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El Big Papi llega encendido a su último Juego de Estrellas


Stanton le arrebata el título a Todd Frazier en el Derby de Jonrones
SAN DIEGO. Giancarlo Stanton, de los Marlins de Miami, impresionó el lunes con su poderío y destronó a Todd Frazier, de los Medias Blancas de Chicago, en el Derby de Jonrones.
Stanton impuso un récord, con 20 bambinazos en la primera ronda del concurso, incluidos dos que depositaron la pelota en el tercer piso del edificio de la Western Metal Supply Co, que se yergue detrás del jardín izquierdo del Petco Park.
Otros dos leñazos colocaron la esférica justo debajo de la pizarra electrónica, también en el bosque izquierdo.
Frazier, quien ganó la competencia en 2015, sonó 13 cuadrangulares en la última ronda.
Stanton podrá buscar la defensa de su título el año próximo, cuando los Marlins serán anfitriones del Juego de Estrellas.
El edificio referido sirvió como uno de los mejores blancos en la historia del Derby. Se unió al almacén de Camden Yards, en Baltimore, sede de la competencia en 1993, y al cuerpo de agua conocido como McCovey Cove, frente al AT&T Park de San Francisco, que albergó el Juego de Estrellas en 2007.

El Big Papi llega encendido a su último Juego de Estrellas


SAN DIEGO. David Ortiz se apresta para participar en su último Juego de Estrellas, pero dice que no está para nostalgias. Tiene razón, con el talento que prodiga a sus 40 años, su presente es tan brillante que refrena cualquier impulso por mirar al pasado.
El toletero dominicano no será uno de esos jugadores que disputen su último clásico de mitad de temporada como una figura más bien simbólica, a la que deben rendirse honores pese a que sus mejores años han pasado. De hecho la primera mitad de su campaña ha sido espectacular, incluso para sus estándares.
Acumula 22 jonrones, 72 carreras producidas y 91 imparables en 292 turnos, para un promedio de .426 y un slugging de 1.107.
“No hay nostalgia, creo que yo he alcanzado cosas muy bonitas, que no todos los jugadores pueden alcanzar, he gozado mi carrera y todo marcha a plenitud”, comentó Ortiz el lunes, en su encuentro con la prensa, un día antes del Juego de Estrellas. “Me siento bien, ahora mismo, disfrutando este último Juego de Estrellas que será para mí... Más que contento por pertenecer a ese roster de la Liga Americana y por la temporada que estamos teniendo con Boston”.
El “Big Papi” no está esperando homenajes durante el encuentro. Quiere pasarla bien.
“Trataré de divertirme y de cerciorarme de hacer lo mejor posible. Pasan muchas cosas buenas en el Juego de Estrellas”, comentó.
Pero en lo que resta de la temporada, sus miras son altas. Tanto, que podría lograr la mejor campaña de despedida que se haya registrado en la historia de las mayores.
La mayoría coincide en que ese honor corresponde hasta ahora al legendario Ted Williams, quien se despidió del béisbol en 1960, a los 41 años, con un promedio de .316, 29 vuelacercas y 72 impulsadas. Ortiz ya lo alcanzó en uno de esos rubros, y los otros parecen a su alcance.
“Como cada año, me preparé para hacer las cosas de la manera correcta”, aseguró el toletero de Santo Domingo. “Estoy orgulloso del equipo que tenemos, esa es una de las principales razones por las que han salido bien las cosas. Mis compañeros que están aquí en el Juego de Estrellas son una de esas razones. Esos chicos tienen mucho que ver con todo esto”.
Esos compañeros incluyen a Xander Bogaerts, Mookie Betts y Jackie Bradley en el equipo titular de la Liga Americana. Y el consejo de Ortiz para ello es que “disfruten el ambiente y que su familia disfrute también”.
Después habrá que ponerse más serio para perseguir las otras metas, entre las que Ortiz destaca la conquista de un título.
“Tendremos que concentrarnos en hacer las cosas”, dijo. “Yo tengo que seguir ayudando a que lleguemos a los playoffs y nos coronemos campeones”.
Así que nada de nostalgia, sólo muchos objetivos por cumplir. Eso sí, Ortiz recuerda haber visto de niño el Juego de Estrellas.
“Mi jugador favorito era Kirby Puckett”, rememoró. “Pero nunca pude comprarme su jersey”.
Ahora, el jersey de Ortiz es el más vendido en San Diego, una reliquia de un pelotero al tope de sus facultades.

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