillo, que ahora supera a su rival por un estrecho margen.
La candidata derechista habló el lunes de "fraude", pero no aportó pruebas.
Lo último que terminará por contabilizarse será el voto del extranjero, que puede ser decisivo.
Perú eligió este domingo entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo para presidir el país.
Los resultados están poniendo de manifiesto la fuerte división entre la capital, Lima, y el norte frente al interior del país, que ha impulsado el inesperado ascenso de Castillo.
Denuncia de presunto fraude
Ambos candidatos hablaron durante la jornada electoral e hicieron un llamado de prudencia, tranquilidad y respeto.
Este lunes, sin embargo, Fujimori aseguró en una rueda de prensa que han detectado una serie de irregularidades en el proceso electoral realizado el domingo. "Nos preocupa" y es "importante evidenciarlo", dijo, y pidió a los ciudadanos que denuncien los casos que conozcan.
La candidata de derecha atribuyó esas presuntas irregularidades al partido Perú Libre, el de su rival Castillo.
"Hay indicios de fraude en la mesa, que para nosotros es considerado inaceptable. Es algo que es planificado, sistemático, por eso es importante alertar a la ciudadanía para que nos avise si ha habido algún otro suceso", dijo Fujimori.
Fujimori habló de un presunto fraude en los comicios.
Desde Perú Libre rechazaron estas declaraciones en un mensaje en Twitter al asegurar que la formación "jamás recurrió al fraude electoral".
"Por el contrario, siempre fue víctima de este, y pese a todo supimos enfrentar y vencer", escribieron.
Más tarde, el propio Castillo en un mensaje en Twitter aseguró: "Debemos estar atentos para defender la democracia que se expresa en cada uno de los votos, dentro y fuera de nuestro amado Perú. No podemos descansar. Que esta vigilia histórica permita el renacer de un nuevo país".
Perú está profundamente dividido entre dos candidatos opuestos en medio de una triple crisis sanitaria, económica y política.
Los comicios más polarizados en décadas siguen a una tormenta política que provocó que hubiera cuatro presidentes en cinco años, así como protestas y múltiples denuncias de corrupción contra políticos.
Todo ello en medio de la pandemia de coronavirus que tiene a Perú como el país del mundo con más muertes per cápita.
Simpatizantes de Pedro Castillo marcharon este lunes en Tacabamba, donde el domingo votó el candidato de izquierda.
Aún podrían pasar días hasta que haya resultados definitivos y se contabilicen las actas de las zonas más remotas del país y del extranjero.
Ya en la primera vuelta se necesitaron varias jornadas para conocer qué dos candidatos pasaban al desenlace definitivo.
Dos candidatos opuestos
Castillo, un profesor de primaria de 51 años que propone reescribir la Constitución de Perú para fortalecer el papel del Estado en la economía, se ha convertido en la sorpresa de la elección y su ascenso genera incertidumbre a los inversionistas y las élites más acomodadas del país minero.
En un comunicado el lunes, el postulante de izquierda dijo que si gana la presidencia respetarála autonomía del banco central, "que ha realizado una buena labor manteniendo la inflación baja durante más de dos décadas".
Asimismo, reiteró que no han considerado "estatizaciones, expropiaciones, confiscaciones de ahorros, controles de cambios, controles de precios o prohibición de importaciones".
Castillo se presenta como el candidato del pueblo en un momento en el que la pandemia ha agudizado las desigualdades de un país que no ha hecho partícipes a todos del buen momento macroeconómico que disfrutó los últimos años antes de la pandemia.
Keiko Fujimori ha visto cómo en las últimas horas ha perdido su ventaja inicial en el conteo.
Pedro Castillo se desplazó el lunes a Lima para seguir la recta final del conteo.
Fujimori, de 46 años e hija mayor del encarcelado exmandatario Alberto Fujimori, promete mantener el modelo de libre mercado en su tercer intento por llegar al poder y convertirse en la primera mujer presidenta de Perú.
"El cambio en el país lo tiene que buscar gane quien gane, no hay un ganador o perdedor, lo que se tiene que buscar finalmente es la unidad de todos los peruanos. Invoco a la prudencia, la calma, la paz a ambos grupos", dijo el domingo la candidata de derecha antes de hablar de evidencias de "fraude sistemático" el lunes.
Fujimori tiene una acusación fiscal de "lavado de activos" por presuntos aportes irregulares durante anteriores campañas presidenciales que ella niega. Si gana, el caso podría detenerse.
Una dura tarea y un mandato debilitado
La elección se celebra en un momento en que el coronavirus ha desbordado a los hospitales con escasez de suministros y equipos médicos. El gobierno duplicó hace unos días la cifra de muertos por el virus hasta los 180.764 fallecidos, la mayor tasa de mortalidad del mundo por total de habitantes.
Perú además transitó una de sus peores crisis en noviembre de 2020 con tres presidentes en una semana y fuertes protestas que dejaron dos muertos, tras un duro choque entre el Congreso y el Gobierno.
Los peruanos salieron a votar en medio de la triple crisis política, sanitaria y económica que azota al país.
Un resultado electoral demasiado estrecho podría ser puesto en duda por ambos candidatos, según analistas. En la elección de 2016, Fujimori perdió por apenas un 0,24% de los votos ante Pedro Pablo Kuczynski.
La incertidumbre ya está teniendo consecuencias económicas: la moneda peruana, el sol, cayó el lunes a un nuevo mínimo histórico, mientras que la bolsa de Lima se hundió.
Los analistas también afirman que quien gane tendrá un mandato debilitado, dadas las fuertes divisiones existentes en Perú, y se enfrentará a un Congreso fragmentado en el que ningún partido tendrá mayoría, lo que podría paralizar cualquier reforma importante.
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Keiko Fujimori, candidata de Fuerza Popular a la presidencia de Perú, denunció un “fraude sistemático” en el balotaje de las elecciones presidenciales de Perú, al señalar una serie de presuntas irregularidades que atribuye al partido Perú Libre de su rival Pedro Castillo.
“Han venido ocurriendo una serie de irregularidades” en el proceso electoral realizado el domingo, dijo Fujimori durante una rueda de prensa que ofreció por la tarde, en la que fue su primera aparición del día. La candidata derechista pidió además a los ciudadanos que denuncien los casos que conozcan.
“Asimismo hemos notado que ha habido una estrategia para distorsionar los resultados que reflejen la voluntad popular”, agregó, sin ofrecer mayores argumentos.
Durante la conferencia de prensa, la candidata derechista mostró videos en las redes sociales que, según dijo, mostrarían al partido de Castillo aparentemente robando votos.
“Hay una clara intención de boicotear la voluntad popular”, reiteró la candidata.
La candidata se encuentra a 49,7 % en la votación, frente al 50,2 % a favor de Castillo, cuando la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) ha contabilizado el 96 % de actas.
Aún no es posible confirmar la victoria del candidato de izquierdas, que de ganar sería el primer presidente de la República ajeno a las élites limeñas que han dominado la historia del país desde la época de la colonia, pues la distancia es mínima entre los contendientes y las variables del recuento son muy amplias.
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Sin embargo, los márgenes matemáticos para Fujimori, que recoge hasta el momento el 49,83 % de los votos, se reducen a cada momento.
Aún falta por contar la gran mayoría del voto de los peruanos del exterior, varios miles de sufragios en los que, según avanza el recuento, Fujimori obtiene un mayor respaldo.
Pero también faltan otros tantos miles de votos procedentes del interior rural, en donde la votación a favor de Castillo es superior al 80 %.
La carrera pasa entonces por ver si Fujimori es capaz no solo de compensar la distancia que ya la separa de Castillo, sino también el peso del voto campesino que sostiene al candidato del partido izquierdista Perú Libre.
Más aún, Fujimori, hija y heredera política del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), está viendo cómo la votación refleja casi como un espejo las estimaciones de conteo rápido que anoche hizo la encuestadora Ipsos, que otorgó la victoria a Castillo por 0,4 puntos porcentuales.
Hasta la fecha, el conteo rápido de Ipsos nunca ha fallado a la hora de predecir al ganador electoral en Perú.
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Para la candidata esta situación es, hasta el momento, un dejà vu, pues hace cinco años perdió el balotaje ante Pedro Pablo Kuczynski por apenas 40.000 votos, tras meses de haber ido por delante en las encuestas y pese a llegar con ventaja a la noche electoral.
Fujimori, que también perdió en segunda vuelta las elecciones presidenciales de 2011 frente a Ollanta Humala, afrontará con casi total seguridad si es derrotada un juicio por el delito de lavado de activos por el que la fiscalía pide más de 30 años de cárcel.
Esta situación legal ha sido una de las losas de su campaña en la que su impopularidad ha sido uno de los ejes centrales.
Por ese motivo, planteó esta elección como un referéndum entre “libertad y comunismo” y en defensa del modelo económico neoliberal instaurado por su padre, lo que polarizó toda la campaña.








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