Hay un 1% de celíacos entre la población, según las estadísticas
oficiales. Además, se ha puesto de moda entre algunos aficionados a las
tendencias nutricionales comer sin gluten. ¿La razón? Su creencia
en que, pese a no ser alérgicos, su bienestar mejorará si dejan de
tomarlo… Para todos ellos, traemos malas noticias. Un vistazo a los
productos sin gluten del supermercado trae la desoladora conclusión de
que las versiones aptas para celíacos contienen más grasa que sus homólogas ‘normales’.
Este preocupante dato lo destapaba la revista ‘The Grocer’,
que apuntaba con el dedo hacia el preocupante contenido en grasa de los
productos sin gluten en los supermercados británicos. Además, en muchas
ocasiones, superaban con mucho la cantidad de azúcar contenido en
aquellos que sí llevan gluten.
Las mayores diferencias se encontraron en el pan.
En algunos casos, las cantidades eran siete veces superiores a las
hogazas que sí llevan gluten. En supermercados populares, como Tesco, el
contenido era el triple en el pan para celíacos y en Sainsbury, hasta
cuatro.
Hemos
querido comprobar si esto es exclusivo de los supermercados británicos o
si, por el contrario, se trata de un fenómeno global. En los supermercados españoles, nos hemos encontrado con una conclusión parecida,
si bien las diferencias no son tan pronunciadas. Por ejemplo, el pan
Schär cereales sin gluten se va hasta los 6,2 gramos de grasa por cada
100, mientras que el pan Special Line sin gluten alcanza los 5,9 gramos
por cada 100.
En el apartado de los panes con gluten,
el blanco de Panrico presenta 2,6 gramos de grasa por cada 100 gramos,
mientras que el de El Corte Inglés se sitúa en los 3,2 por cada 100. Es
decir, en ambos casos, representan la mitad prácticamente de la encontrada en los panes aptos para celíacos.
¿Por
qué sucede esto?, ¿hay alguna explicación lógica? Según expertos
consultados por The Grocer, uno de los problemas con los productos para
celíacos es que, en ocasiones, los fabricantes se ven obligados a introducir grasas de diferentes tipos para mejorar el sabor y la textura
de los mismos. Aquí nos encontramos con un problema de base para los
celíacos, porque se ven obligados a comer alimentos ‘mejorados’ con más
grasas, pero también para los que eligen una dieta sin gluten sin
necesitarlo, porque muchas veces lo hacen en busca de más salud y el
resultado es el opuesto, tal y cómo hemos visto. En cualquier caso,
mejor echar un ojo al etiquetado siempre, que luego llegan las
sorpresas…




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