Era el año 1999 cuando un grupo de investigadores comienza un experimento que recuerda a la mítica escena de La Naranja Mecánica
donde Alex es sometido a una sucesión de imágenes con los ojos
abiertos. Con una ligera diferencia: en vez de una persona, los
investigadores tienen a un gato. Así comenzaba el experimento que
buscaba ver a través de los ojos de un felino.
El resultado del experimento lo podemos ver en la imagen a continuación y estuvo liderado por la profesora de neurobiología en la Universidad de California Yang Dan. Y es que a lo largo de la historia científica los felinos han sido uno de los animales más utilizados como banco de pruebas y experimentos, principalmente porque el cerebro de los gatos se aproxima al cerebro humano, razón por la que la ciencia ha defendido las pruebas que podrían descubrir avances en áreas como la oftalmología o la neurología.
Nicholas Dodman, científico que estudia a los felinos, apuntaba en el libro What Philosophy Can Tell You About Your Cat que los gatos tienen todas las regiones de su cerebro conectadas igual que los humanos, y que además utilizan neurotransmisores idénticos para enviar información. El científico explicaba que los felinos cuentan con lóbulos frontales, occipitales, temporales y parietales en su corteza cerebral al igual que los humanos, lo que suponía que esas partes del cerebro estaban compuestas de materia gris y blanca, también como nosotros.
El resultado del experimento lo podemos ver en la imagen a continuación y estuvo liderado por la profesora de neurobiología en la Universidad de California Yang Dan. Y es que a lo largo de la historia científica los felinos han sido uno de los animales más utilizados como banco de pruebas y experimentos, principalmente porque el cerebro de los gatos se aproxima al cerebro humano, razón por la que la ciencia ha defendido las pruebas que podrían descubrir avances en áreas como la oftalmología o la neurología.
Nicholas Dodman, científico que estudia a los felinos, apuntaba en el libro What Philosophy Can Tell You About Your Cat que los gatos tienen todas las regiones de su cerebro conectadas igual que los humanos, y que además utilizan neurotransmisores idénticos para enviar información. El científico explicaba que los felinos cuentan con lóbulos frontales, occipitales, temporales y parietales en su corteza cerebral al igual que los humanos, lo que suponía que esas partes del cerebro estaban compuestas de materia gris y blanca, también como nosotros.
El experimento llevado a cabo por Yang y su equipo
fue el primero de estas características, aunque probablemente conectado y
como consecuencia del que llevaron a cabo en 1960 David Hubel y Torsten
Wiesel y por el que consiguieron el Premio Nobel como contribución a la
neuropsicología visual. En este caso a través del estudio
con un gato recién nacido. Los científicos cosieron un ojo del gato
para investigar lo que ocurría durante los siguientes seis meses
utilizando la vista en tan sólo uno de los ojos. Trataban de averiguar
el efecto de la visión unilateral en la corteza visual primaria del
cerebro.
Los investigadores concluían que el cerebro sólo
puede tener una pequeña oportunidad para el desarrollo de la visión
binocular cuando se dan casos de estrabismo. De acuerdo al trabajo
realizado se sugería que si el cerebro en desarrollo no está expuesto a
imágenes superpuestas de los dos ojos, jamás va a formar las conexiones
que necesita para procesar una escena tridimensional. Finalizaban
afirmando que estas puertas se cierran temprano, y que por tanto son de
suma importancia.
Dos años antes, en 1958, Hubel y Wiesel habían implantado
un microelectrodo en el ojo de un gato llevando a cabo una prueba
experimental similar a la de Yang. El gato estaría atado con la idea de
obligarle a ver un conjunto de imágenes y la finalidad del experimento
era averiguar de qué forma el cerebro puede desarrollar imágenes
visuales complejas a partir de un estímulo visual simple. En este caso
el estudio fue clave para el desarrollo del algoritmo computacional SIFT (1999).
Ni Hubel ni Wiesel ni Dodman fueron los únicos que han experimentado con felinos antes que Yang, pero posiblemente sí han sido los más importantes en cuanto a avances.
Imágenes a través de los ojos de un gato
Era el año 1999 y la idea de la profesora de la Universidad de California era la de avanzar en un campo que podría ayudar en el futuro a desarrollar una tecnología marcada por los ojos artificiales. La investigación por tanto partía de la teoría de una tecnología que mejorara la vida de los ciegos o incluso la posibilidad de grabar vídeos de lo que estamos viendo.
El equipo de científicos conectó el cerebro de un
gato a un ordenador para crear imágenes de lo que el animal estaba
viendo. A continuación lo obligaron a mirar a la pantalla que mostraba
diferentes escenas. Trataban de golpear ligeramente en el cerebro del
animal y ver directamente a través de sus ojos. Para ello habían
insertado electrodos de fibra en el centro de procesamiento de visión
del cerebro del gato.
Los electrodos miden la actividad eléctrica de las células del
cerebro y transmiten esta información a un ordenador cercano, que a su
vez decodifica la información y la transforma en una imagen visual.
Mediante el registro de la actividad eléctrica de las neuronas en el
tálamo, una región del cerebro que recibe las señales de los ojos, los
investigadores fueron capaces de ver las formas que apreciamos en las
imágenes y en el vídeo final.
Según explicaron en la investigación, el equipo
utilizó lo que describieron como una “técnica de decodificación lineal”
para convertir las señales de las células estimuladas en imágenes
visuales. En total fueron 11 experimentos donde se monitorizaron 177
neuronas del tálamo que respondían a la luz o la oscuridad construyendo
una imagen en blanco y negro del campo visual de la retina del gato.
Como se estimularon las células del cerebro, la imagen de lo que el gato
veía se reconstruía.
Por ejemplo una prueba fue con una cara. Aunque la
imagen reconstruida era más bien difusa, se puede observar claramente
que se trata de una versión de la escena original. Los investigadores
señalaron que era posible obtener una imagen más clara accediendo a más
neuronas. Los otros ejemplos utilizados fueron dos escenas de bosques
donde predominaban los troncos como objetos prominentes.
Finalmente exponían que el trabajo había sido capaz de conectar directamente con el cerebro y extraer una imagen visual, lo que supone producir una “interfaz del cerebro” que podría permitir en el futuro el control de órganos artificiales y tecnologías avanzadas únicamente con el pensamiento. De la misma forma, la profesora Yang mantenía como “concebible” que con el tiempo se pueda grabar lo que una persona ve a través de otra persona, ya sea en tiempo real o imágenes de fechas anteriores.
Cómo ve el mundo un gato
Este tipo de estudios, en constante conflicto con organizaciones y defensores de animales como PETA, ha tenido una gran variedad de pruebas, muchas de dudoso resultado, otros grandes avances que han servido para lograr hitos en la ciencia médica.
Hoy sabemos mucho más acerca de los gatos y el mejor ejemplo de ello lo tenemos en las representaciones de las que hablamos en el 2013 cuando el artista Nikolay Lamm,
en un trabajo en conjunto con un equipo de biólogos y veterinarios,
explicaba cómo es el mundo a través de los ojos de un gato. Son imágenes
retocadas a partir de fotografías que recrean su visión de 200 grados
(la nuestra es de 180).
El gato tiene dos tipos de células en el interior
de los ojos, los conos (son minoría) y bastones (son mayoría).
Precisamente los bastones captan más luz pero a la vez se saturan cuando
hay demasiada y no son sensibles al color. Por eso los gatos ven mejor
en la oscuridad (seis veces más que los humanos) y a la luz del día ven
demasiado “claro”. En cuanto al color, los investigadores consideran que
los gatos son dicromáticos y que en general su visión muestra ausencia
de colores rojos. Les dejamos con el resto de imágenes de Lamm.








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