Cuando
se trata de una relación de pareja, existen algunas cosas que pueden
compartirse, como las botellas de vino y los baños de burbujas, pero hay
otras que no.
De
hecho, existe una buena razón por la cual en tu primera cita no hablas
de tus contraseñas, las conquistas pasadas, tus necesidades corporales y
tus complejos. Por tanto, si quieres mantener intacta la sensación de
ese ‘primer día’, será mejor que mantengas esa puerta cerrada, y que
también cierres la del baño cuando estás dentro.
1. Tu cepillo de dientes
¿Recuerdas
la primera vez que despertaste en su casa y tuvo que prestarte su
cepillo de dientes porque no llevaste tu neceser pues estabas convencida
de que ibas a ‘esperar’?
Sí,
en aquel momento pudo haberte parecido un gesto sexy y romántico ya que
tu pasión era más fuerte que el aliento matutino. Sin embargo, mientras
usas su cepillo de dientes lo último que quisieras descubrir es una
botella de enjuague bucal terapéutico. La gingivitis no es atractiva.
2. Tu rutina de belleza
¿Recuerdas
la escena de la película “La boda de mi mejor amiga” en la que Kristen
Wiig se escabulle al amanecer de la cama para arreglarse el cabello y
maquillarse y luego vuelve a meterse en la cama para que cuando su
pareja despierte la vea preciosa? Bueno, en realidad es un poco
exagerado.
No
obstante, siempre debes mantener un poco de misterio. Lo que sucede
detrás de la puerta del baño debe permanecer detrás de la puerta del
baño, sobre todo a la hora de depilarse.
3. Tu contraseña
Todos
hemos pasado por eso, ese momento incómodo en el que tu pareja quiere
usar tu portátil y lo tienes protegido con contraseña. Quieres ser
totalmente sincera para que piense que confías en él y que no tienes
nada que ocultar. Pero, ¿qué sucede si no confías en él o tienes algo
embarazoso en el portátil? Es mejor no arriesgarse.
4. Las parejas con las que te has acostado
Si
deseas seguir teniendo relaciones sexuales apasionadas, como al inicio
de la relación, te sugerimos que dejes las antiguas conquistas fuera de
la habitación. No importa lo bien que se conozcan, es probable que uno
de los dos desvele un secreto que genere ‘horror’ o celos en el otro, o
peor aún, ambas cosas. En estos casos, la ignorancia es la clave de la
felicidad.
5. Tus sentimientos hacia su madre
Es
probable que tu pareja se queje ocasionalmente de su madre o quizá
hasta lo haga con frecuencia, pero no hay duda de que su estado de ánimo
cambiará inmediatamente si eres tú la que opinas al respecto. Freud
quizá exageró un poco pero estaba en lo cierto cuando afirmó que el
vínculo entre una madre y su hijo es único. Si entras en ese espacio
sagrado, estás en peligro.
6. El estado de tu cuenta bancaria
Muchas
mujeres suelen escabullirse escaleras arriba con sus compras para
quitarles las etiquetas de los precios antes de mostrárselas a su novio.
Recuerda ocultar también los recibos.
No
se trata de que no puedas gastarte el dinero que has conseguido con
tanto esfuerzo en esos zapatos, pero él no va a entender por qué has
gastado el equivalente a un vuelo a París en el enésimo par de tacones
rojos. Por esa misma razón, será mejor que guardes el estado de tu
cuenta bancaria junto a tus recibos.
7. El mal comportamiento de tus amigas
Quizá
te resulte divertido enterarte de que tu mejor amiga se despertó el
sábado por la mañana sin tener ni idea de en qué cama estaba y sin
recordar nada de la noche anterior, pero para tu novio puede ser una
señal de alarma, sobre todo la próxima vez que tú y tu amiga decidan
salir por la noche. Para él, los comportamientos de tus amigas son un
punto de comparación con tu propia conducta, así que mientras menos le
cuentes sobre ese tipo de indiscreciones, mejor.
8. Fotos de vacaciones con tus ex parejas
Aunque
elimines todas las fotos en las que aparece tu ex y solo le muestres
aquellas en las que aparecen playas de arena blanca, puestas de sol
impresionantes y templos budistas, en su mente él solamente verá una
cosa: a ti y a tu ex, ese Adonis que lo vuelve loco, disfrutando de unas
vacaciones con sexo apasionado. Así que si quieres evitar problemas,
mejor guarda esas fotos en el desván y céntrate en tomar fotos nuevas.
9. Tu consumo de calorías
Es
probable que hayas pasado tanto tiempo estudiando las tablas de
contenido nutricional de los envases de alimentos que puedas llevar la
cuenta exacta de las calorías que consumes como si fueras una experta
jugadora de Mastermind, pero no esperes que él comparta tu entusiasmo.
Hacerle notar la cantidad de grasa que come cada vez que se lleva una
hamburguesa a la boca solo lo supera el hecho de que pidas una ensalada y
luego te comas sus patatas fritas.
10. Tu peso
Al
contrario de lo que piensas, a tu pareja no le importa mucho tu peso.
Dar saltos de alegría en la habitación y anunciarle que pesas 63 kilos
solo servirá para que entre en pánico. Él no sabrá si es una buena o
mala noticia, si has perdido o ganado peso, pero es consciente de que
aunque no haga ningún comentario, si tan solo levanta una ceja en señal
de crítica podría meterse en problemas. Así que por el bien de ambos,
mantén tu peso en secreto.
11. Tus celos
Desgraciadamente,
los celos pueden convertirse en una profecía autocumplida. Cuanto más
celosa e insegura te sientas, más malhumorada y dependiente parecerás y
así solo conseguirás alejar a tu pareja. Cuanto más distante lo notes,
más aumentarán los celos y la inseguridad, y así continúa el ciclo.
Se
trata de una espiral descendente y poco saludable, y la única manera de
cortarla de raíz es silenciar a ese monstruo verde que vive en tu
interior y convertirte en una mujer súper relajada e indefensa, o al
menos parecerlo. Así lo mantendrás tan tranquilo que no tendrás razón
para estar celosa.
12. Tus necesidades corporales
Cada
relación llega a un punto, por lo general cuando viven juntos, en el
que te encuentras sentada en el retrete haciendo pis mientras él está a
tu lado cepillándose los dientes. Y ahí es exactamente donde debes poner
los límites. Fuera de eso, todo lo demás es sagrado.


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