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¿De dónde vienen esas misteriosas luces flotando en el cielo de Texas desde hace más de un siglo?

La primera vez que alguien las mencionó fue en 1883. Un vaquero llamado Robert Reed describió unas extrañas luces parpadeantes mientras se encontraba en las inmediaciones de la ciudad de Marfa (Texas). Hoy los investigadores han sido capaces de descifrar la mitad del misterio. Aunque falta la otra mitad.
Cuando Robert Reed descubrió las luces sobre el desierto a las afueras de la ciudad asumió que serían parte de las hogueras de los Apache que poblaban la zona. Unas semanas más tarde Reed fue informado por varios personas que habían visto algo parecido. El caso llegó a investigarse y no encontraron cenizas u otra evidencia de una fogata.
Pasaron los años y llegamos hasta la Segunda Guerra Mundial, momento en el que las luces vuelven a ser noticia. Cuentan que los pilotos del campo aéreo cercano que tenía el ejército también avistaron el fenómeno. Los pilotos intentaron localizar la fuente de las luces pero tampoco dieron con el enigma.
A partir de entonces las denominadas como luces de Marfa pasaron a formar parte de las leyendas de los amantes de lo paranormal. Entre otras historias se atribuía la llegada de las luces a fantasmas o naves espaciales de alienígenas. En los 70 los turistas comenzaron a llegar al enclave en busca de esas luces mágicas que nadie acertaba a descifrar. Los lugareños también crearon su propia leyenda y cuentos populares. Ellos afirmaban que se trataba de una linterna que llevaba el fantasma de un jefe apache que fue asesinado en las llanuras. Había que encontrar la verdadera razón. ¿De dónde demonios venían?

Explicaciones al misterio




A comienzos del nuevo milenio se llevaron a cabo varios estudios. Se sabía que las luces no eran especialmente grandes, normalmente del tamaño de un puño, quizás algunas del tamaño de una pelota de baloncesto. El color del fenómeno era entre amarillo y blanco, similar a una estrella. Además, se movían lentamente.
Más datos. Las luces aparecen claramente en las noches despejadas y muy claras. Lo hacen sobre las llanuras a las afueras de la ciudad en un paisaje desértico de montañas, un área salpicada de los típicos cactus de la zona en cuyo horizonte se divisan los picos de la montaña de Chinati.
Así llegamos hasta el 2011, momento en el que el investigador Karl Stephan y sus colegas publican un estudio en el Journal of Atmospheric and Solar-Terrestrial Physics que arrojaba por fin “luz” sobre el misterio. Las luces salían de los faros de los coches que cubrían la autopista 67, una vía que se encontraba a unos 20 kilómetros al sur de la zona de visualización.
Usando espectrómetros extremadamente sensibles infrarrojos y ultravioleta encontraron que las condiciones atmosféricas fuera de Marfa eran únicas. Tanto, que eran capaces de deformar las luces que venían de la carretera mientras viajaban.
Sea como fuere e incluso dando por válida la primera teoría de Stephan de los coches, hay algunas partes del misterio que siguen sin explicarse. ¿Qué ocurría cuando no existían los coches? El propio Stephan reconoce que existen múltiples informes sobre las luces en las llanuras que no coinciden con la descripción de las luces de los faros.
El investigador habla de avistamientos del fenómeno donde las luces se mueven rápido, hacia delante y hacia atrás, para luego desaparecer repentinamente. Según Stephan :
Varios investigadores me han asegurado que las han presenciado y que han estado lo suficientemente cerca como para demostrar que hay alguna estructura dentro de las luces inusuales que no son sólo faros.
Han pasado más de 100 años y seguimos sin una respuesta científica que responda al misterio completo que envuelve a las luces de Marfa.

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