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Esposo atribuye a un accidente la muerte de Eunice y descarta versiones que han circulado acerca del suceso


En esta foto de archivo Eunice da las gracias luego de recibir un reconocimiento, al lado su esposo señor Bolívar Piña
En esta foto de archivo Eunice da las gracias luego de recibir un reconocimiento, al lado su esposo señor Bolívar Piña
El señor Bolivar Piña, quien era esposo de la recién fallecida empresaria Eunice de la Rosa Cabreja, atribuyó a un accidente la muerte de su cónyuge, no a un suicidio como se ha difundido.
En conversación con el director de este medio informativo, el señor Piña descartó todas las versiones que han circulado desde el momento que se produjo el suceso.
Afirmó que en razón de que sus hijos son adolescentes, las armas de fuego que tienen con permiso legal para protegerse, él y Eunice con cierta frecuencia la trasladaban de un lugar a otro tratando de mantenerla oculta a nuestros hijos de 17 y 15 años de edad quienes como adolescentes podían inventar y hacer cualquier travesura si la hallaban.
“Estoy seguro que esta tragedia fue un accidente, pudo ocurrir que Eunice intentó mover la pistola y la escopeta del último lugar donde la teníamos y de manera accidental se le disparó escopeta”.
Consideró como simples especulaciones todas las diferentes versiones que han circulado acerca de las causas del suceso.
Piña describió a Eunice como una persona amante de su familia, de profunda fe cristiana, solidaria y muy comunicativa.
“Descarto la versión de problemas económicos, pues Eunice además de experta en contabilidad era muy organizada y sabía negociar deudas, hacer acuerdos de pagos y manejar las finanzas de la empresa”.
“Como esposos siempre andábamos juntos, en compañía de nuestros hijos, fuimos una pareja muy estable, de respeto y admiración recíproca”, expresó el señor Piña.
Explicó que “Eunice llevaba dieta por prescripción médica en el tratamiento de riñón. Este cambio en la alimentación pudo adelgazarla, pero su condición de salud estaba bajo control y nunca percibe de ella ninguna señal de alerta de que pudiera ocurrir algo”, sostuvo el señor Piña.
“Nadie esperaba esta tragedia. Yo me encontraba en la Universidad Católica Nordestana donde estudio derecho; Navil había salido a practicar baloncesto a la cancha y Kalil llenaba en el computador una aplicación para estudiar en una universidad de Singapur donde teníamos previsto viajar el 30 de agosto y a mi me llamaron a la universidad”, afirmó.
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