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No es que este robot sea el más rápido en resolver el cubo de Rubik, es que ha aprendido a hacerlo solo

En el mundo hay decenas de robots que resuelven el mítico cubo de Rubik en cuestión de segundos, pero todos ellos están programados con todas las instrucciones necesarias para resolverlo. En OpenAI han hecho algo un poco diferente. Le han dado el cubo a un robot capaz de aprender.
El robot no es más que una mano de apariencia y dimensiones humanas, y dotada de sensores de presión que imitan el tacto de una persona. La mano existe desde hace años, lo que es enteramente novedoso es el software que lleva detrás. Se trata de dos redes neurales de aprendizaje diseñadas no solo para aprender una determinada acción (en este caso una tan compleja como resolver el cubo de Rubik) sino además para hacerlo bajo condiciones que no estaban previstas durante su aprendizaje, como tener varios dedos atados, llevar guantes o sufrir los porrazos de un animal de peluche.





El objetivo de este extraño experimento va mucho más allá de simplemente resolver el cubo de Rubik. El objetivo de OpenIA es desarrollar algoritmo capaces de aprender tareas complejísimas por sí mismos improvisando como lo haría una persona. En este caso, los algoritmos comenzaron sin siquiera saber cómo mover los dedos para manipular el cubo con una sola mano sin que se caiga. Es una habilidad que una persona puede tardar semanas en adquirir. El robot lleva en ello desde mayo de 2017 y aún no es capaz de completar la tarea más que dos de cada diez veces. Aún así, la destreza que muestra es fascinante y un poco perturbadora a la vez.


¿Para qué sirve todo esto? 

La respuesta es muy simple: para tener robots capaces de manipular objetos con la misma destreza que un ser humano. 

Nuestras manos son el resultado de millones de años de evolución, y son unos instrumentos que la ciencia aún no ha logrado replicar en un robot. 

Normalmente los robots se diseñan y fabrican con una tarea determinada en mente, sea mover objetos de un lado a otro con total precisión o darles la vuelta, pero no para varias cosas a la vez. 

El software desarrollado en este experimento puede ser la base para una nueva generación de algoritmos para robots que les permitan aprender a moverse como un ser vivo e incluso adaptarse en caso de que se presenten inconvenientes. [OpenAI]

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